Reorganizar el transporte

El periodista Horacio Carrasco, nos recordó un viejo problema que ya se había invisibilizado por lo viejo, por la costumbre, porque sólo perjudica a los más pobres y sabemos que son lo que menos importan.

El pésimo diseño de las rutas de transporte público en nuestra ciudad y la falta de supervisión para que las mismas cumplan con sus recorridos y horarios.

«Yo camino 20 cuadras, trabajo aquí desde hace 15 años y siempre he caminado esa distancia», le dice al periodista de El Diario, Griselda Mujica Sáenz, quien reside en la colonia Altavista y trabaja en el fraccionamiento Seminario.

Ni la Altavista, ni el fraccionamiento Seminario, pude ser consideradas zonas nuevas de la ciudad o incomunicadas, sin embargo lo están. Griselda tiene que caminar varios kilómetros al día, porque el lugar en el que trabaja no tiene el suficiente flujo de usuarios y a los transportistas no le interesa prestar el servicio, olvidando que es un servicio público y que ese debe ser el espíritu que lo anime. Las autoridades deben velar porque así sea.

Otro problema que enfrenta los usuarios, es que a horarios tan tempranos como las ocho de la noche en algunas rutas de transporte público se deja de prestar el servicio, porque el flujo se reduce al grado de que los camioneros prefieren irse temprano a casa a ver la telenovela, que facilitar esta prestación a que están obligados o deberían estarlo por ley.

El problema es muy viejo, quien sale tarde de trabajar se enfrenta a una grave carencia de transporte, si su única opción es dicho servicio.

Miles de juarenses sufren el problema ante la indiferencia de las autoridades estatales que son las encargadas de su supervisión.

No estamos hablando de las zonas muy alejadas de la mancha urbana, que merced a políticas permisivas en lo que a dispersión urbana se refiere, sufren este inconveniente de manera muy aguda. Estamos hablando de un diseño caótico de las rutas de transporte, que ocasionan que cada minuto minutos pase un camión por la Avenida Paseo Triunfo de la República y que en otras zonas de la ciudad se tengan que caminar kilómetros para abordar alguno.

Es un problema grave y antiguo, que merece atención de las autoridades. Es un problema que se agudiza a medida que la dispersión urbana crece. Es un problema que requiere de prontas medidas, que parece no existir, porque perjudica particularmente a los ciudadanos cuya voz no es escuchada.