La Nueva Central

                Hace más de veinte años se habló por primera vez de una macro plaza que uniera la Plaza de Armas y la Misión de Guadalupe, con el edificio de la ex Aduana, era un proyecto que encabezaba don René Mascareñas y apoyaba el entonces gobernador Fernando Baeza Meléndez, y desde esa misma fecha hubo oposición por parte de los comerciantes instalados en la cuadra que separa estos dos edificios históricos.

                El querido y emblemático café de chinos La Nueva Central, era el objetivo a defender en los años ochentas y por lo visto vuelve a repetirse la historia es claro que los juarenses sienten propio el espacio y parte de su cultura. Es un hecho que  los restaurantes se vaciaron luego de la violencia desatada con la llegada de los soldados en marzo de 2008 y luego de las extorsiones y secuestros que se desataron con la llegada de los policías de la Federal.

                Sin embargo, aun en esos momentos de extrema violencia y patrullaje de las fuerzas federales por las calles de la ciudad, cuando los restaurantes cerraron sus puertas por la extorsión, el cobro de piso y la violencia generalizada, cuando los que permanecieron abiertos estuvieron semivacíos en espera de mejores tiempos, La Nueva Central, fue un refugio para los juarenses, nunca dejó de tener  clientes en espera de una silla, nunca se acudió a él, sin encontrar a una cara conocida o un saludo, ahí los juarenses nos reconocemos, nos identificamos, el lugar nos pertenece, tanto como a los Yepo.

                Ahora se vuelve nuevamente a hablar de tirar la Nueva Central, pero ahora la oposición no es de los comerciantes, es una oposición ciudadana, que ha encontrado en las redes sociales, su mejor forma de expresarse. Son juarenses de todas las edades, incluso jóvenes que van en busca de sus raíces y las encuentran en el café de los Yepo y de los fronterizos.

                Muy bella se vería una plaza que uniera estos dos edificios, siempre y cuando no quedara como los alrededores del gimnasio Josué Neri Santos. Pero no a costa de un espacio público, tan nuestro, tan juarense con tantos recuerdos e historias, como La Nueva Central, la opción no es esa, no es abrir espacios destruyendo la historia no únicamente de la ciudad, sino de miles de juarenses que ahí vivieron y viven momentos memorables… las personas son muy importantes y parques se pueden hacer en otra parte o bien darle mantenimiento a los actuales, que se deterioran, incluida La Plaza de Armas.

                Editorial 1043