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miércoles, 27 de junio de 2012

Los de a pie



El perdón a los fraudulentos
Por: Luis Villagrana

Finalmente en la Comisión de Orden del Partido Acción Nacional (PAN) en Chihuahua, prevaleció la visión de los miembros del Desarrollo Humano Integral A.C (Dhiac), de no alborotar más el avispero con medidas sancionadoras, en plenas campañas electorales, a Cruz Pérez Cuéllar y a Carlos Borruel, cabezas de grupo que operaron fraudes en la elección interna de hace algunos meses.
Con la visión pragmática de los dhiacos de que en política se suma no se resta, el dictamen emitido por la Comisión de Orden lanzó también exoneraciones a regidores panistas que estaban al filo de la horca por haber votado a favor de proyectos como el Plan de Movilidad Urbana y el desarrollo inmobiliario en el poblado de San Agustín.
La visión dhiaca es que los grupos que encabezan Pérez Cuéllar y Borruel, entre otros propietarios de las siglas albiazules, han restado al valor histórico que ha tenido el voto en el PAN desde sus orígenes, prácticas que se suman a otras y que son indicativas de que este partido enfrenta una crisis de identidad.
Consideran que su partido dejó de tener como elemento principal de comunicación su plataforma ideológica, en suma que, rebasados por una nueva realidad, ya no saben en qué creer, por lo que proponen una discusión para elaborar lo que ellos llaman «una nueva mesa común», que los haga salir del hoyo en que están metidos.
Bajo este esquema propuesto por esta organización para-panista, los protagonistas del escandaloso acarreo en las votaciones internas del PAN, así como de la compra de votos y de alianzas impresentables como la de Pérez Cuéllar con Teto Murguía, todos deben ser perdonados y en su lugar abrir una gran discusión para buscar soluciones.
Cierto que el diálogo tiene un gran valor en las democracias, además de ser la dialéctica un instrumento deseable para conocer de los problemas y sus soluciones, pero esto sólo opera para los asuntos internos del PAN, porque para la sociedad el tema tiene connotaciones más transcendentes, por ejemplo, la configuración de delitos electorales que deben ser sancionados por los tribunales correspondientes.
Y si no existen los medios sancionadores para este tipo de casos, entonces, el tema a discutir sería la de lograr una gran reforma política que le dé a los ciudadanos los instrumentos adecuados y suficientes para castigar las conductas ilegales.
No debe olvidarse que la actuación política de los albiazules y de los políticos en general, de otros partidos, se hace con dinero público, luego entonces, a la luz de este tema, los panistas utilizan nuestro dinero para realizar prácticas ilegales que de forma indirecta los ciudadanos estamos financiando.
Sí, cierto, en política se suma, no se resta, de hecho es la fórmula civilizada para arreglar nuestras diferencias, pero tratándose de prácticas políticas corruptas, existen asuntillos como la ética y las leyes que van más allá del borrón y cuenta nueva que quiere hacer el PAN.

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