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lunes, 12 de septiembre de 2016

Crónica

Ni rayas peatonales ni rayas en carriles

• Hace ya largo tiempo desaparecieron las rayas amarillas en los pasos peatonales en la ciudad de Chihuahua • Si con rayas bien visibles y permanentes en semáforos peligraba el  paso de los cuidadanos «de buen comportamiento» • La seguridad en el paso peatonal es un derecho humano general, no sólo para los ciudadanos «de buen comportamiento» • ¿A quién reclamarle? Ni municipio ni estado le ponen atención a este tipo de pequeños, pero grandes problemas citadinos

 Por Jesús González Raizola*
Este es un problema para las personas, como yo, pobres y de a pie.
Cruzar un paso peatonal es jugarse la vida.
Ya no hay rayas amarillas y aunque en algunos está un semáforo de esos intermitentes, y lo peor, son los guiadores de vehículos motorizados que pasan tan veloces como si fueran a recibir una cuantiosa herencia.
Hay unos que se paran cuando el peatón empieza a caminar cruzando el supuesto carril por donde circula el guiador que se detuvo.
Pero si el peatón cree que «ya la hizo», el guiador que va a recibir herencia, que viene por el siguiente carril, pasa a gorro y el peatón se queda dando gracias al creador porque si hubiera dado un paso hacia adelante, el que va por herencia allí lo hubiera dejado atropellado.
Así están funcionando en la ciudad de Chihuahua todos los pasos para peatones que son, en la real realidad, zonas de muerte.
¿Y el derecho  humano del peatón a cruzar con seguridad, dónde quedó?
Queda en la estúpida concepción  de que los derechos humanos son para otorgárselos a las ciudadanos de «buen comportamiento».
¿Y el derecho humano de guiar por carriles bien marcados?
¿Y el derecho humano de ser protegido de asaltantes, de malandros que operan de mañana, de noche, de día, dónde se encuentra?
¿En qué utilizan los carros patrullas que arrendó el chico Bafar?
¿Qué trabajo desempeñan en favor del ciudadano común los cientos de unidades motorizadas de la llamada «policía estatal»?
Es tan inseguro Chihuahua que hasta las estatuas de las plazas como las que estaban en la del Ángel se pierden y nadie sabe dónde quedaron.
Chihuahua, abril 2016

Premio Nacional de periodismo 1973.

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