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martes, 20 de abril de 2010

Cambia de opinión el general Galván... el dilema: ¿Perder prestigio o un marco jurídico ad hoc?

 
Por Rodrigo Borja 

          En 51 días el Secretario de la Defensa Nacional, el general Guillermo Galván Galván, cambió de opinión; el 19 de febrero Día del Ejército, advirtió que a nadie conviene una lucha larga contra el narcotráfico y menos de dos meses después el miércoles siete de abril, en radical viraje declaró que el ejército seguirá en las calles de cinco a diez años más, sonó admonitorio. 

La lucha debe ser corta 
          Las aparentemente contradictorias declaraciones del general Galván, no provienen de las veleidades de la inmadurez, no, el Secretario de la SEDENA, es un hombre maduro de 66 años de edad y una sólida carrera en la institución armada y en la academia,  ya que cuenta con estudios de posgrado en al Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey y ocupó la rectoría de la universidad  de la institución armada.
          En esta lucha que se libra desde iniciado el sexenio del presidente Felipe Calderón Hinojosa, contra el narcotráfico, el secretario de la Defensa Nacional, siempre había sido ponderado y cuidadoso en sus declaraciones, fue hasta el pasado viernes 19 de febrero, día que en México se dedica a honrar al Ejército, cuando sorprendió su discurso en el Heroico Colegio Militar en la capital del país.
            En la mencionada ceremonia y en su discurso oficial el general Guillermo Galván, advirtió que a nadie conviene que se prolongue indefinidamente la lucha contra el narcotráfico y estimó impostergables las reformas a la Ley de Seguridad Nacional y ofreció respeto a los Derechos Humanos.
          El general lo dijo así: «México merece que hagamos todo lo que está a nuestro alcance, civiles y militares,  para que la patología del narcotráfico y sus irradiaciones sanguinarias se reduzcan a su mínima expresión lo más pronto posible. Nadie desea que esta lucha se prolongue indefinidamente. A nadie conviene».
        Fue más claro el secretario de la SEDENA: «Sí se extiende en demasía, sí se alarga en exceso el trayecto de la confrontación, no sólo se incrementará el número de víctimas inocentes, también se causará un daño adicional a la población, porque podría terminar habituándose a la cultura de la violencia y esto sería la distorsión a las percepciones colectivas».

Cambio de opinión
        Como preámbulo a su nueva posición, el 31 de marzo terminó el convenio entre la SEDENA y el Municipio de Juárez, lo que en  la práctica no se llevó a cabo. El día mencionado se inició el proceso que llevó a cambiar los mandos militares de la Policía y Tránsito de Ciudad Juárez a mandos propuestos por la Secretaría de Seguridad Pública, en sólo unos cuantos días, la vigilancia de la ciudad más violenta del país quedó formalmente en manos de la dependencia manejada a nivel nacional por Genaro García Luna, sin embargo, hasta el día de hoy la presencia de convoyes militares es cotidiana en Juárez. Los soldados siguen en las calles, lo que da la razón al dicho del ex presidente Miguel de la Madrid en el sentido de que a los militares es muy fácil sacarlos de los cuarteles, pero muy difícil regresarlos. 
           A sólo siete días de su salida oficial de Juárez y a 51 de pedir que la lucha fuera breve, el general Guillermo Galván, volvió a sorprender a los medios de comunicación de todo el país y tuvo gran repercusión, porque ante una comisión legislativa, afirmó que para combatir a la delincuencia organizada el Ejército permanecerá en las calles entre cinco y diez años más, salvo orden expresa del Presidente de la República. Sonó admonitorio.
           El general solicitó a la comisión de legisladores que se otorguen facultades a las fuerzas armadas en el combate al narcotráfico, ya que en las actuales circunstancias se está realizando una labor que legalmente no les corresponde.
           Las reformas que el general Galván pidió a los representantes populares, legalizarían la entrada a un domicilio cuando se persiga a un delito en flagrancia o se sospeche. Autoridad para detener y retener hasta por 24 horas; suspender espectáculos o el tránsito masivo de vehículos. El ejército quiere un marco legal para el combate al narcotráfico, de alguna manera con los métodos que en la práctica ya realiza, pero que le han acarreado múltiples denuncias por violación a los derechos humanos, no solamente en diversas entidades de la sociedad dedicadas a la defensa de los Derechos Humanos, sino incluso de la propia Hillary Clinton, Secretaria de Estado de los Estados Unidos y otros voceros del gobierno norteamericano.
           El general Guillermo Galván, también aceptó ante una comité senatorial, una creciente resistencia de los mandos militares a seguir participando en la lucha contra el narcotráfico. Sobre este tema el analista Raymundo Riva Palacio opinó que la resistencia se debe al «desgaste público que va en aumento, y el temor que termine el gobierno de Felipe Calderón comience la cacería de aquellos oficiales que, en el curso de las acciones violaron derechos humanos. Lo que el que el general Galván omitió es que esa rebeldía silenciosa tiene un destinatario previo al presidente: él mismo. Hay mandos molestos con Galván porque consideran que ha sido muy complaciente con Calderón y dicen que las cosas tienen que cambiar, ya.»
         Comenta el analista Riva Palacio, que el general Clemente Vega, pidió a Vicente Fox por escrito una orden para intervenir en caso de ser necesario en la intentona del ex presidente por desaforar a Andrés Manuel López Orador, ya que uno de los escenarios prevenía descontento popular y Fox le pedía al general Vega, disposición para intervenir con las fuerzas armadas en caso necesario, ante la insistencia del presidente Fox, el general Vega, pedía orden por escrito.

Las razones del general
         También podría suponerse que el general Galván al no retirar sus fuerzas de las calles de Juárez, no quiere dejar la plaza a Genaro García Luna, a quien según la periodista Anabel Hernández, en su libro «Los cómplices del  presidente» (Grijalbo, 2008), cuando Felipe Calderón era presidente electo y ante los rumores del nombramiento de Genaro García Luna al frente de la SSP, se le entregó un grueso expediente donde se argumentaba contra la pertinencia del nombramiento, el expediente fue entregado a Juan Camilo Mouriño y el nombramiento de todas maneras se dio.
       Es de suponer una gran desconfianza del Ejército sobre los motivos de García Luna, quien entre otras cosas ha pugnado por una sola policía nacional bajo su mando…

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