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jueves, 18 de septiembre de 2008

Quien quiera bailar... que aguante los pisotones: «Teto» con los pies hinchados


Por Antonio Pinedo

Todo empezó desde el principio, como diría el «Filosofo de Güemes». El ex alcalde Héctor Murguía Lardizábal, no ocultó nunca sus deseos de llegar a la gubernatura… quería bailar y empezaron los pisotones, como dice otro filósofo, éste de Rubio y destacado político chihuahuense: Artemio Iglesias Miramontes. El primer pisotón, fue la multicitada deuda que la anterior administración dejaba.
Fue un largo pisotón, como de diez meses, con periódicos boletines oficiales, en los que se trataba de justificar la imposibilidad de pagar la deuda que en declaraciones del Tesorero Alfredo Urías Cantú, pasó por muchas cifras, que los mismo superaban los 315 millones de pesos, que bajan a más de doscientos y que finalmente quedaron en 147 millones de pesos, cifra inferior a la que la administración anterior manejó en su momento que era de 176 millones de pesos.
Lo anterior sólo puede significar dos cosas, que la anterior administración no sabía lo que debía o que la actual ha tomado la decisión de no pagar 29 millones de pesos, por motivos que no se han dado a conocer.

El más largo pisotón
La deuda fue en su momento el evento más destacado en el notorio afán de socavar la popularidad de «Teto» Murguía. Popularidad por otra parte creciente sobre todo por el estilo austero y cuidadoso de las formas del alcalde José Reyes Ferriz, cuyo trato es tan amable que popularmente se dice de estas personas para enaltecer su estilo bien portado en la expresión y el trato, como: «es una dama».
Calificativo que nunca se ganará Murguía Lardizábal, quien si bien baila muy bien la Tetocumbia y quiere seguirla bailando, es de formas muchas veces ásperas, aunque pueda tener momentos de gran calidez humana. Así salió el muchacho, al parecer «abuleó», por lo que se dice de su ancestro.
Este asunto de la deuda pasó por muchos momentos insólitos. Hubo voces como la de Mario Tarango, quien nunca vio misterio en de quien era la responsabilidad de pagar la deuda, dijo palabras más palabras menos, que la deuda se había contraído por la institución –en este caso la presidencia municipal–, no por los funcionarios en su carácter de particulares y que simple y llanamente a la alcaldía le tocaba pagar y punto. No había misterio ni irregularidades, cada tres años pasa lo mismo y lo veremos en el 2010.
El alcalde por su parte alegaba la interpretación de una ley recientemente entrada en vigor, que según él le impedía pagar deudas contraídas con antelación.
Total, que se hizo un cuento muy churrigueresco y se pidió permiso al Congreso para endeudarse y pagar, por lo menos unos cinco boletines se emitieron dando a conocer ésta postura, hasta el momento el municipio no se ha endeudado pero ya empezó a pagar.
Sobre este matiz, Gustavo Muñoz Hepo, líder de la fracción panista en el Cabildo, emitio un par de boletines en los que mencionaba que no era necesario endeudarse, que había más de cuatrocientos millones de pesos, de subejercicio y con ellos era posible pagar la deuda que en un principio, se pensó no debería ser pagada, pero con el tiempo y un poco de sentido común, se llegó a la conclusión de que se debía pagar.
Total que el asunto dio para restregar el pie de «Teto» Murguía, unos diez meses más o menos.

Un discreto pisotón
Desde su calidad de presidente municipal electo, José Reyes Ferriz, había dado frecuentes pisotoncitos –recordemos que es muy propio–, a «Teto» Murguía, en las oportunidades propicias hablaba de que, con él llegaba un estilo diferente de gobernar, menos dado a las estridencias. Así de simple, pero como dice la filosofía popular –que es la manera de citar alguna frase de autor desconocido para quien escribe–, a «buen entendedor pocas palabras», lo que decía es que con él no habría Tetocumbia ni actos masivos. Aunque el último «Grito» lo desmintió, fueron cuatro, con cuatro sitios desde donde se lanzaron fuegos artificiales, y que ya sumaditos sobrepasan a simple vista el «Grito» más oneroso que haya tenido el ex alcalde, por cierto muy dado a gritar.
La delegación enviada por la alcaldía a la visita de Beatriz Paredes Rangel a la ciudad de Chihuahua, el lunes 15 de julio, fue la más numerosa y estridente. Entonces los hechos desmienten a las palabras.

El gran pisotón
Para lo anterior sólo son fuegos de artificio ante el cierre de «Camino Real» a la circulación, ese si es un gran pisotón. También es una larga historia, se puede seguir la historia de los deslaves de octubre de 2007 a la fecha con sólo leer los boletines oficiales en que se informaba de los mismos, así fuera pequeños y no obstruyeran más que parte de uno de los varios carriles de la vía.
En un gran pisotón porque es la obra cumbre de la administración pasada, la más presumida, la más costosa a la que se le echó los kilos. De hecho fue su principal promesa de campaña.
El momento de dar la puntilla, llegó con un deslave muy importante en el «Mirador Hidalgo», mismo que prácticamente de inmediato empezó a ser destruido, cuando las fotos iniciales muestran grietas y el IMIP habló en un peritaje de su peligrosidad. El cierre procedía por supuesto, pero quien sabe la destrucción, sin embargo, dio la pauta para cerrar este importante tramo del periférico que envuelve a la ciudad de más de 23 kilómetros de largo.
El jefe de Obras Públicas en menos de 24 horas declaró que no había presupuesto para su limpieza y reparación… así de simple, se cerraba un camino que ya era usado por miles de automo-vilistas, no obstante que aún le faltan muchas obras complementarias y más entradas. Con gran facilidad se cerraba un camino que en menos de cuatro años será vital para el crecimiento del lado mexicano de Santa Teresa, que por algún motivo que este columnista no entiende fue bautizado como San Jerónimo, con tumba del indio Jerónimo y todo, como que no importa que el jefe apache descanse en Estados Unidos, luego de sus exitosos anuncios del Ford T.
Pero regresemos al tema. Cualquier ingeniero, arquitecto o conocedor de la construcción de carreteras en zonas montañosas como el «El Camino Real», sabe que estas vías pueden durar décadas teniendo deslaves, hasta que el terreno encuentra su ángulo de reposo y se estabilicen los taludes.
Ejemplo de lo anterior es la panorámica Tijuana-Ensenada, que hace décadas fue construida y todavía los deslaves interrumpen el trafico en ocasiones y las autoridades de Baja California no le recuerdan al gobernador de los setentas que la construyó que fue una gran tontería el haberla hecho, va y la limpia para que el tráfico se restablezcan, lo mismo en la famosa «Rumorosa», que une el Estado de Durango con la costa del Pacífico, en donde se han hecho infinidad de obras complementarias para darle seguridad a los usuarios de la vía y continúan realizándolas, porque está al borde del precipicio y los deslaves son más que frecuentes, pero nadie llora, limpian y la ponen al servicio de los viajeros, que para eso fue construida.
«Camino Real» para los detractores «Capricho Real», es una gran obra que costá más de 800 millones de pesos, de los cuales el estado aporto poco más de doscientos millones, es una estulticia, para ser amables y corteses en el término, el que se cierre por deslaves, durante algunos años más los seguirá habiendo, sobre todo si no se hace ninguna obra más para complementar el enorme esfuerzo de la anterior administración.
No caigamos en lo que pasó con el gran trabajo que realizó el Concejo Municipal, encabezado por el propio José Reyes Ferriz, quien gastó cientos de millones en la implementación del transporte semimasivo y el proyecto fue abandonado por su inmediato sucesor, Jesús Alfredo Delgado, y la llegada de Héctor Murguía no cambió las cosas. Las paradas son una ruina, un derroche de millones no de José Reyes Ferriz, quien fue quien ordenó su construcción, sino de los juarenses. Tampoco salió de la bolsa de Murguía Lardizábal, el dinero para «Camino Real», también es dinero de los ciudadanos. Que prevalezca el sentido común, una de las obras de las cuales los juarenses nos sentimos orgullos es el centro Cívico Paso del Norte, que fue abandonado a un costo incalculable por doce años.
La continuidad de la obra pública en Ciudad Juárez, es nula, lo cual se traduce en despilfarro, todo porque los ojos se ponen en automático en la gubernatura, todos los alcaldes de segundo período de Ciudad Juárez desde 1983, lo han intentado y todos han fracasado.
Pero en el, camino, y nos referimos al camino por la gubernatura, los rezagos de Juárez, crecen, porque no se gobierna en términos de las necesidades ciudadanas, sino en función de proyectos políticos personales y aquí nadie se escapa…nadie. s

1 comentario:

Temo dijo...

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