La muerte de Juan Gabriel y el reencuentro con la ciudad

Por Rodrigo Borja

La sorpresiva muerte de Juan Gabriel, fue la conmoción, el reencuentro de miles, millones de mexicanos, con su vida; con sus amores y desamores, sus encuentros y sus desencuentros. De golpe los mexicanos vieron pasar el “soundtrack” de su existencia con música de este compositor inusitado. El impacto instantáneo se prolongó por días y seguramente por semanas.

        Para los juarenses es particularmente sentida la muerte de este compositor nacido en Michoacán, porque los juarenses al igual que Chabela Vargas, “nacemos donde nos da nuestra chingada gana”. Para los fronterizos es importante la pérdida, porque a lo largo de décadas el compositor y cantante mantuvo un amor correspondido con la ciudad, un  romance que perdurará por mucho tiempo

        La inesperada marcha del cantante juarense, impactó y pasmó a millones en México, Latinoamérica y España, en todos los rumbos del mundo en donde se escuchó su música. Y así como en la tarde-noche del domingo de su muerte los juarenses empezaron a llegar sin ninguna convocatoria a la casa de la 16 de Septiembre, por centenares hasta completar miles, para recordarlo, llorarlo y rendirle un espontáneo homenaje cantando sus canciones.

         A horas de su muerte, eventos similares se sucedieron por el mundo, en "Mi Canal Perú", se le improvisó un largo homenaje en donde un imitador de él, llamado Ronald Hidalgo, lloró y puso a llorar a todo el estudio incluido conductores y equipo de producción con "Abrázame muy fuerte"; en un concierto en Estados Unidos, Marc Anthony con la misma canción no pudo contener el llanto en el escenario;  Leonardo Fabio hizo lo propio en Argentina, en fin fue la conmoción en el mundo en el que se habla  español, que es una parte muy importante del mundo.

               

Un amor correspondido

          Aquí en la frontera, su fallecimiento fue particularmente sentido, Juan Gabriel fue muy querido por los juarenses desde antes de serlo, desde que era Alberto Aguilera Valadez, desde que era un niño fue querido por los juarenses, él mismo da el testimonio  en "Eternamente Agradecido", en donde recuerda a su primer amigo, teniendo él solamente siete años, un viejo sabio y cariñoso llamado Juan, recuerda con el mismo cariño a las amigas de su madre y se alegra de que en su barrio, los servicios de agua, luz y gas ya existan.

      Su niñez no se vio ensombrecida por la falta de agua y de luz y en lugar de recordar las carencias de la infancia da las gracias por tanto amor. Agradece a Juan, por quien adoptó el nombre artístico el haberlo enseñado a trabajar y recuerda con amor desbordado a su maestra Micaela.

       En muchas canciones da testimonio de su cariño por Juárez y los juarenses, "En la Frontera", acepta sin ambages, que a él le gusta más estar aquí, ya era un ídolo en todo México, pero a él gustaba más estar en la frontera, «porque la gente es más bonita y se supera».

               

García Marquez, el escritor colombiano que decidió hacerse mexicano de facto, lo dijo con gran claridad: "el pasado es como lo recordamos" y el bar que este escribidor conoció en los años ochentas y no quedó impresionado, se embellece en la canción el Noa Noa, en donde de bailar es una gran experiencia.

         Cuando la ciudad se anegaba en sangre y era considerada la más violenta del mundo, el recorría países y cantaba "Arriba Juárez" y sin rodeos la consideraba la "Number one", sin contar que cuando tenía necesidad de un raid, lo pedía para regresar a Juárez.

       Como no quererlo y estarle agradecido, si el amor entre Juárez y Juan Gabriel era absolutamente incondicional, bien correspondido y ambos nos aceptábamos, tal y como éramos, el orgulloso de su condición y nosotros amando a nuestra ciudad sin importar sus carencias.