Por Antonio Pinedo
Cuando los poderes Legislativo y Ejecutivo
están unidos
en un mismo cuerpo, no puede haber
libertad.
Montesquieu
Estamos
inmersos en pleno proceso electoral para el cambio de la Cámara de Diputados,
sin embargo, poca importancia tiene los actuales comicios ante la inminencia
del relevo en la gubernatura hoy ocupada por César Duarte.
Mientras
los diputados se asuman como meros gestores e ignoren su función legislativa y
deleguen su papel como hacedores de
leyes en el poder Ejecutivo, la pertenencia a este cuerpo colegiado será
básicamente una buena chamba burocrática excelentemente pagada; obscenamente pagada si se considera la
creciente pobreza en el país.
Nada
se espera de diferente en una nueva legislatura en la que como siempre se
vislumbran como líderes en sus respectivas bancadas, los mismos personajes que
se sentaron a la mesa en el Pacto por México y sacaron adelante las reformas
«estructurales» del presidente Enrique
Peña Nieto: César Camacho Quiroz, por el PRI, Jesús Zambrano, por el PRD y
Gustavo Madero por el PAN.
El
único ingrediente interesante en los actuales comicios, es la creciente
percepción de que MORENA se colocará como primer fuerza de izquierda
desplazando al PRD.
Las
diputaciones en el estado
La
actual contienda electoral reviste alguna importancia en distritos muy específicos: el quinto con
cabecera en Delicias, que disputa por el PAN, el ex alcalde Mario Mata y el
sexto con cabecera en la ciudad de Chihuahua, que disputa el ex alcalde
capitalino Juan Blanco Saldívar, en ambos casos el ingrediente de interés lo
aporta el que ambos buscan no ser legisladores y promotores y hacedores de
leyes, que mejoren el vivir de los mexicanos; no, la importancia deriva de la ambición de
los dos por llegar a la candidatura del PAN a la gubernatura el año que viene,
misma que se definirá en alrededor de ocho meses.
También
llama la atención ver cómo le va a Carlos Hermosillo, candidato del PRI a la
diputación del noveno distrito con cabecera en Parral, sobre todo por su
involucramiento en la demanda de Jaime García Chávez, contra el gobernador
César Duarte, por la compra accionaria del Banco Unión Progreso.
En
los tres casos nada tiene que ver con la llegada de un gran tribuno o pensador
a la Cámara baja; nada tiene que ver con propuestas legislativas o de campaña
que estén intrínsecamente ligadas a la labor de un representante popular.
La
elección que importa
En
los corrillos políticos lo que importa y lo que se tiene en mente es la lucha
interna del PRI por la candidatura a la gubernatura el próximo año; importa por la preponderancia demostrada por
el tricolor en la entidad en las últimas décadas.
En
esta disputa hay dos puntos de arranque, se puede abrir el abanico y dar por
buenas las posibilidades de todos los que quieren y están en posición de
tirador, lo que daría una lista muy larga: Enrique Serrano Escobar, Javier
Garfio Pacheco, Marcelo González Tachiquín, Lilia Merodio Reza, Graciela Ortiz
González, Marco Adán Quezada y Héctor Murguía Lardizábal.
También
existe la lista corta: Graciela Ortiz González y Marco Adán Quezada, en ese
orden.
El
filósofo español José Ortega y Gasset, escribió sobre la importancia de las
circunstancias, estas son las que determinan al hombre —por supuesto también a
la mujer—, y las circunstancias, simple y llanamente dicen que la precandidata
con mayores posibilidades es Graciela
Ortiz González. De hecho la mención de
Marco Adán Quezada se derivan casi exclusivamente de la voluntad y
posibilidades de operación política de su compadre José Reyes Baeza Terrazas,
quien es su principal promotor y su pertenencia al Grupo Delicias.
Marco
Adán Quezada
Una
revisión mínima ala biografía política del ex alcalde de Chihuahua, nos revela
que es hechura exclusiva de Reyes Baeza, con quien colabora desde que Quezada
Martínez tenía 22 años y se encontró en la Secretaría de Desarrollo Urbano, con
su amigo y patrocinador en el gobierno de Fernando Baeza Meléndez.
Desde
el lejano 1990 y hasta ahora ha pasado por una diputación local, la dirigencia
local en Chihuahua del PRI, dirigencia estatal del mismo instituto y la
presidencia municipal de Chihuahua y puestos burocráticos de primer orden tanto
en el ámbito municipal, cuando fue alcalde Reyes Baeza, como en el Gobierno del
Estado, también con Reyes Baeza. Y de la mano del mismo ex gobernador ahora se
pretende llegar a la gubernatura, aun
cuando hay con el actual gobierno un añejo enfrentamiento, mal disimulado con
un almuerzo sabatino.
La
precandidatura de Marco Adán Quezada, debe tomarse en serio básicamente porque
viene como la propuesta del Grupo Delicias para el siguiente año y aquí se
consigna aun sin saber el daño causado por los nueve muertos del «Extremo Aeroshow», y su amplia
ventilación en los medios de comunicación, por espacio de casi dos años.
Graciela
Ortiz González
En
las últimas décadas, la gubernatura de Chihuahua se ha decido en torno a dos condiciones: una amplia
base social en Chihuahua y nexos firmes con el presidente de la república en
turno y su equipo.
La
carrera política de Graciela Ortiz, no se ha realizado a la sombra de un
político; ha tenido la habilidad suficiente para estar en la primera línea en
los últimos cuatro gobiernos priistas, lo que la convierte en la mejor
posibilidad de una candidatura de unidad.
Fernando
Baeza Meléndez, la impulsó a la diputación local en 1992; en el sexenio de
Patricio Martínez, ocupó varios puesto de primer nivel y terminó siendo la
primera mujer en dirigir el PRI en la entidad; operó con éxito la candidatura
de José Reyes Baeza, desde la presidencia del partido, lo acompañó en su
campaña y posteriormente en su gobierno, como directora de Pensiones Civiles.
En los primeros doce meses del actual gobierno fue la secretaria general de Gobierno. Era la presidenta del PRI,
cuando se decidió postular a Héctor Murguía Lardizábal a la alcaldía de Ciudad
Juárez en 2004, porque según las encuestas era con el único candidato que
tenían garantizado el triunfo.
Su
presencia a nivel nacional, se reafirmó cuando fue importante operadora
política de Beatriz Paredes, quien ocupaba la presidencia del CEN del PRI y la
chihuahuense ocupaba la cartera de Acción Electoral; estuvo en los años de recuperación de espacios
de poder por parte del PRI, luego de la debacle de 2006, con Roberto Madrazo
Pintado.
Representó
al CEN del PRI en el Estado de México en 2011, cuando se realizó la campaña que
llevó a la gubernatura a Eruviel Ávila, un año después en la misma posición,
trabajo en el cuartel de campaña de Enrique Peña Nieto, cuando éste buscaba la
presidencia de la república. Si Ortega y Gasset está en lo cierto, las
circunstancias favorecen ampliamente a Graciela Ortiz, sobre todo en el escenario
que se busca, que es el de un candidato de unidad