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viernes, 2 de octubre de 2015

Crónica...

Giner nunca lo dijo…

*Abelardo Pérez Campos desmintió con contundencia pública a quienes propalaron la mentira aquella de «hártenlos de tierra *«Para mí, visto sin facciones, Giner fue un militar con decoro y un gobernador accesible»: profesor Rubén Beltrán Acota *La sección 40 del SNTE (hoy 42) hizo tensa gestión ante el fuero federal para traer 4 de os cadáveres de Madera a Chihuahua *Los muertos no eran profesores estatales sino federales, pero dirigentes de la sección ni sus maestros, nunca dieron la cara *Dice Beltrán que esto lo sabe Alma Gómez hija de Pablo y sus tíos Raúl y Simón; y por Martínez Valdivia lo sabe Pancho Guadarrama *El líder Beltrán «peleó» con Giner u hasta le estalló una huelga, pero se obtuvieron entre otros, todos los servicios de Pensiones Civiles.

Por Jesús González Raizola*
El lamentable hecho sangriento acaecido en Madera, Chih. el 23 de septiembre de 1965, ocasionó la muerte de los profesores Pablo Gómez Ramírez, Arturo Gamiz García, Rafael Martínez Valdivia y Miguel Quiñones Pedroza, los cuatro encuadrados en el sistema magisterial federal. A pesar de los cual, y a petición de familiares cercanos de aún  radican en Chihuahua, el profesor Rubén Beltrán Acosta, secretario general de la Sección 40 del Sindicato nacional de Trabajadores de la educación (SNTE), logró que la Procuraduría General de la República, a través de la Agencia del Ministerio Público Federal en Chihuahua, otorgara una inusual, muy inusual autorización para que los cuatro cadáveres se pudieran trasladar de  Madera a Chihuahua, el mismo día en que fallecieron.
De igual manera, y también a petición de los familiares y amigos cercanos de los muertos, el profesor Beltrán Acotas autorizó que el profesor Moisés Avitia Domínguez, les pusiera a disposición dos avionetas pagadas por la sección 40 del SNTE, para que trajeran los cadáveres más rápidamente y en la forma más adecuada dentro de tan lamentables y difíciles angustias que se vivieron en todo Chihuahua en aquellos momentos.
Sin estar previsto ni considerado, ni necesario ese abordaje, en forma intempestiva subió a una de las avionetas el periodista Pedro Muñoz Grado, quien coreado por otras personas había expresado el propósito de exhibir los cadáveres por las calles de la ciudad de Chihuahua reclamando «justicia».
Sabuesos federales y militares que revisaban con minuciosidad el tráfico aéreo en el aeropuerto de Chihuahua oyeron aquello y, lógico es deducirlo, informaron a la Secretaria de la Defensa Nacional y a la Procuraduría General de la República, lo que originó la cancelación de la autorización lograda por la sección 40 del SNTE para traer los cadáveres ya citados a Chihuahua.
Y sucedió que, cuando en Madera, el gobernador Giner Durán; el comandante de la Quinta Zona Militar, general Tiburcio Garza Zamora; el presidente del H. Congreso del Estado, diputado Abelardo Pérez Campos; el presidente municipal Ernesto Castellanos, y otros funcionarios y civiles observaban los cadáveres tendidos en el patio de la alcaldía maderense, llegó hasta ellos un oficial militaron barras de teniente y le entregó en mano al general garza Zamora, un papel amarillo media carta con el texto de un radiograma militar que trasmitía, por la vía del ejército, el Agente del Ministerio Público Federal de Chihuahua, notificándole a Garza Zamora de la negativa oficial para el traslado de los cuerpos a la capital del estado.
En más de una ocasión interrogué al en ese tiempo líder de la Cámara local de diputados (48 Legislatura, 15 de septiembre 1965-14 de septiembre de 1968), Abelardo Pérez Campos, quien sin la menor variación en su dicho, reconstruía aquella escena en la forma concreta siguiente:
—El teniente le entregó el papel Garza Zamora, que estaba de pie, como todos, él al lado derecho del gobernador Giner Durán; y yo, como presidente del Legislatura, estaba al lado izquierdo del gobernador.
Continúa Pérez Campos:
—El general Garza Zamora lo leyó. Y Lo releyó, sin levantar la vista. Lo hizo, estoy seguro, durante dos o tres minutos, luego de lo cual le pasó el papel al gobernador Giner Durán, que sacó sus anteojos y lo leyó en profundo silencio de igual manera por más de dos minutos. Parecía un tiempo interminable. Tenso el ambiente. El gobernador se quitó los anteojos, los guardó en el bolsillo interior de su saco, volteó a verme sin hablar, y me pasó el papel que decía lo siguiente:
«Al Jefe de la V ZM: para sus efectos notifícasela cancélese traslado cadáveres solicitado Sindicato Nacional de Maestros».
¿Y Luego qué pasó?, le pregunté varias veces en diferentes ocasiones al ex diputado Pérez campos.
—Yo le regresé el papel al gobernador, Y él al jefe militar que lo dobló y lo metió en la bolsa derecha de su chaquetín militar. Y seguía un silencio impresionante. Miraba el gobernador los cuerpos exánimes de los cuatro profesores allí tendidos, a nuestros pies, en el piso de cemento del patio de la presidencia municipal de Madera.
Luego, pausadamente, visiblemente apesadumbrado, pronunció únicamente cuatro palabras:
—Bueno, entiérrenlos pues aquí.
El viernes 3 de septiembre de 2010, a partir de las ocho de la noche el enorme vestíbulo del Centro Cultural Universitario (Quinta Gameros) resultó insuficiente para contener la multitud de maestros, profesionistas, líderes empresariales y sociales, estudiantes, comunicadores, etc., que acudía a la presentación del libro «Adiós General» (biografía de Giner Durán) escrita por los hermanos Miguel Ángel y María del Rosario Giner Rey.
Los presentadores fueron José Guadalupe González, ex alcalde de Uruachi, Chih., y el profesor Rubén Beltrán Acosta, ex líder de la sección 40 del SNTE, al final de cuyas intervenciones, sin estar programado pidió hacer uso de la palabra el licenciado Abelardo Pérez Campos, quien ante tan especial y documentado auditorio, refirió lo que le tocó atestiguar aquel 23 de septiembre de 1965. Puntualizando:
—Bueno. Entiérrenlos pues aquí.
Y reiterando; reiteraba Pérez Campos: «Eso dijo el gobernador Giner en aquel momento tan triste. No dijo más. Miente quien diga que dijo otra cosa».
Además de Pablo Gómez y Arturo Gamiz, también murieron en Madera Rafael Martínez Valdivia, Salomón Gaytán Aguirre, Manuel Quiñones Pedroza, Antonio Scobell Gaytán, Oscar Sandoval y Emilio Gámiz.
Los muertos del Ejército Nacional fueron los sargentos Nicolás Estrada Gómez y Moisés Bustillos Orozco. El cabo Felipe Reyna López y los soldados Jorge Velázquez y Virgilio Yáñez Gómez.
Heridos: Rigoberto Aguilar, teniente de infantería que murió después en el hospital militar de Chihuahua. Sargentos: Virgilio Arguelles López y Eugenio Ramírez. Y soldados: natividad Juárez Hernández, José García Martínez, Roberto García y José santos Rodríguez.
Chihuahua, septiembre de 2015.
*Premio Nacional de Periodismo 1973

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