Fue una semana triste para los juarenses, por lo menos así lo planeó el alcalde José Reyes Ferriz, pero el fervor patrio que fue apagado oficialmente por supuestos riesgos a la seguridad, tuvo múltiples manifestaciones de alegría, sin embargo el manifiesto orgullo de la mexicanidad, no tuvo el marco adecuado por el mal manejo de las finanzas públicas y su consecuente quiebra… no hubo grito por miedo, sino por falta de dinero e imaginación. Por falta de compromiso ciudadano.
Finalmente lo que resultó fue un grito, que tuvo una réplica de terremoto el domingo 19 de septiembre en un editorial de El Diario, que recorrió el mundo. Un editorial que en sí mismo es un grito de desesperanza, una denuncia de la falla de las autoridades de los tres niveles de gobierno en lo que se refiere a brindar seguridad a los fronterizos y que fue un recordatorio al mundo del drama que se vive en Juárez y que poco interesa a las tres esferas de gobierno y lo afirmamos por los hechos, no por los dichos.
15 de Septiembre en Juárez
Fue dramático, muy triste, el ver al alcalde con su característica voz, dar el grito de Independencia justo en los doscientos años en que se celebraba el inicio del movimiento Insurgente ante una desolada explanada de la unidad administrativa Benito Juárez, sólo ante unas decenas de militares que en su mayoría conformaban la banda y escolta que sirvió para rendir honores a la bandera.
Sin embargo cerca de cuatro mil se reunieron en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, a celebrar en su tradicional Fiesta Mexicana, en el templo de Oasis Revolución, por lo menos tres mil personas se reunieron a celebrar los 200 de independencia y en diversos puntos de la ciudad, sobre todo en iglesias católicas, se hizo un acto conmemorativo… y no pasó nada, sólo que los juarenses demostraron que están orgullosos de ser mexicanos y celebraban esa noche los dos siglo del inicio de vida independiente.
El alcalde José Reyes Ferriz, en lugar de tener un rasgo digno y organizar un austero evento con los artistas locales, que son muchos y muy buenos, inventó que la falta de seguridad obligaba a la desolación del acto, sin embargo un día después convocó a los juarenses a reunirse a ver el desfile conmemorativo del 16 de Septiembre, ¿Por qué desalentar el Grito y alentar la participación en el desfile?... quizá porque en el Grito es tradicional que se gaste mucho dinero en traer un espectáculo para el pueblo y el desfile sale gratis.
Se pudo haber tenido una fiesta mexicana entre puros juarenses y la fecha habría tenido el marco digno que merecía, no el que inventó el alcalde por no reconocer que ha manejado mal los dineros públicos y que los regateó en el Grito y los despilfarra en el Transporte Semimasivo, que difícilmente podrá entrar en funciones en el corto plazo y mucho menos en su administración, a menos que haga una mascarada de un par de días y luego se pare el servicio,
El clima de la semana fue desolador, pero el editorial del domingo 19 de septiembre de El Diario fue otro grito, este de desesperanza por la situación que vive la ciudad ante la indiferencia de las autoridades de los tres niveles de gobierno, que no saben cómo afrontar el creciente problema de la violencia y los asesinatos en la ciudad.
La sacudida
El editorial del cotidiano juarense pegó en lo más profundo de la conciencia nacional y la interpretación de la inmensa mayoría de los medios nacionales, fue la de que el periódico estaba dando un grito de desesperación y denunciaba al Estado fallido, por lo menos en esta ciudad.
El Diario dice: «Señores de las diferentes organizaciones que se disputan la plaza de Ciudad Juárez: la pérdida de dos reporteros de esta casa editora en menos de dos años representa un quebranto irreparable para todos los que laboramos aquí y, en particular, para sus familias.
«Hacemos de su conocimiento que somos comunicadores, no adivinos. Por tanto, como trabajadores de la información queremos que nos expliquen qué es lo que quieren de nosotros, qué es lo que pretenden que publiquemos o dejemos de publicar, para saber a qué atenernos.
«Ustedes son, en estos momentos, las autoridades de facto en esta ciudad, porque los mandos instituidos legalmente no han podido hacer nada para impedir que nuestros compañeros sigan cayendo, a pesar de que reiteradamente se los hemos exigido.
“(…..)
«Esta no es una rendición. Como tampoco significa que claudicamos al trabajo que hemos venido desarrollando. Se trata de una tregua para con quienes han impuesto la fuerza de su ley en esta ciudad, con tal de que respeten la vida de quienes nos dedicamos al oficio de informar.
«Frente al vacío de poder que respiramos los chihuahuenses en general, en medio de un entorno en el que no hay las garantías suficientes para que los ciudadanos puedan desarrollar sus vidas y actividades con seguridad, el periodismo se ha convertido en una de las profesiones más riesgosas y El Diario puede dar cuenta de ello.» Es parte de la médula del texto que recorrió el mundo y volvió a fijar los ojos en Ciudad Juárez, pero ahora, como un grito de auxilio.
Fue una semana triste, sin embargo algunos juarenses tienen esperanzas de que luego del diez de octubre las cosas empiecen a cambiar, sin embargo, la oportunidad de conmemorar el Bicentenario y traer un poco de alegría a la vida de los fronterizos la esfumó el alcalde y su particular estilo de gobernar.