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viernes, 26 de septiembre de 2008

Tras los pasos de «...Felipe Calderón»

1.- Este columnista conoció personalmente a Felipe Calderón allá por el segundo o tercer año de gobierno estatal de Francisco Barrio Terrazas, vino invitado por el diputado Javier Corral, al igual que Porfirio Muñoz Ledo, a una especie de debate sobre reformas que se daban a la ley sobre todo en materia penal. El hoy presidente andaría pasando los treinta años, pero ya tenía una basta experiencia partidista y era el secretario general del PAN a nivel nacional. De mecha pronta, Muñoz Ledo, lo conocía y como diría el «pejelagarto», lo «cuqueaba», por acá en el norte diríamos que lo «coloreaba». El joven líder panista caía en todas las que le enviaba el colmilludo de Porfirio. Lo hizo verse como un joven inmaduro e iracundo, aun cuando se movía con gran habilidad en los ámbitos de la política nacional.

2.- La impresión en general que dejó en mi recuerdo fue la de un panista doctrinario y en alguna medida fundamentalista, de los que mamaron panismo, con todo lo que ello implica de bueno o criticable. En lo primero podríamos decir que se encontraba en la onda esa de «brega de eternidad», que más o menos en el período de Vicente Fox, cuando se le enfrentó públicamente, Calderón, lo tradujo en «ganemos el poder, sin perder al partido» o sea que los principios de Gómez Morin, y los hombres que lo siguieron y los adoptaron, estaban por encima de las delicias y veleidades del poder, que en nuestro país ha sido tradicionalmente el uso y disfrute discrecional muchas de las veces de los fondos públicos… y más antes, como diría mi abuela, el erario público como patrimonio personal o de grupo.

3.- Este joven presidente, el número 65 en la historia de nuestro país, está pagando los costos de su precaria llegada al poder. Precaria y sospechosa. A casi dos años de gobierno, sigue sin los hilos del poder en sus manos, éstos se los diputan con éxito las bandas del crimen organizado. El avispero está avivado y todo como resultado de sus afanes de legitimarse en el poder, dando un gran golpe político y mediático, como en su momento lo hizo Carlos Salinas de Gortari, con la detención y encarcelamiento de la «Quina» Hernández Galicia. El presidente, el 16 de Septiembre llamó a la unidad de todos los mexicanos, aprovechando la justa indignación y el estupor que causaron las granadas de fragmentación explotadas en su natal Morelia. Llamó a una unidad en torno al gobierno que él encabeza.

4.-Sabe que a dos años de haber arribado al poder, la situación de «estancamiento estabilizador», de los seis años de Vicente Fox, se deteriora de manera acelerada. El Estado, cuyo principal compromiso y razón de ser es la de dar seguridad a las personas en su vida y patrimonio, se ve amenazado como hace muchas décadas no sucedía y el presidente de la república, parece no dar pie con bola ante la grave situación. Los soldados en las calles; miles de muertos, decapitados y actos de terrorismo, que el embajador de Estados Unidos Tony Garza, llamó narcoterrorismo. Son la constante diaria, de un Estado que se desmorona y nuestro joven presidente sin la visión de estadista sólo siembra incertidumbre. (Rodrigo Borja).

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