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jueves, 7 de junio de 2012
De repente llegó la primavera
Por
Rodrigo Borja
Un
aire refrescante recorre al país, son el
movimiento #YoSoy132, y aun cuando todavía no conocemos sus alcances, ni
sabemos a ciencia cierta si estos jóvenes son equiparables a los que lograron
la primavera árabe, es definitivamente un elemento nuevo en la vida pública y
los auspicios son buenos.
Algunos
están desconcertados, algunos jóvenes y
quienes fueron jóvenes en 1968 y 1971: El desconcierto los confunde, algunos se
asumen como herederos de aquellos y aquellos quieren asumirse como sus
antecedentes. Los viejos militantes del sesenta y ocho desempolvaron «Me gustan
los estudiantes» de Violeta Parra en la voz de Mercedes Sosa, pero muy pocos
jóvenes se identifican con el soundtrack, de la vida de militantes de quienes
podrían ser sus abuelos, es un movimiento en progreso, y están a más de
cuarenta años del legendario 68, estos son otros jóvenes.
Se
reunieron el pasado 30 de mayo, representantes de 54 universidades públicas y
privadas de todo el país y buscan dar claridad al movimiento que nació
espontáneamente en la Ibero, en su
primera asamblea interuniversitaria, los jóvenes exigieron juicio político
contra el presidente Felipe Calderón, por los más de 65 mil muertos que ha
dejado su lucha contra el narcotráfico; contra el abanderado del PRI, por la
represión en San Salvador Atenco en mayo de 2006, y contra la presidenta
vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther
Gordillo Morales, por corrupción y por perjudicar la enseñanza. Demandaron su
inmediata salida de ese gremio y la investigación de sus familiares,
prestanombres y bienes.
Reunidos
en Ciudad Universitaria, miles de estudiantes, que someterán las propuestas de
la jornada a las asambleas de cada una de las escuelas representadas, dieron la
bienvenida a «la primavera
mexicana, donde la juventud florece y no se detendrá hasta alcanzar sus sueños».
La crónica del diario La Jornada,
dice: «En medio de un ambiente de algarabía y fiesta, se pronunciaron por
cambiar el miedo por esperanza, la violencia por armonía, la ignorancia por
conciencia y la imposición por libertad.
«Entre
gritos y aplausos acordaron impulsar el brigadeo y la difusión del movimiento
“boca a boca”, continuar el uso de las redes sociales para comunicar sus
propuestas, no realizar boteo
durante las marchas, sino a las afueras de sus centros de estudios, sumarse
como observadores electorales y realizar un conteo rápido con el uso de
fotografías de las actas de todas las casillas para evitar el fraude electoral.
«Reiteraron
que el movimiento debe permanecer activo después de los comicios del primero de
julio, para que “gane quien gane” se le presione, a través del movimiento, para
que cumpla con una agenda nacional que beneficie a todos los mexicanos.
Convocaron a elaborar un manual del brigadista, calendarizar las acciones y a
no caer en la violencia “para evitar que los medios nos ataquen”.»
Los
jóvenes tuvieron una larga asamblea que duró
casi 12 horas y se desarrolló sin incidentes, entre la reflexión, el orden y la
crítica, representantes de 54 universidades públicas y privadas del país
subrayaron: «queremos democracia, dignidad, justicia. Queremos paz, igualdad y
educación. Queremos ser libres y que los medios no impongan sus mentiras.
Queremos que todos tengan acceso a la información y a la felicidad».
Los
temas se discutieron en 15 mesas de trabajo, donde se abordaron temas como:
democratización de los medios; postura política del movimiento; elecciones y
democracia; agenda poselectoral; arte y cultura; educación; ciencia y salud;
violencia y represión de movimientos sociales, entre otras.
Ahí
advirtieron: «no olvidamos» los fraudes electorales de 1988 y 2006 ni las
crisis económicas de 1982, 1994 y 2008; tampoco las injusticias por los casos
de Acteal, los feminicidios
(en particular los del estado de México), las víctimas de la guardería ABC y
las luchas de Cherán y Wirikuta.
Ya con
anterioridad habían realizado entrevistas para los medios televisados del país,
siempre en parejas, siempre de dos universidades diferentes, siempre evitando
el protagonismo, y dejando que el movimiento se mantenga sin líderes visibles o
que sea aprovechado por otras personalidades como fue el caso del escritor Paco
Ignacio Taibo II, quien al tomar la palabra le
escucharon con atención, pero lo callaron con el grito «somos 132», cuando el escritor, abierto apoyador de Andrés
Manuel López Obrador, sacó a colación el nombre de AMLO.
En
televisión han sido muchas las caras que se han dejado ver de universidades
tanto públicas como privadas, todas ellas de jóvenes veinteañeros, con un
discurso articulado y con claridad en las ideas. Jóvenes universitarios,
conocedores de la historia del país, remontaron sus ideas a momentos
importantes del país: «No olvidamos los movimientos trascendentales para el
país: la expropiación petrolera, el vasconcelismo, las luchas por la autonomía
universitaria, la insurgencia armada de los 70, los movimientos estudiantiles
por la defensa de los albergues en el Politécnico en 1958, el movimiento de
Tlatelolco de 1968 y el jueves de
Corpus de 1971. No olvidamos la guerra
sucia y sus desaparecidos y presos políticos. Toda esta historia la
reivindicamos y recordamos; hoy ser 132 es ser historia.»
Hay un dicho que dice que los hijos
se parecen más a sus contemporáneos que a sus padres y estos son otros jóvenes
diferentes a los del 68, quienes en su momento jugaron un papel crucial en la
vida del país…sin embargo, aunque reivindiquen las luchas sociales de todo el
siglo XX, claramente son jóvenes de este momento y pueden ser la primavera
mexicana.
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