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miércoles, 20 de febrero de 2013

«La Iglesia desfigurada»: el Papa Benedicto XVI no pudo contra la mafia Vaticana


Por Rodrigo Borja

            A sólo dos días de haber anunciado su retiro por considerar que las fuerzas le faltan a su avanzada edad, para continuar las labores que le son propias al Jefe de le Iglesia Católica, el papa Benedicto XVI dio las primeras pistas sobre los motivos reales de su retiro. Definitivamente no es una renuncia por motivos de salud sino políticos y lo hace cuando la Iglesia se encuentra inmersa en conflictos de pederastia, «lavado» de dinero e intrigas palaciegas que llevaron a Joseph Ratzinger a renunciar; la última dimisión  de un Papa, se dio en 1415, pasaron casi 600 años para que se volviera a dar.
            Sorprendió al mundo el lunes 11 de febrero con el anuncio de su retiro y sólo dos días después en su última homilía dio pistas sobre los motivos reales. El papa Benedicto XVI condenó fuertemente los males que aquejan a la Iglesia, como la hipocresía y sus divisiones internas, en su última homilía antes de hacer efectiva, el próximo 28 de febrero, su renuncia.
            El Pontífice  pronunció sus duras críticas durante la misa solemne del Miércoles de Ceniza en la basílica de San Pedro, ante numerosos cardenales, obispos y miembros del cuerpo diplomático.
            La Iglesia «está en ocasiones desfigurada» por «las divisiones dentro del cuerpo eclesiástico», señaló.
            El Papa lamentó igualmente la «hipocresía religiosa», así como «el comportamiento de los que aparentan» y las actitudes que buscan ante todo «los aplausos y la aprobación», e instó a superar «el individualismo y las rivalidades».
            Antes de esta dura homilía, Benedicto XV había dicho que: «Como saben, he decidido renunciar al ministerio que el Señor me encomendó el 19 de abril de 2005. Lo he decidido con plena libertad por el bien de la Iglesia después de haber rezado largo tiempo y de haber examinado ante Dios mi conciencia». Visiblemente emocionado, el Papa admitió ser «profundamente consciente de la gravedad de tal gesto», pero reiteró «no tener ya la capacidad de ejercer el ministerio pretino con el vigor que el mismo requiere».

            Decidió renunciar en diciembre
            Al estupor inicial siguió el escrutinio público y las teorías sobre los motivos reales de una renuencia que esperó seis siglos para repetirse. La revista italiana Panorama afirma que el Papa decidió renunciar el 17 de diciembre, tras recibir un informe sobre el escándalo de los Vatileaks, como se ha dado en llamar la fuga de documentos oficiales del Vaticano que develaban una fuerte resistencia de la Curia Romana a las medidas de trasparencia que el Papa trataba de imponer. Según la reconstrucción de Panorama, el 17 de diciembre Benedicto XVI recibió a los tres cardenales que nombró para investigar la fuga de documentos que acabaron en un libro de escándalo: Sua Santitá, de Gianluigi Luzzi y llevaron a la detención del mayordomo del papa, Paolo Gabriele.
             «Los miembros de esa comisión son los cardenales Julián Herranz, español, de 82 años; Salvatore De Giorgi, italiano, de 82 años, y Jozef Tomko, eslovaco, de 88 años, que interrogaron a una treintena de personas del Vaticano.
Los tres le presentaron un amplio volumen lleno de documentación, entrevistas e interrogatorios, que desvelaban –según el semanario– una extendida resistencia en la Curia al cambio y muchos obstáculos a las acciones pedidas por el Papa para promover la transparencia.» cita el semanario.

            Analizó su renuncia antes de Navidad
            Ante esto, el Papa quedó «muy impresionado» con los informes y sólo tuvo fuerzas para contárselo a su hermano, Georg.
            «Admitió, tal vez por primera vez, haber descubierto una cara de la Curia vaticana que jamás había imaginado. Antes de Navidad comenzó a pensar seriamente en su dimisión», señala Panorama.
            Por su parte, el Vaticano mantiene que el Papa ha renunciado sólo porque se ha dado cuenta de que le faltan las fuerzas para llevar adelante su labor.
Según el director del diario vaticano L'Osservatore Romano, Gian María Vían, Benedicto XVI había tomado la decisión de renunciar al papado hace ya mucho tiempo, tras el viaje a México y Cuba en marzo del pasado año, debido a su avanzada edad.
            A las intrigas y revelaciones de los Vatileaks, se suman los casos de pederastia que surgen por todo el mundo y que tuvieron en el mexicano Marcial Maciel, uno de sus puntos culminantes, sobre este caso concreto, es claro que quien mejor lo conocía el propio papa Benedicto XVI, quien desde su posición como cabeza de la Congregación para la Doctrina de la Fe, conoció desde hace 25 años y de primera mano el grueso expediente sobre el mexicano Marcial Maciel, y la protección que le brindaba el papa Juan Pablo II, quien está por subir a los altares.
           
            Una sorpresa
            Las reacciones al anuncio de Ratzinger se disparan ahora por todos los puntos del planeta. E incluso dentro del propio Vaticano, donde, «ni los ayudantes más próximos» del Papa, conocían el anuncio que iba a realizar su Santidad. «Nos pilló por sorpresa», ha confesado Federico Lombardi, el portavoz del Vaticano. Aunque se ha filtrado que en realidad algunos cardenales, como Ángelo Sodano, decano del colegio cardenalicio, estaban al corriente de la decisión.
            Lombardi insistió en el mensaje lanzado por Ratzinger en «La luz del mundo», dejando claro: «Se puede dimitir en un momento de serenidad o cuando ya no se puede más, pero no en el momento del peligro». Y reiteró que el Papa no tiene ninguna enfermedad en especial, sino que lo que más le pesa es la edad: en abril cumplirá 86 años.
           
            Así corrompía Maciel
            En su libro Las finanzas secretas de la Iglesia, que pronto estará en circulación, el periodista estadunidense Jason Berry detalla la manera en que Marcial Maciel gastaba sumas millonarias en regalos y dádivas a los jerarcas de la Iglesia, empezando por el papa Juan Pablo II. De esta manera, el fundador de los Legionarios de Cristo acumulaba poder para el fortalecimiento de su orden, al tiempo que se blindaba para salir airoso de las acusaciones que se le hacían por pederastia, y que al final eran del dominio público.
            Actualmente han asuntos de pederastia muy presentes Como el de Roger Mahony, obispo de Los Ángeles, pero el caso aún no resuelto de Marcial Maciel, pesó mucho en la decisión papal.
            La revista Proceso lo detalla: «El sacerdote Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, gastaba mucho dinero para comprar favores de los altos jerarcas del Vaticano, incluido el Papa Juan Pablo II, así como para impedir que los tribunales eclesiásticos lo juzgaran por sus abusos sexuales cometidos contra menores de edad.
            En 1995, por ejemplo, Maciel le entregó un millón de dólares a Juan Pablo II, quien además llegaba a oficiar misas privadas –en su capilla del Palacio Apostólico– para los acaudalados amigos de Maciel que solían recompensar al pontífice con donativos de hasta 50 mil dólares en efectivo.
            Al ver el enorme poder que tenía Maciel durante el pontificado de Wojtyla, el actual Papa Benedicto XVI, entonces encargado de la Congregación para la Doctrina de la Fe, decía que no era «prudente» investigarlo por sus actos de pederastia, que para entonces ya eran conocidos en todo el mundo.
            Agrega el libro que el cardenal Ángelo Sodano, entonces secretario de Estado del Vaticano, era  «muy cercano» a Maciel; no obstante, su «defensor más importante» era sin duda «el mismo Papa Juan Pablo II».
La decisión papal
            Mas que una renuncia por motivos de salud, las causas son de carácter político, el alemán Ratzinger, al parecer considera que no está en posición de limpiar al Vaticano, de los múltiples males que lo aquejan en el irregular manejo de sus finanzas, su encubrimiento de la pederastia y la creciente deserción de católicos en el mundo y decide retirarse para que llegue un Papa, que no esté contaminado por décadas de vida palaciega en el Vaticano.
            Las fuerzas en pugna
                Lo dijo el Papa: «En ocasiones la Iglesia se desfigura por las divisiones de su cuerpo eclesial», fue el miércoles 13 en la que fue su última homilía. La frase apuntaló la hipótesis que lanzaron los vaticanistas: que las intrigas palaciegas y los juegos de poder en la Curia Romana influyeron en la renuncia del sumo pontífice. Al menos tres grupos habrían protagonizado las pugnas intestinas: los liderados por los cardenales Tarcisio Bertone, secretario de Estado, Ángelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, y Ángelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Y los tres se aprestan para una nueva batalla: influir en la elección del nuevo Papa.

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