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martes, 23 de febrero de 2016
Crónica
Febrero es el mes de la Constitución
aunque de verdad fue en diciembre y enero cuando se elaboró
*¿Qué 100 años son muchos como para que siga vigente, si aceptamos sin
conceder, que supuesta o realmente sigue vigente? *La promulgó el presidente municipal de Querétaro el 5
de febrero de 1917 y el gobierno del DF general César López de Lara. *Censuraron a Madero en el Constituyente porque no
mandó fusilar a Félix Díaz y darle beligerancia al borracho de Huerta. * Mujeres católicas de Monterrey se curaban en salud y
le dijeron al periodista Múgica que sus leyes eran vejatorias y opresoras. *Félix F. Palavicini explicó a los Constituyentes
porqué fue enemigo de la Secretaría de
Instrucción Pública en el régimen de Madero
Compila y escribe Jesús González
Raizola*
Sigo copiando a Bojórquez a Tanenbaum, a Taracena sobre
hechos y sucedidos durante las deliberaciones en el Congreso Constituyente de
1916 a 1917 en Querétaro porque nos permite entrar y conocer los aspectos de
alta intelectualidad, de profundo humanismo, de talento jurídico, de cultura
general, de experiencias vividas etc.,
etc., de los diputados que
integraron aquella Asamblea deliberativa, en cuya orden de cada día, en su
desarrollo mismo, no había una, sino varias lecturas de la realidad que se vivía
en el México de aquellos días.
Quienes representaban
esas lecturas no tuvieron, en muchos casos, cabida directa en el
Congreso.
Los liberales que hubiesen querido no tocar la carta de
1857.
Los intelectuales idealistas que pugnaban por un nacionalismo
cultural y una educación apostólica.
Los futuros técnicos de la reconstrucción económica.
Los anarquistas disidentes de la Casa del Obrero Mundial que
rodeaban a Emiliano Zapata o habían naufragado con la Convención de
Aguascalientes.
Los católicos, los porfiristas, los huertistas.
Los proscritos del momento: los villistas, que en 1913 y 14
habían demostrado poseer, practicar, y poner en vigencia ideas sociales
avanzadas.
Pero entre las lecturas de la realidad que si tuvieron
cabida en el Congreso sobresalieron dos:
la radical, y la carrancista.
Radical es la palabra perfecta para designar a los artífices
de los Artículos Tercero, 27, 123, 130.
Radical, el vocablo viene de raíz.
Aquellos constituyentes eran radicales en doble sentido:
querían partir desde la raíz de los problemas y arrancar su raíz, si era
necesario.
A los mejores de ellos los impulsaba un profundo
humanitarismo; el deseo de anteponer la condición y el mejoramiento de los más
al de los menos, y la creencia de que no se conseguiría ese fin sin la
iniciativa y el sostén activo de la Revolución hecha ya Gobierno.
Desconfiaban de las leyes liberales porque, a su juicio,
habían servido casi siempre para disimular privilegios y opresión.
De allí las palabras de Francisco Múgica en los debates del
Artículo 27 de la Constitución:
« ¿Vamos a dejar eso de esa manera nada más porque la ley lo
permite?».
«Entonces maldita Revolución, mil veces maldita si fuésemos
a consentir en esa injusticia… y si para que haya justicia estorba la ley,
¡Pues abajo la ley!».
En el fondo de aquella violencia justiciera había un
elemento de piedad:
Juan de Dios Bojórquez: «Debemos justificar esta gran
Revolución; debemos justificar el derramamiento de tanta sangre hermana;
debemos demostrar que las promesas no fueron vanas».
Y, con la piedad, el deseo de proteger a los débiles en el
futuro incierto:
Heriberto Jara: « ¿Quién puede asegurarnos que en el próximo
Congreso no entrarán en juego todas las malignas influencias?».
« ¿Quién puede asegurarnos que en el próximo Congreso va a
haber revolucionarios suficientemente fuertes para combatir esta tendencia y
que no responderán al canto de la sirena sino que, con la mano en el pecho,
cumplirán con su deber? Nadie puede asegurarlo».
Para hacer justicia, parta justificar el derramamiento de
tanta sangre; para asegurar que el
siguiente Congreso no revirtiera los nuevos postulados había que partir de
raíz.
¿Pero de cuál raíz?
Entonces se oyó la voz de Andrés Molina Enríquez (entre
paréntesis, quien antes convencido, elogió con fundamento la Ley Agraria de
Villa), eterno predicador de una vuelta al verdadero molde de la vida mexicana:
la época colonial.
A partir de ese origen, la Constitución de 1917 desplazó a
la era liberal: una nueva teoría de la propiedad confería a la Nación el
antiguo dominio del rey sobre suelos y subsuelos; y una nueva legislación
otorgaba al Estado, frente a la religión católica, los poderes casi omnímodos
del Real Patronato. Los latifundios, los privilegios extranjeros en materia del
subsuelo, el clero y sus derivaciones económicas, políticas y educativas, eran
los males que la nueva legislación arrancaba de raíz.
Voy a la página 37 del tomo 5 de Alfonso Taracena:
Discutiendo el Municipio Libre de Querétaro, dice Palavicini
que fue adversario de la existencia de la Secretaría de Instrucción Pública
porque vió que la dirección central de las escuelas es detestable.
Los vecinos de los pueblos pequeños soportan la imposición
de esa Secretaría que les manda los desechos magisteriales, ancianos cansados
que ya no leen un libro, que abren la escuela cuando quieren y la cierran
cuando se les pega la gana y no hacen progresar a sus alumnos porque no tienen
la capacidad, ni los estudios ni la inteligencia necesaria.
El diputado José Natividad Macías insiste en que Madero
pidió a la Comisión Permanente que citara al Congreso, ahora no para un
empréstito, sino para la mentira de proceder contra unos periodistas que
obstruccionaban al gobierno, y que no consiguió se suspendieran las garantías
de los periodistas a pesar de que se dio dinero a varios diputados.
Interrogado por Bojórquez quienes habían sido Presidentes
buenos, contestó Macías que naturalmente Carranza, y a Madero lo censuró por no
fusilar a Félix Díaz, porque no tuvo valor para hacerlo.
Pasó el diputado Macías de la mentira a la calumnia al
afirmar que él vió temblar a Madero
cuando el Senado lo amenazó con acusarlo y exigirle responsabilidades tan sólo
porque dejó que uno de sus Ministros fuera a informar al Parlamento.
(Continuará en Mes de la Constitución)
*Premio Nacional de Periodismo 1973
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