Todo
empezó hace dos semanas, en el convivio por el cumpleaños del
gobernador César Duarte Jáquez, quien soltó la idea de reformar la ley
electoral estatal, para que la próxima gubernatura sea de dos años y así
empatarla con la elección presidencial de 2018.
Por
supuesto se tomó como una travesura del gobernador, como una puntada
sin mayores consecuencias en los primeros dos o tres días, porque más o
menos eso tardó el presidente del Congreso Rodrigo de la Rosa en hablar
de la viabilidad de la idea, luego vino la declaración de la diputada
perredista Hortensia Aragón y el despropósito empezó a tomar forma.
La
situación se puso crítica cuando la administradora del Partido de la
Revolución Democrática en el estado, Hortensia Aragón presentó una
iniciativa de ley para reformar el artículo que especifica que por única
ocasión la próxima gubernatura será de cinco años para empatarla con
las elecciones federales de medio término del próximo sexenio, lo que
equivaldría a que la elección del 2021, que es similar a la que
actualmente estamos viviendo, fuera también para cambiar gubernatura,
alcaldías y diputados estatales, lo cual es
un gran paso a lograr que la ciudadanía y sobre todo las autoridades se
dediquen tanto tiempo a cuestiones electorales en demérito de la
actividad pública, ya que actualmente de cada tres años, dos dedicamos a
procesos electorales, con el cambio ya previsto en la ley seria dos
años de elecciones, por dos años de trabajo en la cosa pública.
Muchas
voces se han levantado para criticar el despropósito de hacer una mini
gubernatura de sólo dos años, tiempo insuficiente, dice el líder del
Partido Acción Nacional en el estado, para recomponer la administración
pública.
Que
la propuesta este actualmente en la agenda legislativa es preocupante,
dado que el poder legislativo está supeditado al Ejecutivo, como con
meridiana claridad lo dijo la diputada Ana María Pérez Enríquez, quien
afirmó: que no quepa duda, «el poder legislativo tiene un líder, el
señor gobernador César Duarte».
Ojala
quepa la prudencia en los legisladores y en el propio líder del
congreso y esto no pase de ser una travesura, una ocurrencia y nada más.
editorial 1185
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