«Tomar» un taxi

   

Soy valle juarense y me gusta oír en las mañanas el intercambio noticioso que hace Mega Radio Chihuahua, conducido muy profesionalmente por el experimentado locutor don Abel Salinas Ávila, con otra estación de Ciudad Juárez que opera, a esa hora, otro destacado profesional de los micrófonos apellidado Mendoza Zubiate.

     Este jueves 14 de enero de 2016 entre otros segmentos informativos de aquí y de la frontera, me deja pasmado, o séase asombrado en extremo escuchar que el presidente municipal suplente en funciones de Chihuahua, expresa que si las rutas alimentadoras le quedan lejos al usuario, pues la solución es caminar hasta legar a las paradas o a las estaciones.

      O bien, dice, «tomar un taxi, ya que hay muchos autos de sitio en Chihuahua».

       Esto último fue lo que me dejó pasmado.

      ¿Por qué?

      Porque compruebo, por diezmilésima ocasión en mí ya larguita vida, que ésta clase de personas viven en un mundo diferente al de nosotros, la mayoría de los mortales.

       ¡Claro! Para él y quienes viven en su mundo, con billetera repleta, puede abordar y pagar no uno sino mil taxis; pero como no lo necesitan porque les sobra en que movilizarse, y con lujos, jamás habrán de hacerlo.

       Caminar… No saben, ellos, los de aquel mundo diferente al nuestro lo que se sufre caminar sin comer, sin beber, sin chamarra, sin abrigo, sin paraguas, sin más dinero que unas cuantas monedillas de las de menos valor en el bolsillo.

     Ellos no saben la tristeza que se siente cuando esas poquísimas monedas del menor valor monetario no le alcanza al usuario del vivebús para regresar a su casa porque el vivebús le quitó de $7 en $7 en cada abordaje o transbordaje, aquel misérrimo «capital» al usuario.

     ¿Con qué diablos, por favor, poder «tomar» un taxi? (Jesús González Raizola)

Chihuahua, Chih., enero de 2016.