Bienvenidos

La apertura de este espacio, conlleva la intención de interactuar con los lectores de la revista Semanario del Meridiano 107, conocer sus opiniones, enriquecernos con sus comentarios y complementar nuestros servicios editoriales.
Este sitio se ve mejor con Firefox de Mozilla. Descarguelo haciendo click aqui.

lunes, 19 de septiembre de 2016

¿En qué estaban pensando?


   
 ¿En que estaban pensando los miembros del gabinete de Enrique Peña Nieto y el presidente mismo a la hora de invitar a Donald Trump a nuestro país? ¿Qué los hizo pensar que era una buena idea, recibir en Los Pinos y darle el trato de estadista a la persona que desde el primer día que decidió lanzar su candidatura para la Presidencia de los Estados Unidos se ha dedicado a insultarnos y llamarnos «delincuentes » y «violadores»? ¿En qué cabeza cabe?
        Un presidente que en el mes de agosto, antes de la visita del empresario venido a político, tenía una aprobación de solamente el 23 por ciento de la población, debería tener más conciencia del delicado momento por el que su gobierno está pasando, ya no es sólo el crecimiento estancando de la economía, un peso devaluado, la inutilidad de las reformas estructurales, el repunte de la violencia, la crisis en derechos humanos, la desaparición de los normalistas de Iguala, la matanza de Tlatlaya, la matanza en Tanhuato, la matanza en Nochixtlán. La Casa Blanca. Dejemos a un lado todo eso, que para el Presidente podría parecerle cosa pasada, superada, como le gusta decir.
          Nos referiremos sólo a los dislates en los que se ha visto envuelto el jefe del Ejecutivo, solamente en las últimas semanas, hablamos del escándalo inmobiliario en el que se menciona de nueva cuenta a su esposa, la señora Angélica Rivera, al encontrársele en Miami un apartamento del que hace uso, pero cuyos impuestos paga un tercero, caso al que hasta ahora, no se le ha dado una respuesta del todo satisfactoria y luego el reciente caso de la tesis que presentó el mandatario para obtener su grado de licenciatura, en el que según una investigación llevada a cabo por la Universidad Panamericana, efectivamente el presidente plagió una tercera parte de su documento, pero la casa de estudios alega que ante la consumación de los hechos, nada se puede hacer pues el reglamento únicamente aplica a alumnos de la universidad, no a exalumnos. La manera en la que Peña Nieto dio por zanjado el asunto fue alegar un «error metodológico», simplemente patético.
           Si el presidente y sus asesores, querían formar una cortina de humo para desviar la atención del desastre en ha devenido esta administración, recibiendo al boquiflojo y racista candidato republicano, pues lo logró pero a costa de la traición y la pérdida de la poca dignidad que le queda al Presidente que no la de los mexicanos, que con su acto de vil agachismo no nos representa en lo absoluto.                                                       Editorial 1243

No hay comentarios: