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jueves, 5 de diciembre de 2013
«Sacrifican» a Porras por su prima Adriana
Por Rodrigo Borja
Hace
poco más de un año, cuando se ajustaban
las ternas del Partido Revolucionario Institucional, para los cambios en las 67
alcaldías de toda la entidad; en Ciudad Juárez, dos primas fueron muy listas y
colocaron a una de ellas en la lista de regidores ; la segunda tenía la certeza
que ante el inminente triunfo de Enrique
Serrano, llegaría a una posición importante. Ella, como agente político muy cercano al
candidato priista, sería llamada a colaborar en primera fila del gabinete, de
hecho, en la Dirección General de su preferencia. Los vaticinios se cumplieron
Mireya
Porras, llegaba por segunda ocasión al Cabildo, ya había sido regidora en la
administración 2004-2007, encabezada por Héctor Murguía Lardizábal y su prima
Adriana Terrazas Porras, se imponía en la Dirección de Desarrollo Social, en la
que muchos veían al hombre de más confianza del presidente: Alfredo Aguirre
Carrete.
Sobre Ruedas
Las
cosas marcharon sobre ruedas, los vaticinios se cumplieron, pero las primas se
pusieron exigentes, una con más suerte que la otra. Porras se consideraba con
los suficientes méritos para ocupar no únicamente un escaño en el Cabildo, sino
la misma coordinación de la mayoría priista, que en este caso disputaba a
Alberto Reyes Rojas, con quien ya había compartido posición en la primera
administración y ante la derrota se encaprichó, dicen quiénes los rodean y empezó su labor de zapa en contra de Reyes
Rojas. La segunda prima se salió con la suya e hizo su valer su cercanía y
sociedad en los negocios con el presidente Municipal y Alfredo Aguirre Carrete,
se fue a una importante posición, como lo es la Oficialía Mayor pero muy lejano
de los lugares en donde ha desarrollado sus mejores talentos políticos la
operación política que se desarrolla de mejor manera en lugares como la
Dirección General de Desarrollo Social.
El factor Quintana
En estas
intrigas palaciegas ocupa su propio nicho el secretario del Ayuntamiento Jorge
Mario Quintana Silveyra, quien desde la Secretaria del Ayuntamiento, decía y se
decía conforme con la invitación a colaborar, cuando solo semanas antes su
destino manifiesto parecía la Presidencia del Congreso Local; ser la cabeza de
uno de los tres poderes en que se divide nuestro sistema político. Por supuesto
estamos hablando de las formas.
Cuando
en las columnas políticas surge la «revelación» de que se incurría en caso de
nepotismo entre las primas, ya que una de ellas había sido electa por voto
popular y se violentaba el artículo 16 del Código Municipal para el Estado de
Chihuahua si se toleraba la situación, el secretario del ayuntamiento pronto
aclaró paradas la ley es muy clara: se viola el artículo 16, pero será el
presidente quien en los próximos nueve días resuelva el problema, dijo Quintana
Silveyra.
Enrique
Serrano Escobar, con la decisión que le dieron los 55 años que se preparó para
ser presidente municipal de Ciudad Juárez, derivó la decisión a Mireya Porras,
ella es quien debe tomar una decisión, lo dijo en más de una ocasión y en más
de un tono.«Aquí estoy y aquí seguiré, yo no contraté a nadie (Adriana
Terrazas)».
La
solución vino de quien se preparó por 15 años para ser gobernador, este
columnista sabe de inmejorable fuente que en 1997 César Duarte Jáquez, tomo la
decisión de construir un escenario político para su llegada a la gubernatura,
no es necesario decir que las cosas resultaron. La solución pues llegó de la
gubernatura en forma de una incierta invitación a una incierta posición para
trabajar con gobierno del estado para Mireya Porras… tan incierta que aun no se
sabe cuál es.
No
obstante todo lo anterior, la solución apegada a la ley era la renuncia de
Adriana Terrazas, quien hizo valer ante su prima Mireya Porras, el principio de
lealtad y agradecimiento, al que se refirió en más de una ocasión al comentar
sobre el caso.
Sólo una
era en el aparato administrativo municipal, pero la componenda es clara, ya que
la posición de Mireya Porras, simple y sencillamente es irrenunciable por ser
de elección popular. Hubo solución, pero no la más apegada a la ley.
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