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sábado, 1 de agosto de 2009

Un alto y reflexión a mitad de sexenio



Por Rodrigo Borja.

La economía del país se reducirá hasta un doce por ciento en el 2009; el número de muertos en la
«guerra» contra el narcotráfico superará sin duda los mas de seis mil del 2008 a nivel nacional; las remesas han caído en lo que va del año en 15%; en mayo pasado el presupuesto federal se redujo en 35 mil millones y el pasado 23 de agosto se les sumaron 50 mil millones más; las quejas por los abusos del Ejército crecen en todo el país y el presidente Felipe Calderón cotidianamente en cadena nacional, repite su felicitación a los elementos de las policías federales, Marina y Ejército, por el éxito en la lucha contra el narco, no habla del desempleo creciente, del deterioro en la economía y de que este año se espera que 725 mil mexicanos más pierdan su empleo.
Los últimos meses han sido de sonrisas y alegría de un presidente que felicita reiteradamente a las fuerzas armadas por sus éxitos en el único punto que parece interesar al presidente de la explosiva agenda nacional: la lucha contra el narcotráfico.
Ni después del 5 de julio en el que en unas elecciones plebiscitarias su partido y él, que fue el eje de la campaña, perdieron diez millones y medio de votos, la mayoría en la Cámara de diputados y cinco de seis gubernaturas en disputa. Ni la crisis del PAN hace que el presidente Felipe Calderón dé un giro al discurso y a las políticas públicas. La catástrofe se avecina y el presidente sonríe, bromea, felicita al Ejército y parece no darse cuenta.

UN SECRETARIO BRAVUCÓN
Luego de cuatro días consecutivos de ataques de «La familia michoacana» que del sábado 11 al miércoles 15 de julio mató a veinte policías federales e hirió a 18 más, el secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont, se trasladó a Michoacán el lunes 20 y en un desplante raro y en tono admonitorio dijo a los narcotraficantes en general y a la «Familia» en particular: «Los estamos esperando», lo dijo como si el fin de semana anterior no se hubiera desatado una escalada de los narcotraficantes contra las fuerzas federales.
Con el estilo de su compañero de despacho Diego Fernández de Ceballos, pero sin la chispa y gracia de éste, el secretario Gómez Mont dijo: «En su lógica primaria no estaba enfrentar al estado, lo están haciendo directamente: señores, los estamos esperando. Métanse con la autoridad y no con los ciudadanos. Los estamos esperando, esa es una invitación que les hacemos». Lo dijo como si hubiera olvidado los 20 muertos y 18 heridos que menos de una semana antes habían tenido los policías federales.
Mientras lo anterior es a grandes rasgos el panorama nacional en Chihuahua en general y Ciudad Juárez en particular los crímenes con todo y el patrullaje del Ejército volvieron al promedio de diez diarios y los 1,607 asesinatos de 2008, seguramente se superará, pues ya se rebasaron los mil cien en lo que va del presente año.

ALIANZAS INIMAGINABLES
La crisis interna que vive el PAN, tiene en el presidente Felipe Calderón, su principal eje, al igual que los problemas nacionales que se soslayan o no se solucionan por la tardía respuesta de la federación, como lo es el programa anticrisis, que se anunció desde principios de año y hasta hoy el subejercicio presupuestal es del 80%, pues sólo se han utilizado 10 mil millones de pesos para infraestructura de un total de 60 mil millones que fueron anunciados en el plan para afrontar la crisis económica.
La crisis del PAN, es la crisis en que el presidente con su personal agenda ha sumido al país en los últimos tres años. La debacle electoral del pasado 5 de julio dejó al descubierto las múltiples contradicciones del actual gobierno federal, ya que la estrategia electoral se planteó en términos plebiscitarios: Estás o no estás en la lucha del presidente contra el narcotráfico; fue todo el mensaje, la agenda electoral de Germán Martínez, partía de la falsa premisa de que el mejor activo del PAN era el presidente Calderón, y que la lucha que éste libra contra el narcotráfico, es apoyada mayoritariamente por la población, lo cual puede ser cierto, pero se planteó en forma maniqueísta y el resultado podría ser interpretado también con otro falso silogismo: si el PAN –y Calderón- perdieron diez y medio millones de votos en pasado 5 de julio, significa entonces que el pueblo mexicano apoya al narcotráfico, ya que no votó por el partido del presidente.
Es claro que los mexicanos quieren que se luche contra el narcotráfico, pero es evidente que no de la actual manera, que sólo ha agudizado los problemas económicos y de inseguridad que ya se vivían.
La actual crisis del PAN provocada porque el presidente perdió el plebiscito del pasado 5 de julio, tuvo en Germán Martínez su chivo expiatorio. El partido en la presidencia de la republica vive la más grave de sus crisis recientes, por lo menos desde los últimos 27 años, que fue cuando empezó a ganar posiciones electorales importantes, con la gubernatura de Baja California.
La salida de Germán Martínez, no abrió un espacio de autocrítica y rectificación en el partido en el poder, al contrario, la respuesta del presidente de la república se da al más puro estilo del PRI de los años sesentas, peor aún ningún presidente priísta había enviado a su secretario particular a la dirigencia del partido, como hoy lo hace Calderón con César Nava Vázquez, lo que ha ocasionado que se empiece a conformar un grupo opositor dentro del PAN, en el que se están dando alianzas que en el pasado consideraríamos inimaginables, como es el que chihuahuense Javier Corral, coincida con Manuel Espino Barrientos y de carambola con el ex presidente Vicente Fox. Espino y Corral, tuvieron enfrentamientos memorables en los años noventas en Chihuahua, por la pertenencia de Espino Barrientos al DHIAC, grupo de ultraderecha incrustado en el PAN sobre todo, pero que en realidad no desdeña a otros partidos.

UNA ANÉCDOTA
Manuel Espino ha sido particularmente incisivo contra el presidente Felipe Calderón, a quien califica de «prepotente» y «altanero», a quien por cierto nunca, dice Espino «le he permitido altanerías conmigo». Lo anterior nos hizo recordar la visita que en 1994 realizó el entonces joven secretario general del PAN a la ciudad de Chihuahua, para participar junto con Porfirio Muñoz Ledo, en un panel, sobre reformas a la ley en el estado de Chihuahua, ahí, en el Supremo Tribunal de Justicia del Estado, el hoy presidente demostró su «mecha corta» y carácter irritable, quien se encargó de encenderla fue Porfirio Muñoz Ledo, quien luego de ponerlo furioso, desatendía las palabras de Calderón, y de plano se enfrascaba en una charla con alguno de sus amigos de la primera fila.s

1 comentario:

ismael antonio diaz carrillo dijo...

esta chida la pagina y k bien k los soldados se ban bueno le dejo saludos a mi padrino pinedo k lo estraño.