Bienvenidos
La apertura de este espacio, conlleva la intención de interactuar con los lectores de la revista Semanario del Meridiano 107, conocer sus opiniones, enriquecernos con sus comentarios y complementar nuestros servicios editoriales.
viernes, 17 de julio de 2015
Crónica
Luis Salayandía, Jacobo Zabludovsky
y el premio Francisco Zarco
*Fue gratísima la
sorpresa de media noche en una modesta cantinita de Parral
*Luis me despertó
por teléfono y me dijo «levántese para echarnos unos tragos»
*Oyó que en 24
Horas dijo Jacobo que obtuve un premio
nacional de periodismo
Jesús González
Raizola*
A partir de la media noche de aquel día de finales
de septiembre de 1973, los
nombres de Luis Salayandía Sáenz y de Jacobo Zabludovsky quedaron unidos y grabados en mi memoria para
siempre.
Luis, dueño y
director del diario El Monitor y
cabeza del grupo regional de militantes
en la Asociación Estatal de Periodistas
Chihuahuenses (AEPCH); y Jacobo, el más conocido comunicador de radio y
televisión en América Latina, y conductor fundador del espacio que en Televisa
dispone, de nueve a once de la noche, de
los ciento veinte minutos de mayor trascendencia informativa nacional
denominado «24 Horas».
Dormía yo un sueño profundo, cansado por el día
bastante ajetreado, en un cuarto del segundo piso del hotel de don Andrés
Burciaga en el centro de Parral, cuando me despertó el timbre del teléfono, que
descolgué y oí una voz grave que se identificaba, me interrogaba, y a la vez me
ordenaba:
–Soy Luis
Salayandía. ¿Ya estaba dormido?
Levántese. Estoy en mi casa pero
ya voy por usted porque es necesario que sepa algo muy importante que acaba de
decir Jacobo Zabludovsky en «24 Horas».
Turbado en grado
máximo; con mil elucubraciones en el cerebro; sentía el golpeteo de la presión
arterial en mis venas, y así, atolondrado de verdad, bajé al vestíbulo y casi
antes de salir del elevador, Salayandía , que estaba ya allí, esperándome,
levantó sus brazos y me atrajo hacia sí, diciéndome:
–Acaba de decir
Jacobo Zabludovsky que usted ganó un premio en el Certamen Nacional de
Periodismo, y vengo para que vayamos a festejarlo con unos tragos de gusto,
unos dos tres antes de que cierren las cantinas,
pues ya casi son las doce, y cierran a la una.
Yo intentaba
hablar pero no podía decir nada. Mi confusión era evidente. No podía dudar de
Luis porque Luis siempre ha sido un
hombre serio. Demasiado serio. Ni pensar por tanto que estuviera «vacilando».
Notó Salayandía mi nerviosismo, y sonriendo, con tono grave, es su estilo, pero
amable, volvía a reiterarme:
–Lo acaba de
decir Zabludovsky. Leyó muchos nombres, pero el suyo lo oí claramente, dijo su
nombre completo, dijo el tema referido a Yepachi, y dijo el nombre de La Crónica de Ciudad Juárez fue publicado.
Me faltaban
palabras para explicarle a Luis que yo era totalmente ajeno a ese
acontecimiento. Que el trabajo de Yepachi no era cosa de otro mundo más que una
simple denuncia de los atropellos que sufren los Pimas. Y que esa había sido la
intención de escribirlo, a instancias de don Aurelio Páez Chavira, director de La Crónica, quien al darse cuenta de mis
solitarios viajes a Yepachi me preguntó ¿qué hay en Yepachi?, y el largo relato
que le hice, en atención a su interés profesional, lo utilizó para ordenarme
«escríbalo»; y se lo escribí; y lo
publicó en La Crónica, pero nunca con
afán de que fuera a certamen, porque no vale la pena.
De siempre
circunspecto, Luis me escuchó con atención. De pocas y muy precisas palabras;
casi inexpresivo en sus emociones y sus afectos, esta vez, allí en la cantinita
de Parral, Luis sonreía. Estaba contento. Estábamos a gusto. Y volvía; insistía
en que yo debía dar por cierto el anuncio de Zabludovsky:
–Lo que dice
Jacobo siempre es cierto. Esto de su premio y los otros premiados los leyó
despacio. Fue lo último del noticiero. Y cuando se quitó los audifonotes, fue
cuando luego luego le llamé a usted, para felicitarlo y felicitarnos porque es
de todos nosotros ese premio. Salud. Salud.
Era la una y
media de la mañana cuando el cantinero se dirigió a Luis con mucha atención,
con mucho respeto, como disculpándose:
–Luisito con
mucha pena, pero es hora de irnos…
Pagó los ocho
jaiboles que bebimos. Cuatro él y cuatro yo. Me llevó hasta la puerta del hotel
que estaba a una cuadra, y al despedirse, me citó para que al mediodía
siguiente, con Ontiveros, con Aldana, con Lupito Chávez, con Manuelito
González, con Chalao y otros tres o cuatro amigos y colegas cercanos,
hiciéramos otros dos brindis en el local de Chalano, antes de que yo me
regresara a Chihuahua.
Espero tener oportunidad de dar a conocer los
nombres, los temas, los medios y el nombre de cada premio de quienes recibieron
el galardón 1973 del certamen que convocaba y organizaba durante muchos años el
Club de Periodistas de México presidido por don Aurelio Sáenz de Miera
Jacobo
falleció el 1 de julio de 2015.
Chihuahua, julio
del 2015
*Premio Nacional
de Periodismo 1973
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario