La
actual administración fue muy clara al inicio de la misma, sobre lo
comprometido que recibía el presupuesto municipal por la enorme carga
que significa el crédito de 2,200 millones de pesos para realizar el
emproblemado Plan de Movilidad Urbana.
El pago mensual de más de 20 millones de pesos por veinte
años, avalaban ampliamente el dicho por las autoridades municipales.
Incluso en un inusual informe de los primeros cien días de gobierno, el
presidente municipal Enrique Serrano Escobar, fue muy claro: la
principal obra pública planeada para el actual trienio era el PMU,
simplemente no había dinero para pensar en ningún otro proyecto, los
sueños personales se hacían generosamente a un lado, para dar paso al
gran proyecto de obra pública concebido en la anterior administración
municipal.
No
obstante lo anterior, se habla de un ambicioso proyecto para la
iluminación pública, que podría endeudar al municipio por mil millones
de pesos más. El proyecto que se presenta en por lo menos tres opciones,
todas ellas con diferente alcance y por supuesto diferente monto de
deuda, ha sido controversial, sobre todo a la luz de los resultados que
ha tenido el PMU.
A
toro pasado hay quienes afirman que mejor hubiera sido hacer el
proyecto total del PMA y realizarlo por etapas, conforme a las
capacidades del presupuesto municipal, de esa manera no se habrían
provocado los graves problemas viales que hay por toda la ciudad y sobre
todo no se habría endeudado al municipio por dos décadas.
El
mismo argumento cabe para el ambicioso programa de dotar de luminarias a
la ciudad, ciertamente una necesidad importante, pero no la única ni la
más urgente.
El
cambio de lámparas de alumbrado público, ya obsoletas por las que
utilizan el sistema LED, parece una buena idea y puede realizarse sin
problemas, por etapas, cada vez que haya un recurso que pueda ser
aplicado al rubro, como lo hay todos los años, que éste se aplique al nuevo tipo de luminarias y punto.
Endeudar
más al municipio no es una buena idea. La iluminación actual es
deficiente, pero a los juarenses les preocupa más el mal estado del
pavimento, la falta de políticas públicas para propiciar la
densificación urbana; en fin son muchos los problemas que hay que
combatir, muchos de ellos por supuesto más urgentes que cambiar la
iluminación pública.
Editorial 1180
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