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miércoles, 7 de enero de 2015
Las leyes son para los pobres…
Muy
controversial ha sido la medida de instalar retenes para detectar a
conductores en estado de ebriedad en diversos puntos de Ciudad Juárez.
El fin último de la medida es incuestionable, pero no tenemos los medios
adecuados para su implantación confiable y justa.
La instalación de retenes de este tipo deberá contar con instrumentos que midan de manera confiable el grado de ebriedad con médicos en sitio, que puedan determinar con confianza que la sanción a aplicar es justa y de acuerdo a la ley.
De
lo contrario estamos abriendo la puerta a la corrupción en grande, a
las mordidas de a deveras, a las de miles de pesos, a las que requieren,
como ha sucedido en muchas ocasiones, que los patrulleros de Tránsito,
acudan con el presunto infractor a su propio domicilio por dinero o bien
a un cajero bancario, para un retiro de las dimensiones requeridas.
Está
sucediendo que el sólo hecho de traer alienta alcohólico es motivo
suficiente para levantar la infracción, detener al conductor o bien
asentar un jugosa mordida.
Hechos
recientes nos ponen a dudar de la legitimidad del espíritu en la
aplicación de la medida. En el último fin de semana una conductora ebria
o con aliento alcohólico, llamada Blanca Eugenia Bou Fitzmaurice, quien
en sólo 18 horas y el pago de una fianza de cuatrocientos mil pesos fue
dejada en libertad, no obstante que había arremetido contra un par de
motociclistas dejando a dos de ellos muertos y un tercero herido de
gravedad.
Es una joven que pertenece a una influyente familia de la localidad y por ello, tuvo este trato privilegiado, no obstante que en el incidente murieron dos personas. De haber sido cualquier hijo de vecino y sin daños
a terceros, ya no digamos pérdida de vidas humanas, la sanción mínima
prevista por la ley es cárcel por 36 horas y una multa.
Hay
una gran inconformidad ciudadana por los hechos que ponen en evidencia
lo dicho apenas la semana pasada por el analista político Alfonso Zárate
en el programa «Primero Noticias», en donde afirmó que la aplicación de
la ley es para las tres «P»: los pobres, las prostitutas y los
pendejos.
Se requiere una aclaración por parte de las autoridades correspondientes y el cese a la cacería que con motivo de los retenes, los agentes de tránsito han emprendido contra los conductores fronterizos. editorial 1167
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