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martes, 25 de noviembre de 2014
Detención de Abarca no es suficiente
La
reciente detención de José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda
Villa, en una colonia de la delegación Iztapalapa del Distrito Federal,
es muy importante para hacer justicia en el caso de los 43 estudiantes
desaparecidos en Iguala, pero por supuesto no es suficiente.
Es
claro que lo más importante es la aparición de los normalistas abatidos
a tiros por la policía de Iguala y posteriormente entregados —según
diversas versiones— al grupo de narcotraficantes Guerrero Unidos.
El reclamo por su aparición y
castigo a los culpables en este caso, sigue creciendo, la atención del
país y del mundo no se distrae y no cesa en pedir el regreso con vida de
los estudiantes y el castigo de todos los culpables.
Para
el gobierno mexicano esto ha representado un daño muy importante en su
imagen externa, porque lo que refleja es un país en el que conviven
autoridades con los narcotraficantes, un país en el que no se respetan los derechos humanos y en el que reina la impunidad.
La firma financiera Merril Lynch,
ya habla de pronósticos en el crecimiento a la baja, tanto para el
presente año, como para el 2015 y de desaliento a la inversión
extranjera por la imagen de inseguridad e inconformidad ciudadana que
México ofrece al mundo.
Golpes
espectaculares como la detención de Vicente Carrillo Fuentes, fue
noticia de un día, la caída del gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero,
también duró 24 horas y por supuesto el mismo destino le espera a la
detención reciente de José Luis Abarca y su esposa, señalada esta última
como cabeza del grupo delincuencial Guerrero Unidos, en varios
municipios de Guerrero.
Las
declaraciones de Sidronio Casarrubias, así como de otros miembros del
grupo de delincuentes mencionado, hablan con claridad, de que la orden
partió de José Luis Abarca y el propio Sidronio acepta que él dio la
orden de asesinarlos y enterrarlos y según declaraciones dadas a conocer
desde los primeros días de octubre, pero que hasta ahora han
trascendido. De otros inmiscuidos en los terribles hechos, los jóvenes
fueron enterrados en fosas clandestinas entre los municipio de Iguala y
Cocula, en un lugar conocido como Pueblo Viejo, en donde originalmente
se encontraron cinco fosas con 28 cuerpos, algunos calcinados,
hay indicios de que la Procuraduría General de la República,
concretamente su titular Jesús Murillo Karam, faltó a la verdad al
declarar que no eran los cuerpos de los estudiantes, ninguno de estos 28
cuerpos originalmente hallados, de comprobarse la hipótesis, estamos no
únicamente ante un crimen condenable desde cualquier punto de vista,
sino ante intento de encubrimiento por parte del gobierno federal, a
quien le sigue creciendo la bola de nieve.
editorial 1162
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