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lunes, 24 de agosto de 2015
Zonas de alto riesgo
Desde las invasiones de los años sesentas, encabezadas por una carismática y joven lideresa que se llamaba o se llama Eva Alicia López, la invasión de zonas de alto riesgo en nuestra ciudad son una constante. Hace más de cincuenta años, se invadieron los cerros de Juárez, en una manotreta que es generalmente aceptada como una maniobra de los dueños de los terrenos, para luego de un acercamiento con los invasores, regularizarlos… venderlos pues.
Terratenientes como los Cantú, los Urías y otros vieron invadidos sus cerros, por la creciente llegada de migrantes a Ciudad Juárez y la consecuente necesidad de dotarlos de espacios en donde vivir.
Evidentemente la solución al problema no fue planificada y ordenada, allí está el origen de muchos de nuestros actuales problemas de desarrollo urbano, de un crecimiento invertido, las familias pudientes asentadas en las zonas bajas y en las zonas altas los más desprotegidos, al revés de como sucede en las ciudades mínimamente planificadas.
La dotación de servicios en esas zonas escarpadas, es por supuesto más costosa y es por ello que en la vecina ciudad de El Paso, las faldas de la montaña Franklin, se caracterizan por albergar desde principios del siglo veinte, las zonas habitacionales de las familias con mayores recursos económicos y en las zonas planas lo menos afortunados.
Es un problema viejo en nuestra frontera y de alguna manera hemos aprendido a vivir con él. Sin embargo, hay una cuestión igualmente añeja que no puede ser soslayada, el asentamiento de casas en arroyos, en zonas de deslaves, en lugares en donde la vida de las personas corre peligro.
Líderes priistas inescrupulosos, han prohijado desde hace décadas el problema y las autoridades municipales desde hace décadas, poco o nada hacen para dar una solución efectiva.
Los ciclos de lluvias en Ciudad Juárez, nos han enseñado que el mes de agosto es el de precipitaciones pluviales más copiosas, en 2006 fue una verdadera emergencia el peligro que corrió el dique de «La montada» de desbordase y llevarse, al recobrar el agua su memoria, a decenas de viviendas construidas en el cauce del arroyo.
El inconveniente aún persiste y la posibilidad de que lluvias torrenciales vuelvan a caer en la ciudad y sobre todo en la sierra de Juárez, es peligro latente, que merece atención inmediata y definitiva, porque este riesgo y zozobra se viven en cada época de lluvias. editorial 1197
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