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jueves, 18 de junio de 2015
Crónica
Pasaba Méndez
Rosas, en caminar
lento por la calle
Once
–Lo recuerda don
Gustavo Villegas, como narrador elegante y ameno
–Tiene más de
cien años con mente lúcida y una plena conciencia
–Un 18 de marzo
de hace 32 años, exaltó la nacionalización petrolera
–Vanessa Rivas
Medina de El Heraldo le hizo emotiva
entrevista
–En dupla con
Eduardo Vidal Loya, honraron al Masonismo Nacional
Por Jesús
González Raizola*
Dos amigos, don
Gustavo Villegas (empresario) y don Andrés Páez Chavira (periodista) suelen
invitarme a desayunar con ellos, y con el abogado don José Manuel Aburto Ramos,
y el lunes 23 de marzo del 2015 la mesa era
del PAM PAM propiedad del caballeroso «Pirrín» Méndez, que se jacta de
ser orgullosamente parralense.
A través del
vidrio del enorme ventanal vemos una parte del nuevo embanquetado que se ejecuta
en la calle Once, o avenida Venustiano Carranza, cuyo nombre nos evoca que
pasado mañana cumple ciento dos años el Plan de Guadalupe, mediante el cual el
gobernador de Coahuila convocó a todos los mexicanos a desconocer, y a combatir
con enérgico denuedo a Victoriano Huerta, que había usurpado el poder Ejecutivo
nacional asesinando al presidente don Francisco I. Madero.
Entre que se
devoran los exquisitos huevos a la mexicana y repiten los tragos del aromático
café PAM PAMero, se habla de que hoy también es aniversario del asesinato de Luis Donaldo Colosio
Murrieta, aberrante magnicidio consentido por Carlos Salinas, permitido por el
desleal brigadier Domiro García Reyes, y
ejecutado por alguien que hasta nuestros días no ha sido plenamente identificado.
En lo personal yo
discrepo de quienes dicen que la calle
Once habrá de convertirse en un llamativo andador para solaz popular de masivos
caminantes. Y sostengo que sólo seguirán caminando por allí los peatones de
siempre, como lo hizo por mucho decenios en su vida activa el profesor don
Agustín Méndez Rosas, que a diario
bajaba, y subía, por esa calle, desde su casa en la calle Novena, a diez pasos
de la avenida 20 de Noviembre, para venir, y regresar, al y de el centro
citadino, cuando se ocupaba de atender importantes funciones magisteriales,
educativas, sindicales, afines a su alta jerarquía de singular maestro
normalista.
«Un ameno y
extraordinario narrador», dice don Gustavo Villegas al recordar a Méndez Rosas
disertando ante puros amigos y paisanos
sobre temas educativos, cuestiones históricas, y en divertidas y cultas
charlas salpicadas de frases envueltas en fina ironía, en las reuniones y
comidas de los parralenses radicados en la ciudad de Chihuahua que organizaban,
como líderes en la amistad y en el afecto don Oscar Moriel Salcido y don
Chonito Martínez en la amplia y jardinada residencia de don Humberto, hermano
de don Oscar, ubicada por el rumbo de Nombre de Dios en Chihuahua.
Por mi parte lo
recuerdo como orador oficial ante miles de alumnos y profesores de las
primarias federales aquel 18 de marzo de 1983 en la explanada de la escuela «18
de Marzo» en la colonia Santa Rosa, en el acto conmemorativo de la Expropiación
Petrolera que organizaban, entonces, tanto el gobierno del estado, del
municipio, la Universidad y las Logias Masónicas, donde Méndez Rosas dijo que
ya era tiempo de hablar como crítico de la historia no sólo con los ojos sino
también con el pensamiento, para localizar sus errores y evitar que se repitan,
porque esa repetición parece que se obstina en condenarlos al atraso.
Con categórica
supresión de lenguaje oficial de tan común uso de funcionarios de tan elevada
jerarquía como la que ostenta Méndez Rosas,
que es el director federal de Educación en la entidad chihuahuense, dijo
que si se copian, adoptan o imitan
cartabones extranjeros, como sucede con los jóvenes y niños mexicanos, que usan
camisetas con leyendas escritas en inglés sin saber lo que significan, y oyen
música norteamericana sin saber tampoco lo que significa, y tienden a imitar
patrones culturales de los Estados Unidos que no son, precisamente, los mejores
del mundo, olvidándose de la riqueza nacional tan llena de ejemplos y valores culturales que con insistencia absurda y
estúpida –así dijo el orador– se pretenden mantener en el olvido.
Con actitud
serena, Méndez Rosas recalcó que los mexicanos debemos luchar hoy en día,
contra la invasión norteamericana en todos esos sentidos, porque resulta peor
que las invasiones armadas del pasado en que, si bien perdimos parte de nuestro
territorio, defendimos y conservamos lo propio como modelo de vida y de acción
que nos enorgullece.
Concluyó
exhortando a la niñez chihuahuense a iniciar el combate contra esta nueva
invasión desde sus aulas, con aprovechamiento, con lo que el orador único del acto llamó «la única
forma de lucha que no tiene ni conoce
derrotas: la cultura».
El lunes 2 de
julio del 2014, con entrada y foto de Méndez Rosas en primera página y extenso
«pase» a la página 10, El Heraldo de Chihuahua, atinadamente así dispuesto
por su director don Javier Contreras Orozco, publicó la muy completa, muy
sentida, muy profesional entrevista que le hizo a Méndez Rosas la joven,
acuciosa, dinámica reportera Vanessa Rivas Medina, apenas transcurrido un mes
de haber cumplido cien años de vida, en la casa de cuidados especiales donde
recibe las atenciones que necesita.
Dice Vanessa: «Su
mente sigue lúcida; él sigue convencido de que el mejor impacto que puede recibir
la sociedad, es la educación».
Antes que Vanessa
también el profesor Mario Contreras Zambrano entrevistó a Méndez Rosas, y se
publicó en El
Heraldo de Chihuahua el lunes 19 de mayo de 1997, completísima, por lo que
estoy seguro que ambas entrevistas, su texto serán obligatoriamente recogidas
por quien o quienes escriban la biografía de un auténtico Maestro con M
mayúscula.
En este marzo del
2015 sabemos, y nos congratulamos, que don Agustín, sentado en su silla de
ruedas, –como lo describe Vanessa– continúa atento, estable en su salud, y les
pide, a quienes lo visitan cotidianamente, que le narren todo lo que pasa en el
Chihuahua actual, incluyendo lo que refiere a la llamada «remodelación» de la
calle Once por la que caminó muchísimos años de su vida.
Chihuahua, marzo del 2015.
*Premio Nacional
de Periosdismo 1973
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