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viernes, 24 de octubre de 2014
Ayotzinapa, urgen respuestas
Los
funestos acontecimientos ocurridos el 26 de septiembre en Iguala,
Guerrero, en donde un grupo de policías disparó indiscriminadamente
contra estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, con un saldo
inicial de seis personas asesinadas, 20 lesionados —uno de ellos con
muerte cerebral— y 43 desaparecidos, se han convertido en un reclamo
general de justicia en todo el país, con importantes manifestaciones de
la comunidad mexicana en otros países en el mundo.
Tardía
fue la reacción del gobierno federal en este crimen de lesa humanidad
en la que todo indica están inmiscuidos elementos de la policía
municipal y hay algunos testimonios de la participación de agentes
ministeriales lo que inmiscuye al gobierno estatal.
El periodista Carlos Fazio en el diario de la capital del país La Jornada dice sobre los acontecimientos: «Los
ataques sucesivos de la policía municipal y un grupo de civiles armados
contra estudiantes; las ejecuciones extrajudiciales, la desaparición
forzada tumultuaria y la tortura, desollamiento y muerte de Julio César
Fuentes −a quien, con la modalidad propia de la guerra sucia, le
vaciaron la cuenca de los ojos y le arrancaron la piel del rostro−, fue
un acto de barbarie planificado, ordenado y ejecutado de manera
deliberada. No se debió a la ausencia del Estado; tampoco fue un hecho
aislado. Forma parte de la sistemática persecución, asedio y
estigmatización clasista de los tres niveles de gobierno (federal,
estatal y municipal) hacia los estudiantes normalistas. Agentes
estatales violaron el derecho a la vida de tres de sus víctimas y una
fue torturada; los 43 desaparecidos fueron detenidos por agentes del
Estado, acto seguido de la negativa a reconocer el acto y del
ocultamiento de su paradero, lo que configura el delito de desaparición
forzosa».
No
es el único de los analistas que se han ocupado de estos crímenes que
piensa de esa manera, que lo ven como una táctica para diseminar el
terror y niegan que sea un evento en el que los policías actuaron sin
ningún control.
El
escrutinio mundial al que está sometido el gobierno mexicano y la
gravedad de los hechos, han sido calificados por organismos
internacionales como el peor asesinato de estudiantes desde el dos de
octubre de 1968, obligan a una rápida acción del gobierno federal… tal
vez el grito de «vivos los llevaron, vivos los queremos», a estas
alturas sea imposible, las autoridades se han centrado en buscar
cadáveres. Sin embargo, los directamente responsables pueden y deben ser
encontrados de inmediato y recibir el castigo que por ley les
corresponda, no hay posibilidades para la impunidad, el país está
pendiente y demandante de justicia.
Editorial 1159
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