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miércoles, 2 de marzo de 2016

Francisco en Juárez


Muchas fueron las lecciones que el papa Francisco dejó en su reciente visita a nuestra frontera, cada uno de sus tres discursos merecería un editorial por la trascendencia de sus palabras, de sus asertos.

Nos referiremos especialmente a su visita a los reos del CERESO No. 3 de Ciudad Juárez, el construido en la administración municipal de Manuel Quevedo Reyes.

Fue una visita solicitada por el propio sucesor de san Pedro y tras un breve recorrido por las instalaciones recién remozadas y una breve estancia en la capilla para orar, el papa Francisco escuchó a una interna, quien evidentemente fue escogida por su elocuencia y presencia de ánimo, sus palabras fueron profundas, reveladoras, mejor, hubiera sido muy difícil.

Cuando tocó el uso de la palabra a Francisco, mayor claridad no era posible, habló de la reinserción social de los reos, de los internos que purgan una pena por haber cometido reales o supuestos delitos en perjuicio de la sociedad. Hablamos de que en algunos casos podrían ser supuesto, porque para nadie es un secreto las grandes fallas de la impartición de justicia en México, en donde en todas las cárceles que hay a lo largo y ancho del país, seguramente hay más de un inocente y fuera de las cárceles se encuentran el 98 por ciento de los delincuentes que por fallas estructurales de nuestro sistema judicial y corrupción, simplemente pululan impunes.

El Papa se refirió a las causas de la criminalidad, habló de que la reinserción social empieza por que los hijos sean insertos en las escuelas, que los padres sean insertos en el trabajo y que se inserten espacios de vida en común, de convivencia social, lo que daría sanidad a la sociedad, no lo dijo con estas palabras, pero de sus dichos se deduce.

El Papa habló, sin decirlo, de que las cárceles están llenas porque las condiciones socioeconómicas de la población propician el delito, al no haber oportunidades de empleo ni condiciones para el buen desarrollo y sanidad en la sociedad. Atacar las causas no las consecuencias.

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