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miércoles, 3 de junio de 2015
Recordando a Margarita Rojano
*Obtuvo primer premio en género Entrevista en el IV
Certamen de Periodismo
*Humanizó la reporteada y puso toques de amistad al
ejercicio periodístico
*Machetazo a caballo de espadas le dio a Juanito Zubía en
agosto de 1981
Por Jesús Manuel González Raizola*
Con motivo del Día de la Libertad de Expresión, el
senador Arnaldo Gutiérrez Hernández, presidente del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario
Institucional, hizo saber al Club de Prensa de Chihuahua su deseo de festejar a
sus integrantes con una cena que se realizó la noche del 7 de junio de 1969 en
el restaurante La Fogata que se ubica por la avenida Universidad, una cuadra
antes de la glorieta del general Villa.
Se
aceptó la invitación que hizo amable y desinteresadamente el senador Arnaldo Gutiérrez
y se acordó, en el seno del Club de Prensa, que fuera don Alberto Ruiz
Sandoval, fundador de El Heraldo de
Chihuahua, el personaje principal en aquella reunión, en atención a su reconocida,
destacada, auténtica veteranía en el periodismo mexicano, y uno de los punteros
de mayor mérito y significancia en el diarismo de Chihuahua en particular.
Transcurridos
46 años de aquella que fue, históricamente, la primera ocasión en que se
reconocía públicamente a los periodistas en el Día de la Libertad de Expresión,
el excelente amigo don Mauricio Ruiz Sandoval, hijo de don Alberto, le obsequió
al periodista don Andrés Páez Chavira una fotografía en la que se captó a la
totalidad de los numerosos asistentes a la cena ofrecida por el senador Arnaldo
Gutiérrez.
El lunes
20 de abril de 2015, tratando de identificarlos a todos, don Andrés señala a
Martha Margarita Rojano Lucero y la diligente Alejandra, competente
digitalizadora de los trabajos que se ejecutan en la empresa editorial del
señor Páez Chavira, de inmediato pregunta: ¿Es la señora que vive por aquí… por
aquí (sector de San José de la Montaña) y que me presentó una vez el señor Luis
Jáuregui en el supermercado. Ella es?, a lo que le contesta don Andrés: «Si,
ella misma, pero ahora vive en un asilo».
Lo
escuché sorprendido. Y en mi íntimo silencio me invadió una profunda tristeza
al recordar a Martha Margarita en sus tiempos llenos de jovial alegría,
laborando siempre con entusiasmo, primero como cronista de sociales y después,
por muchos años, como reportera de primera plana, en cuyo desempeño tuvieron el
orgullo de ser ella y María del Rosario
«Chayito» Fierro Hernández, las dos primeras mujeres reporteras cuando
predominaban solamente los reporteros varones.
Siempre me la encontraba, ya fuera en el café, entrando
en el cine, en las «fuentes» informativas en actos políticos, o simplemente en
la calle, sus preguntas eran similares:
— ¿Ya leíste (y citaba libros, artículos, revistas,
reportajes, etc.) o bien: ¿Qué te pareció el libro de Osorio sobre Pancho
Villa? ¿Si haz leído el Ulises de
Vasconcelos? Lo estoy releyendo. O bien: Poco a poco y ahí la llevo hojeando a
Mao Tse Tung. A ver si un me prestas tu Verdadero
Pancho Villa de don Silvestre Terrazas. O: vienen muy buenos los capítulos
de la Revolución de Blanco Moheno en el Impacto.
Y así por el estilo.
Mi deseo es que Martha Margarita siga leyendo mucho en el
silo. Y que nunca se quebrante su salud ni pierda su espíritu alegre de siempre.
En el género de Entrevista obtuvo un primer lugar en el
IV Certamen Estatal de Periodismo Chihuahuense por tres entrevistas. A saber:
1.- La titulada: «Soñando desde hace 30 años en la
sierra, el maestro Ramón López Batista escribió sus relatos tarahumaras»,
publicada el 12 de noviembre de 1980 en El
Heraldo de Chihuahua.
2.-La titulada «Fernando Mora Barba hubiera querido se
escritor de garra», publicada en El
Heraldo de Chihuahua.
3.-La titulada: «Soy bohemio de corazón…no cambiaré: Juan
Zubía». Publicada el miércoles 14 de octubre de 1981 en El Heraldo de la tarde.
En tanto que en el género de Encuesta, en el mismo
certamen, Martha Margarita obtuvo un primer premio por su trabajo: «Navidad:
para muchos época de tristezas y nostalgias, publicado en El Heraldo de Chihuahua el 3 de diciembre de 1980.
La que más que entrevista
parece una charla entre amigos es la que le hizo a Juanito Zubía, entrevistador
él mismo, amenísimo cronista de sociales, pues a mi humilde juicio se trata de
un encuentro entre iguales, con singular trasfondo humano, artístico,
literario, de conmovedora y sincerísima sencillez. Merecedora de reproducirse
ahora, hoy, para que Martha Margarita la lea y suelte la carcajada de alegría
como en aquel momento de
contertulia plagado de amistad, de afecto, de camaradería, de envidiable
compañerismo, en torno a Juanito, quien no sólo narraba su vida polifacética,
sino que en presencia de Leonel Corral, de Aída, de Modesto Gaytán, de Mario y,
por supuesto de quien le estaba dando machetazo a caballo de espadas o sea
Martha Margarita, todos llenos de asombro lo ven levantarse, dirigirse al
piano, teclearlo con las notas de «Ella pudo ser», original de Gonzalo Curiel
que le dedicó a Andrés Páez Chavira porque, dijo Juanito: «Cuando estábamos en El Heraldo Páez me hacía que todas las
mañanas se la cantara allí en la redacción…».
Enseguida, el texto íntegro
de aquella entrevista:
Juanito Zubía
Soy Bohemio de corazón…no cambiaré
Por: Marta Margarita Rojano
Me siento satisfecho de mi vida… soy bohemio de corazón,
escribo una columna, me comunico con la gente por la radio, tomo una copa
cuando quiero, con mis amigos, canto, toco el piano y aparte de las melodías de
Luis Alcaraz me gustan las canciones en francés.
Todo esto lo comentaba al ser entrevistado por El Heraldo de la tarde, Juanito Zubía…
un hombre que hasta los niños en la calle saludan y los adultos lo aprecian y
lo mejor, lo escuchan.
—Qué es necesario, que diga mi signo zodiacal, el color
que me gusta y en dónde me agradaría vivir?
—Pues soy un Sagitario afortunado (siempre nos ponen
tristes y despistados), el color que me agrada es el azul y para vivir
escogería París… Pero este último si es un sueño irrealizable… ¡No te creas, en
un descuido hasta se me hace!
—Me hubiera gustado ser Luis Alcaraz…luego te cuento toda
la anécdota y en un lugar que no sea la tierra, escogería para estar
allí…Venus,
Aquí se escuchó la voz de Leonel Corral quien presenciaba
la entrevista junto con Aída, Modesto Gaytán, Mario y varios amigos más… Oye
deja hablar a Martha Margarita o a alguno de nosotros.
—Leonel no me interrumpas… por favor, me quieren dar
ustedes «jaque mate» y no lo voy a permitir.
Todos reímos y Juanito Zubía prosigue… rapidito, sólo una
pequeña pausa hace, para comentar «esta copa, está muy llena»… (sin embargo no
hace nada para regresarla).
—Comencé a cantar en XEFI, cuando estaba en el segundo
patio del Palacio de Gobierno, con el señor Nieto como gerente (aquí se escucha
a todos decir… «huyyy…huyyy»)
—Después seguí con el padre Leopoldo María Aguilar…Esto
es en el canto. Pero soy dibujante de carrera… estudié con Emilio Cabrera.
—Y ustedes me conocen… (mira a todos para que nadie pueda
decir nada) yo estuve muy unido a Luis Alcaraz, Gonzalo Curiel y Agustín Lara.
Me unió una fuerte amistad con esa trilogía.
—En Monterrey, estuve una temporada y en Guadalajara dos
años. En este último lugar canté en el Teatro Degollado y en Monterrey llegué a
pedir trabajo a una estación de radio. Para ayudarme un poco. Allí me dijeron…
«Juanito, tú cantas muy parecido a Luis Alcaraz y éste se fue a otra estación
de radio; casi que quiero que lo hagas igual que él, para no perder auditorio…
«Me pulí a tal grado que la gente no notaba que era un imitador y si pensaban
que era Luis el que cantaba»
Estando ya en el teatro Degollado, me lo encontré y me
dijo… «Juanito, me estás haciendo la «competencia» y me agrada… y mira conmigo
mismo, es el colmo».
—¿Una anécdota?
—Pues canté en el Degollado «Capricho» y se me salió
«gallito», y como era novatón y tímido para colmo, ya no quería seguir
cantando.
—Una anécdota agradable.
—Una vez me hicieron cantar seis veces… actuaba con
Arturo Velázquez.
—Pero, oye, acabemos ya… pero
algo bonito… quiero cantarles acompañándome yo mismo al piano… hace años que no
lo hago.
—Esta canción le gusta mucho a Andrés Páez y como cuando
estaba yo en El Heraldo, me hacía que
todas las mañanas la cantara, ahora lo voy hacer, más completa.
Enseguida se sentó al piano y cantó algo de Gonzalo
Curiel… «Ella pudo ser»… después, «Bonita»… enseguida, «Monísima»…
Indudablemente, Juan Zubía, se quedó corto al
describirse… no sólo es bohemio, jugador, agradable, cantante, pianista, sino
también tiene grandes monólogos o ¡Jaque Mate!
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