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martes, 12 de julio de 2016
La represión como respuesta
Los hechos del pasado día 22 en la ciudad de Chihuahua, en donde presuntos infiltrados reventaron una manifestación contra César Duarte y en los explosivos hechos se destruyó la puerta trasera del palacio de gobierno y se causó daño a prácticamente todas las ventanas del primer piso, es un evento más de represión que se está viviendo a lo largo y ancho del país.
Más graves aún, que la destrucción de puerta y ventanas del palacio estatal, son los hechos que se vivieron y en gran medida se viven en el estado de Oaxaca, actos de represión contra los maestros de la CNTE, que hasta el momento han arrojado la cantidad de ocho muertos.
En ambos casos tiene que ver la actuación del gobernador, en el caso de los eventos de Oaxaca, es conocido de todos que Gabino Cué, quien llegó con los mejores augurios a la gubernatura del mencionado estado, se echó al disfrute del poder, a la indolencia y a dejar hacer y dejar pasar, mientras que él simplemente disfrutó de la vida.
Pruebas de lo anterior sobran, pero una es por demás ilustrativa: rentó una casa en 200 mil pesos mensuales, para despachar en sus estancias en la Ciudad de México, eso lo retrata de cuerpo entero, como el sibarita que es y ese darse a la milonga, fue en alguna medida el detonante de los hechos violentos en Oaxaca.
Por encima de lo anterior está por supuesto la actitud de dureza, que llegó a la represión, del ex precandidato a la presidencia de la república Aurelio Nuño, actual Secretario de Educación Pública.
Los hechos son diferentes en sus orígenes, motivaciones y consecuencias, en el caso de Chihuahua, el gobernador César Duarte, sigue sin asimilar la derrota electoral y trata de socavar la credibilidad de Javier Corral, gobernador electo, quien ha sido muy claro al decir, que “a Duarte le espera la cárcel”.
En Oaxaca, ha sido la incapacidad de diálogo de la SEP, ante un grupo, ciertamente radical y combativo, como la sección 22 de la coordinadora de maestros, en el caso que nos ocupa los disidentes propiamente del SNTE.
La capacidad de diálogo no se demuestra con las entidades afines o los actores políticos que hablan nuestro propio idioma, al contrario esa capacidad se demuestra cuando hay que negociar con los otros y buscar siempre el justo medio, ese es el talento que le ha fallado a Aurelio Nuño, y que ha llevado a actos represivos con consecuencias funestas.
editorial 1235
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