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jueves, 24 de julio de 2008

El Barreal: tragedia y corrupción oficial


Antonio Pinedo
El domingo 14 de julio, llovió en Juárez, lo suficiente para encharcar, los lugares tradicionales: El paso a desnivel, Avenida Ejército Nacional, Avenida Tecnológico a la altura del Parque Central, en fin lo usual…¿Por qué entonces se inundan amplios sectores de El Barreal y 3,200 familias pierden prácticamente todo?


Tal vez porque las lluvias en la zona que queda detrás de las sierras del Presidio y de Samalayuca, tuvieron lluvias torrenciales y las docenas de arroyos y arroyuelos arrastraron el agua como desde hace siglos y las depositaron en el vaso que los juarenses conocíamos como «Laguna de patos».


Tal vez se inundaron porque esas viviendas fueron construidas sobre un suelo que no permitía ningún tipo de construcción, dado que se compone de lodos, resultado del limo que más de dos mil años se ha acumulado en las épocas de lluvia, lodos que tiene una profundidad que va de los quince a los 24 metros.

Sucedió lo mismo que las fuertes lluvias de julio del año 2006, hace dos años o lo mismo que en las lluvias del 2000, que no fueron muy fuertes en nuestra ciudad, pero si en las zonas rurales a que aludimos en párrafos anteriores. La inundación del 2000, no dejó daños, porque aún no se permitía la construcción de vivienda, aun cuando Manuel Quevedo Reyes y Ernesto Mendoza Viveros, el primero ex alcalde de Ciudad Juárez y el segundo actual presidente de la Junta Municipal de Aguas y Saneamiento, pugnaban porque se autorizara la construcción de un ambicioso proyecto de vivienda desde mediados de finales de los noventas, hace como diez años.

Sin el menor escrúpulo, sin la menor muestra de solidaridad humana, sólo movidos por la ambición de un buen negocio, estos terribles personajes lucharon mucho por lograr permisos para el uso del suelo, la oposición, los hizo comentar que se trataba de un asunto partidista, que los panistas no querían dar el permiso por ser ellos priístas.

La naturaleza manda

El domingo catorce, la naturaleza volvió a imponerse, más de un metro de agua, invadió miles de viviendas de interés social, viviendas compradas con el esfuerzo de personas de escasos recursos, pero con la necesidad y legítima ambición de poseer un techo propio, aun este sea reducido y modesto.

La tragedia pasó, porque la falta de escrúpulos y ambición económica de los dueños del terreno, los funcionarios públicos que otorgaron los permisos y los «desarrolladores» de vivienda, se impuso al sentido común y mínima solidaridad humana.

La noche de ese domingo se inundaron las casas de miles de familias en Villas del Sur, Palmas del Sol, Los Naranjos, y Praderas del Sur, construidos por empresas económicamente poderosas como Yvasa de Eduardo Ibarra y Condak de David Arelle. Habían comprado pedazos del lodazal al ex alcalde Manuel Quevedo Reyes.

A solo uno metros de los conjuntos habitacionales, se levantaron unos montículos de tierras que han dado en llamar diques, tanto los vendedores del terreno, como las autoridades municipales, como los constructores. Pero estos bordos nunca han sido capaces —ni podrán serlo en el futuro—, de contener las avenidas del agua producto de las lluvias, que se pueden producir incluso a cientos de kilómetros de El Barreal, pero los arroyos harán, como lo han hecho durante siglos, su tarea.

Fue triste ver las imágenes de miles de personas tratando de salvar una televisión, una mesa, alguna silla; muchas lo perdieron todo.


Quevedo Reyes incumplió

Pronto se empezaron a conocer detalles del ¿por qué? de la tragedia. En entrevista al diario Norte de Ciudad Juárez, el arquitecto Roberto Cháirez quien dice: «fue en la administración de Jesús Alfredo Delgado [2002-2004] cuando se autorizó un plan parcial en que «de pronto» (las comillas son de Semanario) se desconoce el riesgo de inundaciones que hay en esa laguna y se quiere aprovechar para efectos inmobiliarios para vivienda, comercio e industria.

«Desde ahí empieza la primera decisión que hoy en día ha provocado un gran conflicto y del cual ninguna autoridad quiere hacerse responsable.

«(…) Fueron las familias Quevedo y Verdes, quienes se comprometieron mediante un convenio con el ayuntamiento de Juárez a resolver el problema hidrológico de la zona.

«De acuerdo al convenio signado personalmente por el ex alcalde Manuel Quevedo Reyes junto con el actual presidente de la JMAS, Ernesto Mendoza Viveros, quien tenía ahí también unas hectáreas se comprometían en la cláusula Primera a: «(…) a construir y ejecutar a su costa obras de ingeniería civil consistentes en la construcción de dos diques que determine la dependencia competente, y el vaso de retención (...), con un volumen de 280,000 metros cuadrados de captación.»

A simple vista los «diques» se aprecian como simples bordos, y no tienen vaso de captación, lo cual habla del incumplimiento de Quevedo y de Mendoza Viveros, quienes por escrito se comprometieron a realizar las obras, que por omisión tienen a más de tres , mil familias, en grave situación, con su patrimonio perdido y una casa habitación, que no puede ser habitada, porque en cualquier momento se puede volver a inundar y no sólo sus patrimonio volverá ha estar en peligro, sino sus vidas.

Otro de los señalados como responsables originales es Carlos Humberto Corona Tarango, actual director de Control de Planeación de Obra Pública y Desarrollo Urbano, en la administración de José Reyes Ferriz. ¿Quién dijo que el crimen no paga?

Mientras más de tres mil familias viven en la angustia permanente, funcionarios de la actual y anterior administración, aseguran que no le recibieron las obras a la familia Quevedo, o sea que todos se lavan las manos, mientras estas miles de familias sólo incertidumbre ven en su futuro inmediato.

Impune no debe quedar, ya es demasiado.s

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