2.- La impresión en general que dejó en mi recuerdo fue la de un panista doctrinario y en alguna medida fundamentalista, de los que mamaron panismo, con todo lo que ello implica de bueno o criticable. En lo primero podríamos decir que se encontraba en la onda esa de «brega de eternidad», que más o menos en el período de Vicente Fox, cuando se le enfrentó públicamente, Calderón, lo tradujo en «ganemos el poder, sin perder al partido» o sea que los principios de Gómez Morin, y los hombres que lo siguieron y los adoptaron, estaban por encima de las delicias y veleidades del poder, que en nuestro país ha sido tradicionalmente el uso y disfrute discrecional muchas de las veces de los fondos públicos… y más antes, como diría mi abuela, el erario público como patrimonio personal o de grupo.
3.- Este joven presidente, el número 65 en la historia de nuestro país, está pagando los costos de su precaria llegada al poder. Precaria y sospechosa. A casi dos años de gobierno, sigue sin los hilos del poder en sus manos, éstos se los diputan con éxito las bandas del crimen organizado. El avispero está avivado y todo como resultado de sus afanes de legitimarse en el poder, dando un gran golpe político y mediático, como en su momento lo hizo Carlos Salinas de Gortari, con la detención y encarcelamiento de la «Quina» Hernández Galicia. El presidente, el 16 de Septiembre llamó a la unidad de todos los mexicanos, aprovechando la justa indignación y el estupor que causaron las granadas de fragmentación explotadas en su natal Morelia. Llamó a una unidad en torno al gobierno que él encabeza.
4.-Sabe que a dos años de haber arribado al poder, la situación de «estancamiento estabilizador», de los seis años de Vicente Fox, se deteriora de manera acelerada. El Estado, cuyo principal compromiso y razón de ser es la de dar seguridad a las personas en su vida y patrimonio, se ve amenazado como hace muchas décadas no sucedía y el presidente de la república, parece no dar pie con bola ante la grave situación. Los soldados en las calles; miles de muertos, decapitados y actos de terrorismo, que el embajador de Estados Unidos Tony Garza, llamó narcoterrorismo. Son la constante diaria, de un Estado que se desmorona y nuestro joven presidente sin la visión de estadista sólo siembra incertidumbre. (Rodrigo Borja).
No hay comentarios:
Publicar un comentario