Recién iniciado el trienio de Ramón Galindo como alcalde Ciudad Juárez, recibí la invitación para almorzar en la alcaldía con el presidente municipal, si mal no recuerdo era para el siguiente miércoles. Puntuales estuvimos ahí lo invitados: Sergio Nevárez, Sergio Cabada, María Antonieta Pérez, Darío Oscar Sánchez Reyes y yo.
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viernes, 3 de mayo de 2013
Columna
Estrictamente
personal
María
Antonieta en 1995
Por Antonio Pinedo
Recién iniciado el trienio de Ramón Galindo como alcalde Ciudad Juárez, recibí la invitación para almorzar en la alcaldía con el presidente municipal, si mal no recuerdo era para el siguiente miércoles. Puntuales estuvimos ahí lo invitados: Sergio Nevárez, Sergio Cabada, María Antonieta Pérez, Darío Oscar Sánchez Reyes y yo.
Ramón Galindo con su estilo sencillo
y coloquial, en el que la palabra vatos, es común, explicó el motivo de la
invitación. Se trataba de que voces que no fuera del interior de la
administración, le comentaran sobre la marcha de su trabajo, quería oír las
opiniones de quienes no tenían el compromiso de ser obsequiosos por estar en la
nómina. El ejercicio me pareció interesante y se repitió múltiples ocasiones.
Tuve la oportunidad de conocer mejor
a los comensales, por ejemplo, Oscar Darío, aun siendo militante panista
demostraba una gran capacidad de autocrítica, aunque siempre mesurado no dejaba
de decir su punto de vista sin cortapisas.
En Sergio Nevárez, conocí a un muy
joven empresario filopanista, que llevó a la mesa la voz de los empresarios que
aun siendo afines, su perspectiva de las cosas enriquecía la información que se
entregaba al alcalde Galindo Noriega.
Sergio Cabada, prudente y correcto,
no dejaba de ser el director del Canal 44. Que María Antonieta Pérez, quien
ciertamente era la que se llevaba las primeras miradas, no únicamente por ser
la única mujer del grupo, sino por lo bien plantada y guapa.
Esas reuniones, quiero creer, le
servían a Galindo para no marearse ante el cúmulo de lisonjas que suelen
embriagar a los hombres de poder casi inevitablemente (recién acabado de escuchar
los peligros que en este asunto acechan a Enrique Serrano y el temor que se
tiene de que despegue los pies del piso), Ramón no reflejaba síntomas, se veía
receptivo y parecía que los almuerzos le venían bien.
De los asistentes habituales a esos
almuerzos, salvo Darío quien ya estaba en la militancia panista, la política
terminó atrayendo a María Antonieta Pérez y a Sergio Nevárez, a este último en
menor grado, ya que su actividad empresarial llena sus horas.
María Antonieta da un paso mayor, se
empieza a inmiscuir en las actividades del partido como adherente y finalmente
da el paso de inscribirse como militante. Su actividad partidista cada vez es
mayor y para el 2006 busca y obtiene la candidatura a la diputación por el
Cuarto Distrito Federal Electoral, su oponente es el único juarense que logró
colarse en el equipo del gobernador José Reyes Baeza, en buen español va contra
el único amigo en Juárez del gobernador, Víctor Valencia de los Santos, el
hándicap en contra es notable.
No
obstante lo anterior, la votación lograda por María Antonieta, es lo
suficientemente gruesa como para pedir un recuento de votos y la diferencia
original que apenas favorecía por poco más de 600 sufragios a Valencia de los
Santos, aminoraba con cada urna abierta, lo cual empezó a alarmar a Víctor y a
su padrino el gobernador, quien a juzgar por más de un testimonio y los hechos
subsecuentes, se vio en la necesidad de intervenir, porque estaba a punto de
perder su amigo de Juárez.
Los hechos posteriores parecen
confirmar la versión de que el propio José Reyes Baeza, se comunicó con el
líder nacional del PAN, Manuel Espino Barrientos, para parar el conteo de
votos. Lo documentable es que Espino llamó a María Antonieta para que se
desistiera de la exigencia de contar los votos urna por urna, lo que
probablemente le podría dar el triunfo a juzgar por la tendencia en el
reconteo.
María Antonieta tuvo que esperar al
2009, para volverse postular, esta vez por el distrito más afín a los panistas
el Tercero de Ciudad Juárez. En esta ocasión su triunfo fue claro y no hubo
dudas sobre los resultados, lo destacable es que fue el único de los nueve
distritos federales electorales de Chihuahua, que el PAN ganó. Durante su período
de diputada tuve la oportunidad de platicar un par de veces con ella, una de
ellas en el café Sanbonrn´s de Paseo Triunfo de la República, en Ciudad Juárez.
Me reencontré con la misma persona
receptiva y amable de los almuerzos de la administración de Ramón Galindo,
reticente a hablar de la suspensión del reconteo de votos en el 2006, pero
abierta a cualquier otro tema. Mi memoria se refrescó sobre su inteligencia y
dotes naturales para la política, ya que suele buscar la conciliación.
No la he vuelto a ver en corto, pero
su triunfo en las elecciones internas del PAN no me sorprendió, de los
aspirantes era claramente la mejor carta a jugar por el Partido Acción
Nacional, de hecho de los dos eventos políticos de ese día, la ratificación de
Enrique Serrano, como candidato de unidad y la elección entre Arturo Ayala y
María Antonieta, solamente acudí a este último era el único que ofreció cierto
grado de interés periodístico, en tantos años dedicado al oficio de periodista
ya he visto muchas veces levantar el dedo en forma unánime a los priistas.
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