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lunes, 7 de diciembre de 2015

Crónica


Carlos Murillo y el periodismo

*«Aires del Pasado: reporteros de ayer, de hoy  de siempre», es el título del libro de Carlos Murillo de la Cruz (Ichicult 201, Chihuahua) *Reportero es el personaje más importante del oficio periodístico porque de la noticia escribe la historia cotidiana del universo. *Homenaje a los hombres y las mujeres que en los medios de Ciudad Juárez construyeron una brillante época del periodismo local. *Hay luto en Las Babícoras por el muy lamentable fallecimiento del señor don Álvaro Muñoz Muñoz, hombre respetado en toda la comarca.  



Por Jesús González Raizola*
(Primera de dos partes)


El martes 27 de octubre de 2015 me llegan dos tristes noticias que nunca quisiera enterarme:

1.- El deceso, en Juárez, del extraordinario colega y gran amigo Carlos Murillo de la Cruz.

2.-El fallecimiento, en San José Babícora, municipio de Gómez Farías, Chih., del señor don Álvaro Muñoz Muñoz.

De la muerte de Murillo (Carlitos, le llamaba siempre don Aurelio Páez Chavira) me hace el favor de enterarme mi viejo colega y amigo Salvador Holguín Gutiérrez, fundador, editor y director del periódico juarense Diario de la Mañana.

Y del fallecimiento de don Álvaro me informa el joven Edgar Muñoz Acosta, destacado estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Chihuahua, al que agradecí su atento comunicado verbal informativo.

En abril pasado, hace seis meses, le dediqué un texto a Carlitos, que se publicó en le periódico quincenal TERCERA EDAD de Chihuahua; y en junio siguiente en la revista SEMANARIO de Juárez, en el que aludí al libro AIRES DEL PASADO: REPORTEROS DE AYER, DE HOY, DE SIEMPRE original de Carlitos, escrito con prosa elegante y colmado de expresiones de muy elevada belleza literaria, característica personal de Carlitos que era amistoso, efusivo, humano, cordial, afectivo pues, por naturaleza.

El libro, único en el tema, lo dedicó Murillo a homenajear a los reporteros de todo el mundo, de los que Carlitos asegura, en la página 87, que son los profesionales de mayor importancia y jerarquía en el oficio periodístico porque son, cual reales procuradores de la sociedad, los que van por la materia prima (la noticia) al sitio donde se genera, le dan forma para noticiarla y entregar su mensaje a los colectivos humanos.

Escribió Carlitos: «El reportero es un profesional de la información pública. Y los periodistas, todos, absolutamente todos, también lo son. El reportero representa los oídos, los ojos, la boca del Pueblo. El reportero exige por el ciudadano. No me cabe duda: es el reportero un procurador de la sociedad, Y puntualizando al trascurrir de cada instante, en el devenir de las épocas, el presidente ha sido, es, será siempre, la historia de la humanidad».

Bajo la premisa de que recordar es volver a vivir, Carlitos recordaba a los reporteros de antaño y también a los actuales, y antes que Murillo nadie había escrito, nada, nada, nada sobre los reporteros.

Y en cuento al deceso del señor Muñoz Muñoz debo decir que era un sobreviviente de las familias que tuvieron importante y cercana participación en las actividades agrícolas y ganaderas durante la prolongada época dorada de la hacienda de Babícora.

A don Álvaro todavía le tocó ver las cuantiosas cosechas de maíz, trigo y cebada que daba las fértiles tierras temporaleras de las llanuras que pertenecieron al señor William Randolph Hearst; así como a las miles de cabezas de ganado vacuno, caballar, ovino y hasta porcino que disfrutaban de los abundantes pastizales cuando el régimen de lluvias era seguro y era preciso en la temporada respectiva. Ahora ha cambiado muchísimo.

Yo recibí de don Álvaro un trato amable, franco, de formal camaradería, pues era el prototipo del hombre de campo que brinda amistad sin dobleces y sin simulaciones, muy común, muy propia de todos los habitantes de esas latitudes de Chihuahua. Le pedí al joven estudiante universitario Edgar Muñoz Acosta que por los conductos familiares y los contactos que los Muñoz de Chihuahua mantienen con los de las Babícoras, hicieron patente mi sentida condolencia por el fallecimiento de don Álvaro, hombre de bien con reputado abolengo en toda aquella extensa campiña chihuahuense..

Y volviendo al libro de Murillo, desde el ameno principio hasta el final hace un brindis amistoso a todos los no identificados personajes de las lides reporteriles mundiales «nunca antes llevados al escenario de noble y grata recordación… y de rescate del olvido», sin mencionar ningún nombre, porque, como le dijera a Carlitos don Aurelio Páez Chavira, cuando aquel inquirió si debía el libro llevar una dedicatoria específica:

—No lo necesita; puede ser cualquiera de nosotros.

Sin embargo, influido lógica y naturalmente por su región, en las páginas 170, 171,172,173 de AIRES DEL PASADO, el autor escribe los nombres de reporteros de notas «muy monas» como las de sociales de Josefina Asúnsolo, Adela Sierra, Aurora Espinoza, Elena Salgado y «hasta del Gastoncillo el exquisito quien acuñara la frase: yo con una cachetada tengo, cuando alguien lo amedrentaba con ponerle una recia».

Para no estar entrecomillado copio literalmente las páginas citadas:

Y las notas culturales de Alfonso de la Parra «Mancera» y su perro Canelo. La columnaza «Cafeteando» de mi Fer Silveyra. La tric-Trac de Polo Ochoa. La del inspirado vate de La Chaveña Borjón Parga. Y los cartones magistrales de Candelas. Los monos de Rumor. Y los del genio Marcos Aldana Aguirre.

Las fotos de Chintololo. Las de Oscar Portillo. Las de los Migueles Ramos y Martínez. Las de Rubén Flais. Las de los Cuyas Martiniano y Cipriano Jáuregui. Y las de Roberto y Toño Granillo. Las de Chuy Montes y Raúl Lagunas. Las del comandante Adolfo González, con vitrina excepcional de premio nacional de fotoperiodismo. Las de Saúl Sepúlveda. Y las de Juan Robles Flores el constructivo dirigente scout. Y las del hombre leyenda mi compañero Héctor El Chino Oaxaca.

Las de Miguelito Martínez Rivera que llegó a El Fronterizo en 1958 cuando el director era el yucateco Carlos Loret de Mola. Y las notas de Héctor Soleno Benavente. Y las de Irigoyen. Y las del Chory Domínguez. Y los noticiones de un periodista querido por el pueblo y que hoy tiene su calle Rubén El perrito Posada Pompa.

Y las notas y columnas de Villita don Adolfo Villaseñor. Y los buenos reportajes del Gallito Amado Flores. Y las del poeta Rubén Rodríguez Ávila y su canción inmortal Barquito de papel. Y las notas de Pumarejo. Y las de mi entrañable amigo Oscar W. Ching Vega. Las notas inolvidables y su columna La ciudad en Patunflas de Guillermo carioca Calderón.

Las de Ignacio Nacho Uranga. Las de Guillermo Rojas González el famoso Colorín. Las del competente Nacho Staines, aparentemente serio pero afable y bromista. Las de Juvenal Aragón Romo. Las notas y artículos de Ricardo de la Fuente y las de Salvador La Amenaza Holguín. Las del novel reportero Eugenio Gino Chávez Calderón. Las de Armando El Tierno escobar Ortega.

Las de don Manuel El Gordo González Arredondo. Las notísimas de todos los deportes de Raymundo Casimiro Cordero. Y de Luis Galván Campanela. Y las deportivas y políticas de don Alberto Montoyita Montoya Huerta. Y las notas en su columna inigualada, primero desde el Valle de Juárez, y luego desde Chihuahua de mi amigo el caballerazo Jesús Manuel González Raizola. Las taurinas de don José Santamaría Pepe Hillo Bringas. Y las crónicas soberbias del señor Manuel Auza Prieto gran deportista en el arte de los guamazos que dio su nombre a un gimnasio.

Y las notas explosivas de otro orgullo del clan Páez, Octavio Páez Chavira el creador literario con una colección de libros que ha escrito y con su columna Esquina que casi al final del rotativo fue su director. Y las de Alejandro Pérez de los Santos Perycles. Las de Emilio Gutiérrez de Alba escritor de prolífica vena. Las de José Zúñiga Panduro. 

Las del plumista fecundo Zeferino M. Mares Mario Frezmenze. Y las de don Alberto González Tagle Gonzalitos que puso de moda el arte de los cueros publicados en El Mexicano. Todos muy bien dirigidos por mi amigo El Tigre don Antonio García Quevedo. Por don Carlos Loret de Mola. Por don Alberto García Guzmán. Por don Lamberto Ortega Peregrina. Por don Ricardo Isaac Ahumada y por el legendario José Luis Delgadillo desde su luminosa mesa de redacción y otros muchos jugadores AAA para verdaderamente grandes ligas que prestigiaron y dieron esplendor con su talento y su trabajo a la Época de Oro del periodismo fronterizo en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Premio Nacional de Periodismo 1973. 
Chihuahua, Chih., octubre de 2015.

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