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martes, 18 de octubre de 2016
La noche de una semana difícil
Por: Alejandro Salmón Aguilera
Media noche del 4 de octubre del año 2016. Ese momento “bisagra” entre el día que finaliza y el que comienza marcaba
también un cambio de gobierno y de época en la política chihuahuense, porque
terminaba el período de gobierno de César Duarte Jáquez, uno de los
gobernadores más polémicos de los últimos años, y el de Javier Corral Jurado,
el segundo panista en alcanzar ese cargo.
La formalidad del inicio del gobierno de
Corral tendría lugar horas más tarde, al filo de las 11:00 de la mañana, cuando
el Congreso del Estado le tomara protesta como el gobernador número 190 en la
historia del estado, pero en la práctica, su administración arrancaba en
aquella media noche.
Todo parecía ir normal con el procedimiento del traslado de los mandos
policiacos, momento en el cual se estrenaba, además, un modelo de gobierno
digital que transmitiría en tiempo real algunas de sus acciones más
trascendentes. Ahí, en ese preciso momento, comenzaron las complicaciones de un
gobierno que arrancaba con un enorme bono democrático, el cual comenzaría a
erosionarse con el sorpresivo nombramiento de Javier Benavides al frente de la
Policía Estatal.
En el video aparece, inicialmente, Carlos
Angulo, titular de la recién creada Coordinación de Política Digital y
Gobierno Abierto, quien en ese momento presentó a Javier Benavides como
Director de la Policía
Estatal Única.
El nombramiento era apenas el inicio de
una confrontación que habría
de empañar la misma toma de protesta del gobernador
que había sacado a César Duarte del Palacio de Gobierno, y había, además, desempolvado
una serie de expedientes que tendían una sombra de duda sobre el nuevo jefe
policíaco.
“Cuando recibas
esta carta sin razón…”: Chava Flores
Javier Corral venía de ganar la elección de gobernador con un amplio margen de
votación frente al candidato del PRI, Enrique Serrano Escobar, quien para
muchos equivalía a dar continuidad de César Duarte Jáquez al frente del
gobierno de Chihuahua.
Su triunfo en sí mismo representaba un
bono democrático; su llegada al gobierno, una expectativa de cambio; su
presencia en el Palacio de Gobierno, una desvinculación del pasado reciente.
Era un auto a toda velocidad.
El problema inició desde dos días antes de
la toma de protesta, el sábado 1 de octubre del 2016, cuando sesionó por
primera vez la 65ª Legislatura, dominada, aunque sin mayoría, por el Partido
Acción Nacional.
En una sesión que parecía de rutina, donde
prácticamente se trataría el tema del cambio de poderes programado para el 4 de
octubre, el grupo parlamentario del PAN presentó una iniciativa para reformar
la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, con el objeto de crear cinco dependencias
nuevas, algunas de ellas ya existentes pero que se convertirían en secretarías
o consejos estatales.
Así iba a presentarse la primera gran
discordia entre el grupo parlamentario del PAN y el mismo gobierno en ciernes
de Javier Corral con el Partido Revolucionario Institucional, el PRI.
Se proponía crear las secretarías y nuevas
instancias de gobierno, como la Coordinación Ejecutiva de Gabinete, una de
Asesores y Proyectos Especiales, y una de Política Digital y Coordinación de
Gobierno Abierto.
Además, el Instituto Chihuahuense de la
Cultura se transformó en
Secretaría de Cultura; se le dio nueva vida a la
Secretaría de Desarrollo Municipal; la Contraloría del Estado se transformó en Secretaría de
la Función Pública, y la de Economía en “Secretaría de Innovación y Desarrollo
Económico; mientras que la Coordinación Estatal de la Tarahumara se convierte
en Comisión Estatal para los Pueblos Indígenas.
Nada de eso estaba hablado ni con los
diputados propios, como quedó demostrado en un correo electrónico enviado a los
integrantes de la bancada panista, en el cual se les indicaba que “tenían qué aprobar”
la iniciativa redactada por Enrique Acosta.
El mensaje, enviado por correo electrónico
a todos los integrantes de la bancada panista, decía textualmente: “Por instrucciones del Diputado Miguel La Torre, y de parte del
Licenciado Enrique Acosta, remito para su conocimiento el dictamen que se
aprobará el día de mañana en sesión”. Hasta
ese momento, Enrique Acosta era jefe de asesores del grupo legislativo del PAN;
una semana después, sería electo secretario de Asuntos Legislativos.
Apenas se presentó la iniciativa, Karina Velázquez, coordinadora del grupo
parlamentario del PRI, subió a la tribuna para anunciar que las diputadas de su
partido se abstendrían de votar, ya que la modificación a la Ley Orgánica no
fue producto de un consenso, ni con la anterior legislatura, ni con la actual.
Primer desencuentro con la bancada priista.
El día de una noche
difícil
Horas después de la ya mencionada
presentación de Javier Benavides como titular de la Policía Estatal Única, se
produciría la primera crisis de gabinete del incipiente gobierno de Javier
Corral.
Antonio Pinedo, quien había sido el vocero
de la campaña del panista y encargado de recibir toda la información relativa a
la Coordinación de Comunicación Social, no había sido enterado de que el hombre
que lo demandó y por cuya causa pisó la cárcel era su nuevo compañero de
gabinete.
La pugna entre ambos inició en el año de
2000, cuando la revista “Semanario”, fundada y dirigida por Antonio Pinedo,
publicó un reportaje donde se daba cuenta de una presunta vinculación con el
crimen organizado de Javier Benavides, entonces, Secretario de Seguridad
Pública en el municipio de Juárez.
Benavides reaccionó con una demanda penal
por difamación en contra de Pinedo y también contra el reportero Luis
Villagrana, autor de la nota. La demanda
corrió a una velocidad inusitada, al grado que, a poco de presentada, Pinedo ya
estaba detenido y obligado a pagar una fianza 1,590 dólares, unos 30,200 pesos
de hoy, para poder salir de prisión.
De regreso al 4 de octubre del 2016, casi
al medio día, y cuando Corral pronunciaba su primer discurso como gobernador
constitucional del estado, Antonio Pinedo, se ausentó notoriamente del evento
en el que jugaba un importante papel par su difusión.
El hasta ese momento vocero de Javier Corral
creo confusión con su presunta renuncia; el caso trascendió en redes sociales y
en medios electrónicos de comunicación, a grado tal de opacar la nota de la
toma de protesta de Javier Corral.
La crisis de gabinete duró varios días,
durante los cuales, ni se sabia con certeza de la renuncia de Pinedo, ni se removió
a Benavides del cargo.
“Me sobra mucho,
pero mucho corazón”: Emma Elena Valdelama
El segundo gran traspié de la
administración llegaría al día siguiente, 5 de octubre de 2016, durante la
ceremonia de toma de posesión del rector de la Universidad Autónoma de
Chihuahua, la UACh, Luis Fierro Ramírez.
Meses antes de ese acto, en tiempos de
campaña, varios candidatos a gobernador habían ofrecido eliminar las cuotas de
ingreso a las universidades públicas. Con diferencias de matiz, Enrique
Serrano, del PRI y partidos aliados; Javier Corral, del PAN y Javier Muñoz, de
MORENA, había anunciado que, de ganar las elecciones, el ingreso y permanencia
de la UACH o UACJ sería
gratuito.
Pasadas las fechas electorales, cuando
Luis Fierro ofreció su primera conferencia de prensa como rector electo,
puntualizó que la eliminación, reducción o incluso incremento de las cuotas era
una decisión únicamente de los universitarios, y dijo con todas las letras que
la UACh no estaba en condiciones de retirar esos cobros.
El tema de las cuotas de la UACh, ubicadas
entre las más altas de todas las universidades públicas del país, según lo
había reconocido el propio Fierro, estaba hasta ese momento en el campo del
Consejo Universitario.
El problema para el nuevo gobierno es que,
un día antes, el recién nombrado secretario de Educación y Deporte del Gobierno
del Estado, Pablo Cuarón
Galindo, no sólo descartó, sino que hasta descalificó
aquella propuesta de campaña: “fue una promesa que se hizo con el corazón, pero
no con la razón”, dijo.
“…puedes manejar mi
auto”: Lennon & McCartney
Corral, al igual que casi todos las
candidatas y candidatos que estuvieron en campaña en la capital del estado,
habían ofrecido eliminar el sistema de foto-infracción, también llamado
“foto-multa”, el cual estaba contemplado en el artículo 99 de la Ley de
Vialidad.
Antes de irse, la 64ª Legislatura,
dominada por el PRI y sus aliados, derogaron el artículo que permitía la
foto-multa y, con ello, se terminó el programa, a pocos días de que cerrara la
administración de César Duarte.
El tema había quedado zanjado hasta que
circuló en redes sociales un video donde aparecía el gobernador Corral hablando
de la foto-multa y su posible re-instauración, como una medida preventiva, más
que recaudatoria.
En el video, el gobernador dijo
textualmente:
“El consejo
consultivo de vialidad convoque a los expertos, a los sectores a platicar sobre
el proyecto original. Que se cree el mecanismo de las cámaras electrónicas, y
que, si tú vas a alta velocidad a partir de un límite razonable y racional para
esas avenidas, que lo primero que te llegue sea un aviso de que se te ha
encontrado violando el máximo de velocidad.
En un siguiente momento, si vuelves a
cometer una infracción, te llegue una multa
de un costo menor, nada significativo. Pero que la
reincidencia sea severamente castigada, dejar el mecanismo en términos de
seguridad, pero quitarle su afán recaudatorio”.
El esbozo de reinstalar la foto-multa
generó reacciones en contra. El PRI emitió un comunicado ese mismo día en el
cual criticaba a Javier Corral por incumplir dos promesas de campaña en menos
de cuatro días.
En tanto, el grupo parlamentario del PAN,
coordinado por Miguel Latorre, advirtió que el Congreso de Estado no votaría
por una nueva reforma a la Ley de Vialidad para reinstalar ese sistema de
sanciones de vialidad.
Cuatro días y cuatro roces, tanto con la oposición priista como con la
opinión pública y hasta con la bancada de su partido.
El gobierno de Javier Corral apenas
inicia, pero lo más difícil que ha de enfrentar en lo que queda del 2016 aún
está por venir: la aprobación del paquete económico; una posible solicitud de
crédito directo o emisión de bonos bursátiles, y la presentación de causas penales en
contra de ex gobernador César Duarte.
De fuentes confiable…
*Desde Los Pinos la ayuda
El incendio provocado por el propio ex-gobernador Duarte al helicóptero
en que se trasladaba acompañado por la periodistas Lolita Ayala, a su rancho en
Balleza, cobra vigencia ahora que se han descubierto documentos que prueban que
la aseguradora se negó a pagar por inconsistencias en los peritajes. En este
marco ha salido a la luz que desde Los Pinos se habló con aeronáutica civil, para ayudar en lo posible a César
Duarte…evidentemente con poco éxito.
*Teto de buen ánimo
El ex-candidato a la presidencia municipal de Ciudad Juárez, Héctor
Murguía Lardizábal, al parecer ya superó el trago amargo de su primera derrota
electoral a manos del novel político Armando Cabada. Se le empieza ver en
lugares públicos luego de semanas de ausencia.
*Meade, Eruviel u Osorio
Con la cercanía del proceso electoral de renovación de la presidencia de
la república, se empieza a aclarar el panorama para el gobernante PRI. La
eliminación de Manlio Fabio Beltrones, por los malos resultados del pasado
cinco de julio, lo tienen fuera de la contienda, el tropezón de Luis Videgaray
Caso, con la visita de Donald Trump, parece insuperable; al perecer sólo quedan
Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación; José Antonio Meade,
secretario de Hacienda que se está subiendo al barco y el gobernador del Estado
de México Eruviel Ávila.
*La terna panista
Por el lado del Partido Acción Nacional, está muy claro que hay tres
pretendientes abiertos: Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe
Calderón Hinojosa, quien tiene un buen lugar en las encuestas pero un discurso
que se agota a los diez minutos; Ricardo Anaya, líder nacional del PAN, a quien
le sobra discurso y presencia de ánimo, pero no es lo suficientemente conocido
por el electorado y Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla, quien al parecer
ha sido muy efectivo como administrador de su estado, pero al igual que Anaya poco
conocido.
*El Peje tranquilo
Quien no tiene problemas es Andrés Manuel López Obrador, líder de
MORENA, quien sigue arriba en las encuestas y en la izquierda no hay quien le
pueda hacer sombra. Por otra parte con sus dos campañas anteriores, el conocimiento
que hay de él entre la población ronda sin problemas el noventa por ciento,
quien sólo es superado por el presidente Enrique Peña Nieto.
*El modelo Chihuahua
El modelo que articuló Javier Corral, para su triunfo en Chihuahua el
pasado cinco de junio, podría ser el camino a seguir para lograr una gran
alianza de partidos y organismos de la sociedad civil, un trabuco con
organizaciones de la sociedad puede ser el camino para ligar un triunfo que
necesariamente llevaría a un gobierno de coalición.
Opinión
Yerros tempraneros
Por Félix Manuel Lazos Ibarra.
“¡No nos está permitido fallar!”, fue la
arenga que Javier Corral Jurado, eufórico, entusiasmado y jubiloso, lanzó a sus correligionarios panistas, una
vez que se supo de su aplastante triunfo en las elecciones del pasado 5 de
junio.
Efectivamente; en el texto que este opinador
escribió, titulado “La lección de la elección” y publicada en la edición número 1243 de
Semanario, lo expresamos puntualmente: “Corral
y Cabada deben estar conscientes de que los resultados electorales no
constituyen un cheque en blanco del que pueden disponer, cobrar y echarse a
dormir. Ambos deben saber que tales resultados
no son producto de su ángel, simpatía, “sex appeal”, o arrastre en
materia de popularidad, sino de un pueblo que rebasó los límites del hartazgo
de un régimen soberbio, arrogante y tirano que lo agravió sistemáticamente. Es
decir, en términos reales la gente no votó por ellos, sino en contra de sus
verdugos.
De modo
pues, que Corral y Cabada deberán poner sus barbas a remojar y aprender la
lección en cabeza ajena.” Hasta aquí un fragmento del texto.
Huelga
decir que “La lección de la elección”, nació producto de una seria preocupación
personal por lo que, a mi juicio, fue un foco amarillo que avistaba una actitud
insensible por parte del entonces
gobernador electo Javier Corral Jurado; su complacencia y apoyo para conservar
en su equipo de seguridad personal a
Juan Manuel Escamilla León, ex militar sumamente cuestionado por su bien ganada fama de violento y
represor social.
Como se
sabe, el entonces gobernador electo desoyó las voces que le manifestaron su
repudio y reclamaron el cese de Escamilla. Hoy, el gobernador en funciones
mantiene la misma postura y Escamilla León sigue ahí. El peligro y la
inconformidad social también.
Hoy, a
escasos días transcurridos de la toma de posesión de Corral a la gubernatura de
Chihuahua, ese foco amarillo se convierte en foco rojo; en alerta máxima, por el
nombramiento como miembros de su
gabinete de personajes que, o bien no llenan el perfil adecuado o, peor
tantito, son personajes cuyo historial y desprestigio resultan ser una amenaza
y por tanto nocivos para la buena marcha y el futuro de Chihuahua.
De las
áreas de gobierno, todas importantes sin duda, hay algunas que dada su
complejidad e impacto social los son aún
más. A saber: desarrollo social, educación, y seguridad pública.
En
desarrollo social, no hay duda que la designación de Corral fue acertada, ya
que nadie le puede regatear a Víctor Quintana Silveyra su prestigio como un aguerrido luchador
social, comprometido siempre con las causas más sentidas de las clases marginadas y desprotegidas.
El área
de educación, en cambio, no corrió con la misma suerte, ya que esa
responsabilidad recayó en la persona de Pablo Cuarón, un empresario exitoso y acaudalado, cuyo “mérito” mayor consiste en
haber sido un habilidoso administrador de las jugosas ganancias que le redituó
el ser un activo talador de bosques, a través de su empresa “Maderas de
Chihuahua”. Sin embargo, en el rubro de la educación, está en la calle. “La declaración
del señor gobernador fue hecha con el
corazón, más que con la razón”, dijo Cuarón, contradiciendo a Corral en su
promesa campañera de que, en su
administración, la universidad sería
gratuita. Ahí va diciendo.
En el
área de seguridad, acaso la más importante y sensible, la cosa se agrava y
llega a niveles de escándalo.
Si ya de
por sí, el nombramiento de César Augusto Peniche como el nuevo fiscal general
del estado fue muy desafortunado, el nombramiento que este a su vez le dio al
tenebroso Javier Benavides González como
¡director de la Policía Única!, fue simplemente una aberración inadmisible.
Semejante despropósito, suena como broma de mal gusto. El coyote cuidando a las
gallinas.
Recuerdo
muy bien el encabezado de la portada de Semanario en la época del entonces
presidente municipal de Juárez Gustavo Elizondo Aguilar, probablemente la
gestión municipal más corrupta en la historia de nuestra ciudad: “Todo el
poder”.
Ese
trabajo de Luis Villagrana, entonces reportero de la revista, daba cuenta de la
escandalosa colusión de la policía municipal con el narcotráfico y el crimen organizado. Apegado rigurosamente a la
ética periodística, en ese reportaje de investigación se dieron datos
debidamente documentados, con nombres y fechas, de la actividad delincuencial
por parte de los agentes municipales, en el que participaron activamente en el
trasiego de drogas, utilizando para ello incluso las unidades policiacas a su
cargo; levantones, secuestros, cobro de cuotas y derecho de piso, extorsiones e
incluso asesinatos. Obviamente todo ello liderado por los altos mandos y
solapados por el presidente municipal.
El
contenido de ese trabajo, que desnudó y
exhibió públicamente la actividad criminal
de la policía, despertó la ira del entonces director Javier Benavides
González, quien ni tardo ni perezoso entabló una demanda legal por “difamación”
en contra del reportero y del director de Semanario, Antonio Pinedo Cornejo.
Quienes
hayan seguido el curso de esta historia, recordarán que la demanda contra los
periodistas inexplicable e injustamente prosperó, de manera que la juez Catalina Ruiz
Pacheco determinó su procedencia y giró la respectiva orden de aprehensión.
Pinedo fue encarcelado y Villagrana estuvo a punto de serlo. Por fortuna la
presión social y la solidaridad del gremio de periodistas se impuso, y los
compañeros fueron liberados.
(Cabe
aquí señalar, categóricamente, que Benavides miente al declarar a un medio de
comunicación que Pinedo le pidió a Víctor Anchondo, entonces secretario de
gobierno estatal, que intercediera por él para que Benavides le concediera el
perdón. Antonio Pinedo lo dijo siempre y en todo momento: “No quiero ni
necesito el perdón de Benavides. Lo que dije
lo sostengo. El reportaje está sustentado en una investigación periodística ética y
profesional.”)
Sin
embargo el tiempo, que suele ser el mejor aliado de la verdad y la justicia,
colocó las cosas y a cada quién en su lugar, de manera que los personajes
mencionados en el reportaje, hoy están muertos, ejecutados o desaparecidos como
consecuencia de las vendettas, comunes
entre estos grupos criminales, lo cual demuestra fehacientemente el trabajo
profesional publicado en la revista. De hecho, el que Benavides haya sobrevivido
a este ajuste de cuentas, a estas alturas resulta inexplicable.
Por esa
razón y no por otra, para el sentido común de una persona medianamente
informada de las sórdidas andanzas de alguien como Javier Benavides, su
designación como jefe policiaco debe provocarle escalofríos.
Desconcertantes
también, resultan estos yerros tempraneros del gobernador Javier Corral
Jurado, dada su experiencia y colmillo político.
Y precisamente
es por esas tablas políticas de Corral que, a no pocas personas, les mueve a sospecha y
duda de que semejantes resbalones sean tales, y que pudiese tratarse de
acciones plenamente conscientes y calculadas,
producto de pago de facturas,
imposiciones inconfesables, o alianzas con personajes igualmente siniestros y turbios.
Sea
cierto o falso, esa verdad solo la conoce el propio Javier Corral, pero en
cualquier caso, tiene cinco años de oportunidad para corregir el camino y
reivindicar su imagen, hoy desdibujada ante un pueblo chihuahuense que cifró sus esperanzas en él y que hoy es
presa de la frustración y el desencanto ante estos yerros tempraneros de su
gobernador.
Ojalá, y
este es un buen deseo, que ahora sí haya aprendido la lección.
Crónica
Abelardo Pérez
Campos y Teófilo Borunda fueron cómplices en el robo de un puente en Parral
•Se trató de un
«hurto» con fines de utilidad pública y
lo puso Pérez Campos sobre el río Verde en el municipio de Temósachi •Y allí está
impresionante, la mole de fierro y acero, entre Tosánachi y Cocomórachi en el
camino entre Matachí y la sierra •Por concesión de
Luis Terrazas lo construyeron Federico Sisniega y socios en 1898 para ir de
Chihuahua al Barrio de Santo Niño •Teófilo le
falló a Abelardo: no hizo el puente del
río Papigóchi en Matachí realizado después por el gobernador Oscar Ornelas
Por Jesús
González Raizola*
Siete meses antes
de que el gobernador Teófilo Borunda concluyera
su mandato (1956-1962) el entonces muy joven en inquieto comerciante
serrano llamado Abelardo Pérez Campos, le pidió al mandatario estatal que le
regalara el puente de fierro que comunicó a Chihuahua con la Colonia Industrial,
retirado y desarmado para canalizar el río Chuvíscar y que estaba tirado al lado de la carretera Panamericana frente al
Panteón de Parral.
El alcalde
parralense Manuel Primo Coral se lo pidió a Borunda para comunicar el barrio del Cuartel de
Pancho Villa con la plazuela Independencia pero por angas o mangas nunca lo instaló,
por lo que Pérez Campos, que con frecuencia pasaba por allí en su trabajo de comerciantes en mayoreo, lo
veía con tristeza y soñaba verlo en el río Verde por donde pasaba el único
camino que llevaba a la sierra occidental desde Matachí hasta Ocampo y Yepachi.
Muchas veces
Pérez Campos y los viajantes esperaron hasta una semana a que bajara la
«crecida» del río Verde y poder cruzarlo. Allí se requería el puente, no allá
tirado, olvidado, como había estado largo tiempo en Parral.
Terco como era
Abelardo por fin logró que su amigo el gobernador Borunda, un buen día, le
insinuara, «aquí entre tú y yo», que fuera y lo hurtara, sin que eso fuera una
autorización, pues si el plan fallaba, el ministerio público aplicaría a
Pérez Campos todo el peso de la ley por
robo y sustracción de un bien, propiedad del estado de Chihuahua.
Ejecutivo y
práctico como era Pérez Campos, con lujo de detalles organizó el «robo», y el
puente anocheció pero no amaneció y el alcalde
de Parral hasta una semana después vino a Chihuahua a denunciar tal «hurto», y lo que obtuvo fue un regaño
del gobernador que no «concebía» que alguien hubiera sido capaz de robar un puente con peso de cincuenta toneladas.
Muerto de risa,
platicaba Pérez Campos que le dijo el gobernador que le había dicho al alcalde
de Parral: «Mire presidente: no soy ningún ingenuo y váyase con ese cuento a
otra parte ¿A poco cree que voy a creerle que le robaron el puente? No hombre.
No me venga con esos cuentos».
Hombre de
palabra, Pérez Campos no reveló aquel «entre tú y yo» habido entre él y Teófilo Borunda hasta casi cincuenta años
después , cuando toda posible «acción penal» había prescrito, aunque don
Teófilo todavía vivía en Ciudad Juárez y Abelardo seguía platicando con El Tempranillo
mediante conversaciones telefónicas
Precisaban Pérez
Campos que el «trato» era que él pondría
el puente robado en Parral sobre el río Verde; y que Teófilo, gobernador, mandaría construir el puente sobre el río Papigóchi
en Matachí, para que así quedara el circuito
comunicativo sin interrupciones
aun en tiempo de lluvias, pero Teófilo «se rajó», no hizo el puente convenido,
mismo que se realizó, por la terca insistencia de Pérez Campos, en el mandato
del licenciado Oscar Ornelas.
Chihuahua, 2016.
*Premio Nacional
de Periodismo 1973
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