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viernes, 6 de marzo de 2009

La demanda de droga es la causa: México libra «guerra» mundial... solito



Por Rodrigo Borja

Desde finales del año pasado en diversos discursos dentro y fuera de México; en la reunión de Davos, Suiza, y prácticamente en cualquier foro y oportunidad, el presidente de México, se empeña en señalar: el problema del narcotráfico es la gran demanda en los Estados Unidos y endurece el discurso: «No han hecho lo suficiente» en esta lucha que México libra a costa de miles de vidas.
En los últimos cien días, el presidente lo ha repetido de manera incansable: «La principal causa de los problemas a los que se enfrenta México es el consumidor estadounidense».
Empieza a enfocar de manera precisa el problema, que desde principios de su administración enfrentó con un análisis diferente al que en los últimos días repite y que en sólo dos años lleva el doble de bajas que las que ha tenido el ejército de Estados Unidos en seis años en Irak.
En el asunto del narcotráfico estamos regresando al nivel que el discurso y la situación guardaba a finales de los ochentas y principios de los noventas. Por un lado los Estados Unidos, por medio de su subsecretario de Estado David T. Johnson, declaró el pasado viernes 27 de febrero, que México realiza un esfuerzo sin precedentes contra el narcotráfico, pero que ha fracasado en su intento por debilitar el poderío de las agrupaciones del crimen organizado, debido principalmente a la corrupción en diversos ámbitos de su vida institucional.
Las declaraciones de Johnson, se dieron un día después de que el presidente Felipe Calderón -quien ha venido elevando el tono de su discurso-, manifestara a través en un evento cubierto periodísticamente por agencias nacionales e internacionales: «Yo estoy haciendo mi lucha contra la corrupción en las autoridades mexicanas y estamos arriesgándolo todo por limpiar la casa, pero yo creo que también falta una buena limpieza del otro lado de la frontera».
Calderón de refería a la captura de alrededor de 25 altos funcionarios y mandos medios de la SIEDO, el organismo que en México se dedica a combatir el narcotráfico, entre estas capturas destaca la del director del organismo Noé Ramírez Mandujano.
La información manejada por el subsecretario de Estado de los EE. UU., el tono de sus declaraciones y los alcances de las mismas fueron medidos y matizados. Dijo el funcionario estadounidense que el gobierno de Felipe Calderón no ha estado perdiendo trozos de territorio a manos de los cárteles de de la droga, como se ha estado manejando por diversos agentes de opinión.
Sin embargo, puso énfasis en que al parecer es cierta la percepción de que los estados y municipios no parecen tener las herramientas necesarias para ayudar a Calderón, en la ingente tarea de combatir al narcotráfico. En síntesis el subsecretario Johnson dijo que el verdadero reto en esta lucha se encuentra en los niveles local y estatal.
El presidente de México por su parte, quien había estado prácticamente solo en esta lucha verbal con el vecino país del norte, nación que por otra parte manda a un subsecretario a responder los señalamientos públicos y reiterados de un presidente, al cierre de Semanario, al parecer dio acuse de recibo de la postura de los Estados Unidos y por medio del subsecretario para América del Norte, Carlos Rico Ferrat, dio respuesta en el nivel que los vecinos norteños quieren la discusión.
Rico Ferrat, dijo que no está en manos del gobierno mexicano acabar con el problema del narcotráfico hacia los EE. UU. Mientras exista un mercado de consumo de las proporciones del estadounidense.
El subsecretario para América del Norte, acudió a un llamado de los legisladores mexicanos y en San Lázaro aclaró que sólo hay 62 agentes de la DEA en México, que se habla de un número superior porque hay 200 agentes mexicanos certificados para apoyar la labor de los extranjeros.
El diputado priista Edmundo Ramírez, dijo que hay doce mil puntos de venta de armas que van desde San Diego, California, hasta Brownsville, Texas, y de los cientos de ferias para su venta que se realizan en la frontera sur de los Estados Unidos. Por su parte el funcionario de la Secretaría de Relaciones Exteriores, aceptó que el 90 por ciento de las armas que entran a México son las que los migrantes mexicanos en su regreso traen para vender en su localidades de origen, en muchas ocasiones como una forma de financiar el viaje, pero indicó que, lo que importa es detener el 10 por ciento restante que son armas de asalto, granadas de fragmentación, armas largas de gran potencia que son las que usa el crimen organizado.

La hipocresía de los EE.UU.
En el marco de este regreso a los viejos discursos, se recuerda la respuesta del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz, cuando, lo inquieren sobre el trampolín que México es para la droga a los Estados Unidos, el entonces mandatario dijo que no existiría el trampolín de este lado, si de aquel lado no hubiera una albercota.
En el mismo orden de cosas el influyente vespertino The New York Times, criticó en un editorial el escaso o nulo control de la venta de armas a los cárteles mexicanos, por lo que es una hipocresía de los EE.UU., el señalar la actividad delictiva de estos grupos como amenaza a la seguridad nacional.
El editorial del diario señala entre otras cosas que, las autoridades mexicanas han hecho del conocimiento de las autoridades competentes de Estados Unidos, que el año 2008 se decomisaron 20 mil armas a los narcotraficantes y la inmensa mayoría procedía del otro lado.
Sobre el asunto del ilegal tráfico de armas a México, el presidente Felipe Calderón ha manifestado su queja por la prohibición levantada en el 2004 en los Estados Unidos, de vender armas consideradas muy peligrosas. Antes del año mencionado la compraventa de armas de asalto o de calibres que no se pueden considerar apropiados para la defensa, tenían restricciones en el vecino país, pero en los últimos cinco años se vende de todo en las miles de tiendas que hay en la frontera sur y se multiplican los llamados «gunshop», o exposiciones para la venta a cualquiera que tenga una identificación de ciudadano norteamericano, quien de manera muy sencilla puede comprar una AK 47, por ejemplo, que es una de las armas favoritas de los narcotraficantes mexicanos.
El cambio de discurso por parte del presidente mexicano empezó a tener sus primeras expresiones a finales de noviembre cuando en foros internacionales manifestó que siendo el narcotráfico un problema de carácter internacional, su combate requería medidas de carácter internacional.
Hasta el momento, los vecinos del norte siguen manifestando su apoyo moral a la lucha contra el narcotráfico que se libra en nuestro país, pero los recursos prometidos en el «Plan Mérida», siguen sin llegar y el presidente mexicano cada vez repite con mayor frecuencia que no es equilibrado que México ponga los muertos, mientras Estados Unidos, no hace nada para reducir su consumo interno de estupefacientes.

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