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miércoles, 28 de septiembre de 2011
Los juegos de Teto… Dice que quiere ser senador
Por Rodrigo Borja
El presidente municipal de Ciudad Juárez, Héctor Murguía Lardizábal, dice ante diferentes audiencias, aun pequeñas y de cercanos amigos… pero con mucha frecuencia, que quiere ir tras un lugar en el Senado, con la intención intrínseca de volver a buscar la gubernatura en el 2016. Así de simple.
Suena legítimo y alcanzable a los miembros de sus audiencias, por lo menos para algunos, ya que se ha desatado una carrera sorda al interior de su equipo por sucederlo en el cargo, al margen de un análisis de la circunstancias, por puro deseo de ser.
Un tercer salto
No hay análisis serio cuando en los corrillos políticos se habla de la pretensión del alcalde de dejar la alcaldía, luego del informe de gobierno, para buscar una posición que le permita estar bien posicionado para cristalizar el anhelo de ser gobernador, mismo que se vio frustrado por las mejores de César Duarte.
No se considera que es diputado por el Segundo Distrito Federal Electoral, con licencia y que para ir por la senaduría tendría que solicitar licencia a la alcaldía, con lo cual se le acumularían simultáneamente dos puestos de elección popular e iría por un tercero en menos de tres años… tal vez no se ha medido el impacto en la opinión pública, sobre un candidato que pide el voto para legislar y lo deja porque quiere gobernar a su ciudad y luego está en la tesitura de dejar de gobernar su ciudad para ir por otra posición en el Poder Legislativo. Con lo anterior podríamos algunos analistas dar por descartada la posibilidad, pero lo cierto es que Murguía Lardizábal, alimenta con sus comentarios la versión y las especulaciones.
El grupismo
Lo anterior ha despertado las ambiciones en su equipo de trabajo que en su anterior período administrativo como alcalde entre 2004 y2007, fue sólido y monolítico, con un gran control de su parte, es ahora un equipo que presenta fisura y que se puede dividir en tres grandes bloques dependiendo de a quien se vea como el posible candidato a sucederlo, dentro de la lógica de que fue el equipo que ganó la elección y a ellos pertenece el derecho de concluir la administración ante la anunciada y eventual salida del alcalde.
Dado que Enrique Licón, aguantó tres años de ninguneo defendiendo la bandera tetista en la administración de José Reyes Ferriz, hay quienes ven en el actual director de Desarrollo Social, al sucesor deseable, por Murguía. Sin embargo en otro análisis, basado en que Jorge Gutiérrez Casas fue el impulsado por el alcalde a una diputación en el Congreso local, y en esa posición se convirtió en importante operador político al grado de que los diputados locales prácticamente en bloque fueron llamados «diputetos» por sus abiertas simpatías para Héctor Murguía en las definiciones para la gubernatura en el 2010.
Por último Leopoldo Canizales hace su lucha y trata de crear un equipo político a su rededor, por lo pronto hay tres equipos que creen pueden heredar la alcaldía ante la eventual salida de Teto.
Sin embargo voces autorizadas, abogados connotados hacen notar que por ley es el alcalde suplente, también elegido por voto popular quien debe sucederlo, por supuesto nos referimos a Everardo Medina, cabe la posibilidad de que Medina, pida permiso y prefiera continuar en la posición del gobierno estatal que actualmente ocupa.
En caso de que se dé el presupuesto anterior, habría que pensar en los 18 regidores que tiene la misma oportunidad de sucederlo, como pasó a principios de los sesentas con el «Negro» Lugo, quien de un manotazo del gobernador fue eliminado y tres regidores, uno por año ocuparon la alcaldía.
Hay una posibilidad de que quede en manos de otra entidad la decisión, como sería que el Cabildo juarense en clara obediencia a un mando superior, solicite al Congreso la elección del sucesor y en este caso quedaría prácticamente en manos del gobernador colocar al sucesor.
Todo lo anterior, siendo meramente especulativo, son los escenarios posibles, considerando los dichos de Héctor Murguía, quien repite constantemente que ya se va de la alcaldía, para preparar su escenario para llegar a suceder a César Duarte.
Murguía Lardizábal deshoja la margarita, pero mejor haría en buscar una buena asesoría legal para ver la viabilidad de su proyecto y medir también sus posibilidades de ser candidato a la senaduría y ese es realmente su propósito, porque ante la falta de información dura se da paso a la especulación y otros observadores políticos hablan de que Murguía simplemente está hastiado del papel que juega en el actual momento político, en donde su margen de acción está muy acotado por un gobernador, que simple y llanamente no lo deja alear.
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