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miércoles, 12 de septiembre de 2012
Se pelearon los compadres… Duarte y Teto irreconciliables
Por Rodrigo Borja
En 2004, era
una alianza muy platicada, en el 2010 uno de los dos iría por la gubernatura,
quien estuviera mejor posicionado y el otro se uniría, era el pacto público o
por lo menos muy conocido del círculo cercano a ambos políticos, nos referimos
por supuesto al gobernador César Duarte y al presidente Héctor Murguía, ambos
lo platicaban en auditorios pequeños, pero nunca con la intención de que no
trascendiera, eran aliados y querían que se supiera.
Las primeras
fisuras en la alianza se empezaron a dar cuando quedaba claro que el mejor
posicionado era el diputado César Duarte, quien al llegar a la presidencia de
la Cámara de Diputados anunciaba al mundo político, cual era su segundo paso en
la carrera que escogió allá por principio de los noventas en la ciudad de
Parral.
El ex
alcalde juarense no pudo aceptar que el sueño largamente acariciado tendría que
esperar o bien que por lo menos en esta ocasión no tenía posibilidades, los
grandes electores en la Ciudad de México — a falta de un fiel de la balanza,
papel reservado al presidente de la república—, se inclinaban por Duarte Jáquez
y el gobernador José Reyes Baeza, la otra voz cantante, buscaba allanar el
camino a Oscar Villalobos, con quien lo unía un parentesco familiar.
Hábil y no
exento de carisma, Héctor Murguía, creó una corriente de opinión a su favor,
que era muy importante e incluso con gran repercusión en los medios de
difusión, pero las reglas de la política priista, son muy claras, ninguno de
los tres contendientes las desconocía y con ellas habían jugado y ganado en el
pasado no había margen para la desilusión, si acaso para la frustración.
Dos años de enfrentamiento
Pronto se
puso en evidencia que las relaciones entre los precandidatos a la gubernatura y
la alcaldía de Chihuahua, no pasaban un buen momento, y ese talante se ha
mantenido por dos años, con algunos esfuerzos por parte del alcalde Murguía
Lardizábal, como el festejo de cumpleaños en «Tetolandia» a César Duarte por su
cumpleaños, en donde se le regaló un fino caballo y una elegante y costosa
montura.
Son
esfuerzos que nada logran, lo cierto es que es muy conocida, como dice el lugar
común, es un secreto a voces, la orden
que hay en la alcaldía de no colaborar con las autoridades estatales y en
reciprocidad ocurre algo similar con los empleados y funcionarios estatales,
aquí se anteponen las fobias personales al interés colectivo de los juarenses.
Lo anterior
explica que no haya obra municipal, ni dinero para realizarla y que la
constante en el municipio sea el problema para completar la nómina. La poca
obra pública que se realiza en la ciudad es con fondos federales y se procura
que quede en claro y el estado hace lo propio tomándose también la precaución
de que sea conocido qué esfera de gobierno realiza los trabajos, como es el
caso del estadio de beisbol.
Muchos han
sido los eventos públicos en que el gobernador ostensiblemente marca distancia
con el alcalde y muchos son también los eventos en que el alcalde cansado de
los desplantes simplemente inventa que está fuera de la ciudad, enfermo o lo
que sea y manda a su secretario Héctor
Arceluz como su representante y no se toma la molestia de atender, como se dice
en el mundo de la política al gobernador, ya que es costumbre que cuando el
gobernador llega a algún municipio de la entidad, el alcalde se da a la tarea
de acompañarlo durante su estancia.
Rudeza innecesaria
Pero pocas
veces se había visto tan rudo el gobernador César Duarte, como en el reciente
concierto de Luis miguel, al cual llegó con una buena parte de su gabinete, si
es que no estuvo la totalidad, también invito al presidente municipal de la
ciudad de Chihuahua Marco Adán Quezada y ostensiblemente se dedicó a platicar con
él, dando mucha menor atención al alcalde anfitrión, Héctor Murguía Lardizábal,
hay pocas dudas entre los observadores políticos de que, son los primeros
escarceos para la sucesión presidencial, en la próxima contienda el gobernador
quiere una persona que le sea afín y leal y el alcalde busca lo propio.
En un estadio
con poco más de quince mil personas escuchado al cantante, con la clase
política en pleno, fue un mensaje claro y por supuesto un jugada ruda por parte
del gobernador.
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