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jueves, 2 de junio de 2016

De El Paso, Texas, con sólo ocho hombres a tomar Zacatecas con una División de 60 mil

• 9 de marzo de 1913: toma Francisco Villa la decisión de vengar los asesinatos de Francisco I. Madero y de don Abraham González  Apenas el 26 de diciembre de 1912 se había fugado de la penitenciaría de México ayudado por el jovencito Carlos Jáuregui Noriega •  A dos días del asesinato de don Abraham cruza Villa el Río Bravo y en cinco meses ya hacía tambalear la dictadura de Victoriano Huerta    Ya como Gobernador, Villa exhuma los restos de de González en Bachimba y los homenajea con honores en Salón Rojo del Palacio.

Por Jesús González Raizola*
El 9 de marzo de 1913, de madrugada, de la casa 510 calle Prospect, área Sunset Heights , en El Paso, Texas, salió el general Francisco Villa acompañado de ocho hombres: Carlos Jáuregui, Miguel Saavedra, Manuel Ochoa, Darío Silva, Juan Dozal, Pedro Sapién, Pascual Tostado y Tomás Rosales, con el propósito de vengar  los asesinatos de Francisco I. Madero y de Abraham González, sobre todo éste último al que Villa le profesaba una gran amistad y un profundo respeto.
En tres autos de sitio se trasladan a Isleta, 10 millas al oriente de El Paso donde los esperaban nueve caballos ensillados y herrados que días antes habían adquirido con el pequeño granjero Juan Olivas Peña, amigo de Villa y dueño de aquel modesto  ranchito, del que partieron a cruzar el Río Bravo y pasar por Salvárcar a un lado de Zaragoza y cabalgar por el desierto sin tocar Samalayuca y llegar, a los dos días de camino, a la hacienda de El Carmen, de Luis Terrazas, lugar hoy denominado Flores Magón, municipio de Buenaventura.
Allí se le unieron a Villa casi un centenar de Jinetes, todos amigos, todos muy conocidos del futuro jefe de la División del Norte. De El Carmen, por Buenaventura llegaron a Namiquipa donde también Villa era muy conocido y ya lo esperaban doscientos y tantos hombres que se sumaron al movimiento. De Namiquipa  siguieron hacia Bachíniva, y,  por San Andrés y Santa Isabel llegaron a Satevó, donde su compadre Fidel Ávila le sumó cuatrocientos  jinetes más, todos bien montados, armados, abastecidos de los víveres y el agua más necesarios.
«Parecía que Villa traía miel, porque se le agregaban simpatizantes con extraordinaria facilidad», confesaba Fidel Ávila cuando fue Gobernador, y así de muchos en muchos, se formó la División del Norte que le puso la puntilla al huertismo en la inigualada Toma de Zacatecas, luego de triunfar en Torreón, Paredón, San Pedro de las Colonias y Saltillo.
Chihuahua, 2016
*Premio Nacional de Periodismo 1973


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