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lunes, 28 de marzo de 2016

Garfio pone en evidencia crisis en el duartismo

Por Rodrigo Borja

            El repentino regreso de Javier Garfio a la alcaldía de la ciudad de Chihuahua y por supuesto su renuncia a la coordinación general de la campaña del candidato del PRI a la gubernatura Enrique Serrano, ponen en evidencia una crisis en el seno del duartismo. Crisis evidente pero ignorada o disfrazada.
       Es evidentemente otra crisis más como la que protagonizó a finales del 2011 Graciela Ortiz, actual senadora, quien dejó sin previo aviso o con unos minutos de anticipación la Secretaría General de Gobierno del Estado, para regresar al Comité Ejecutivo Nacional del PRI.
       O la sorpresiva renuncia de Marcelo González Tachiquín, por sólo nombrar algunos de los momentos de crisis en el equipo de gobierno del gobernador César Duarte Jáquez.
            Sin embargo la puesta en evidencia por el regreso de Garfio Pacheco a la presidencia municipal a la ciudad de Chihuahua, es con mucho la crisis más grave en el equipo del gobernador y ante la ausencia de información confiable, se han despertado una serie de especulaciones sobre los motivos últimos de este regreso a la alcaldía y el abandono de la conducción formal de la campaña de Serrano Escobar.
            Se dice que era una pieza mal engranada en el equipo de campaña del alcalde con licencia de Ciudad Juárez, quien al parecer nunca logró una afinidad y buen entendimiento con quien aparentemente disputó la candidatura del PRI a la gubernatura.
            También se dice que regresó porque su suplente, el empresario Eugenio Baeza Fares, había golpeado duramente al equipo de trabajo que lo acompañó por poco más de dos años y estaba desmantelando no solamente al equipo de gobierno compuesto por los amigos de Garfio, quienes eran sustituidos por los empleados de Baeza Fares y también estaba redireccionando proyectos de obra pública e inversión que ya había encaminado el nuevamente alcalde, estos movimientos fueron la causa del regreso de Garfio, en un movimiento en que no hay claridad si consultó o no con el gobernador, lo repentino del movimiento en esta segunda teoría hace suponer que fue una impronta de Garfio Pacheco.
            También se dice que Eugenio Baeza, tiene una amistad muy antigua y sólida con el precandidato independiente a la presidencia municipal de Chihuahua, Luis Enrique Terrazas y se habla de que no únicamente no operaría para el triunfo del PRI, sino que estaba trabajando para el triunfo electoral de su amigo.
            Otra de las causas que observadores políticos han manifestado en columnas y artículos de opinión, es que los movimientos tan profundos en el gabinete y la redirección de proyectos ponían en riesgo negocios ya encaminados.
            Eugenio Baeza en los apenas poco más de cien días que administró el municipio, afianzó el gran negocio de ser el decididor y beneficiario de los multimillonarios proyectos para mejorar el centro histórico de la ciudad de Chihuahua, según documentó ampliamente el periodista Sergio Valles, en su noticiero de televisión del canal 28 de la ciudad de Chihuahua.
            La actitud de Baeza Fares, ha sido de evidente molestia, pues ha evitado el encontrarse con Garfio Pacheco, pero por otra parte de gran discreción, le pone al mal tiempo buena cara, sabe que los negocios de los cien días corren el peligro de perderse, aun cuando el del Centro Histórico, tiene amarres increíbles en el acuerdo de Cabildo.
            La crisis ocasionada por su salida de la coordinación de la campaña, fue aprovechada inteligentemente por el candidato Serrano Escobar, quien formalmente pone en su lugar a Adriana Terrazas, gran amiga y socia del candidato, quien de esta manera lanza el mensaje de que está al mando de su campaña, aun cuando, analistas políticos opinan que Terrazas Porras, es básicamente la cara en la coordinación; no tiene la experiencia ni el tamaño para la posición, quien probablemente siga siendo manejada por Guillermo Márquez Elizalde, y nuevamente está en Chihuahua, el gran enemigo de Manlio Fabio Beltrones, pero incondicional del gobernador César Duarte Jáquez, el ex representante del CEN del PRI en Chihuahua, Julián Luzanilla, quien fue protegido por el gobernador como representante del gobierno del estado en la ciudad de México, cuando el líder nacional del PRI, lo sustituyo por José Luis Flores.
            La crisis en el duartismo aunque evidente, es disimulada y negada.

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