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viernes, 19 de agosto de 2011

Cordero, el capricho de Felipe Calderón


Por Rodrigo Borja
            El pasado domingo en Guanajuato, el secretario de Hacienda Ernesto Cordero, demostró lo que se puede esperar de él, como candidato del Partido Acción Nacional a la presidencia de la República, quedó claro que la política electoral no es su fuerte y que tiene poca idea de lo qué se trata. Durante su discurso se dirigió casi exclusivamente al presídium, y dio a la espalda a la audiencia y a las cámaras de televisión, quienes transmitieron en vivo y en red nacional, las espaldas del precandidato.

            La controversia lo persigue
            A sus afirmaciones de que una familia mexicana puede tener una buena vida con un ingreso de seis mil pesos mensuales, siguieron una serie de erráticas declaraciones, cuando declaró a México un país de renta media, dando por hecho que los promedios y las estadísticas son reflejo fiel de la realidad socioeconómica del país, y no un recuerdo de el enorme trecho que separa a los muy pocos muy ricos, de los muchos pobres muy pobres.
            La precandidatura de Ernesto Cordero, es el reflejo de la voluntad  unipersonal del presidente Felipe Calderón, es el autoritarismo contra el que siempre peleó y que ahora quiere ejercer como en los tiempos de la preponderancia priista. Es tan ilógica la precandidatura de Ernesto Cordero que la mayor parte de los observadores políticos del capital del país la hacen notar.
            En realidad realzan lo evidente. Por ejemplo, José Ureña, de la agencia Cuadratín dice: «Las apariencias muestran que el secretario de Hacienda y Crédito Público es el precandidato oficial del Partido Acción Nacional a la presidencia de la República. Tiene todo para serlo. Es miembro del gabinete, es amigo del presidente Felipe Calderón y tiene el perfil de tecnócrata que lo califica para convertirse en un hombre apto para desempeñar el cargo que dejará vacante el mandatario el 1 de diciembre del 2012.
            «Sin embargo, para cómo va desarrollándose la precampaña de todos los aspirantes, Vázquez Mota parece ser la candidata oficial y Cordero un elemento de distracción.
            «Y por supuesto Santiago Creel viene a ser el “candidato de la oposición interna”. Del resto, mejor no hablamos. El secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio también parece jugar un papel de relleno y el “gober piadoso” Emilio González Márquez,  ni a eso llega.
            «Pero como el ambiente actual es de suma confusión y a veces las señales que envían los protagonistas de la escena pública no son muy explícitas y más bien crípticas, la cargada todavía no se desata y más bien anda muy contenida.»
            Por lo anterior el ex presidente Vicente Fox, apremia a su partido a acelerar el paso y definir candidato e incluso. Aunque alineado con Santiago Creel, hace declaraciones a favor de Enrique Peña Nieto, al parecer como una medida disuasiva contra la posibilidad de que el presidente Calderón Hinojosa, trate de imponer a un candidato a quien nadie ve de a kilo.
            Las encuestas de opinión nos dicen que la precandidata con mayor crecimiento es Josefina Vázquez Mota, e incluso algunas la ponen por encima de Santiago Creel en preferencias. En un lejano tercer lugar se ubica Ernesto Cordero, quien ni siquiera ocuparía ese lugar si no fuera por el efecto de la cargada, le siguen Emilio González y por último Alonso Lujambio.
            Por supuesto, eso no significa que Vázquez Mota esté perfilándose como la gran sorpresa de los aspirantes. Según todos los sondeos, Enrique Peña Nieto sigue encabezando las preferencias de los votantes, pues «en cualquier escenario que se presentara» ganaría con márgenes muy amplios.

            Ernesto es el quid
            Ningún analista ve a Ernesto Codero ganando, con las reglas que hasta ahora ha utilizado el PAN en sus convenciones. Los analistas suelen comparar a Santiago Creel como el «caballo negro» del sexenio pasado, que fue Calderón. 
            En lo que todos parecen estar de acuerdo es que el retraso de Ernesto Cordero en dejar la Secretaría de Hacienda, le puede afectar a él, a Calderón y sobre todo al país. Las circunstancias no lo han favorecido, salvo la voluntad presidencial y las últimas turbulencias económicas, lo perjudican más.
            Su permanencia en Hacienda está obrando en su contra, sobre todo por el estado de crisis que está presentándose en las economías europeas y sobre todo la norteamericana, a la que estamos muy ligados. Estas condiciones lo obligan a tomar una pronta decisión de continuar al frente de las finanzas nacionales o dejar la secretaría para ir tras la silla presidencial. La actual indefinición, no favorece a nadie.
            El columnista de Reforma Eduardo Lliteras nos recuerda. «A lo largo de la gestión calderonista, Ernesto Cordero ocupó tres posiciones: una subsecretaría y dos secretarías de Estado. Esas plataformas, en particular la de la Secretaría de Desarrollo Social, no fueron suficientes para proyectarlo como un político de altos vuelos. No brilló en su desempeño como secretario de Desarrollo Social y su paso por Hacienda es el de un administrador, no el de un político decidido a emprender los necesarísimos ajustes que la estructura fiscal y financiera requiere. Desechó más de una vez la posibilidad de emprender la reforma correspondiente, incluida la reciente propuesta de los senadores del PRI y, en cambio, hizo suya la aplicación de medidas regresivas y populistas. Ahí está la deducción de las colegiaturas».
            Las pitas se le enredan al presidente Calderón, con su propia sucesión, sin embargo una cosa parece incuestionable: Ernesto Cordero no da el kilo como candidato.

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