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jueves, 12 de diciembre de 2013
Violencia en Michoacán
No
es nueva, de hecho el líder de los grupos de autodefensa José Manuel
Mireles, señala una y otra vez, nos cansamos de doce años de abusos y
asesinatos. Y desde el pasado 18 de mayo , los nueve obispos de Michoacán entregaron en mano al entonces gobernador interino, Jesús Reyna García, su “sentir” sobre la violencia en la región a través de una carta, declaró el obispo de Zamora, Javier Navarro Rodríguez.
El
doctor Mireles ha subido a Youtube por lo menos tres declaraciones de
entre 22 y 16 minutos, en los que habla de la insostenible situación de
Michoacán, con naturalidad habla de un ataque de los «Caballeros
Templarios», que les mataron a uno de ellos «pero los tumbamos trece»
A
Mireles nunca en los meses que van de febrero a noviembre lo habían
amenazado de ninguna manera, sin embargo cuando en una declaración dijo
que el ex gobernador sustituto Jesús Reyna, era un «Caballero
Templario», las amenazas se han multiplicado. Marcamos el mes de febrero
porque fue el 20 de ese mes cuando se «alzaron» contra las autoridades
reales de Tepalcatepec: «Los Caballeros Templarios» y los expulsaron del
pueblo.
La posición de la iglesia
Javier Navarro Rodríguez, también dijo que los obispos de Michoacán no están amenazados por ningún grupo del crimen organizado y sufrimos el mismo riesgo de todos los ciudadanos por la violencia, que «pareciera se recrudece», declaró al portal Adnpolitico.
El prelado admitió que «es cierto que la violencia aumenta, pero no todo está corrompido en Michoacán.
Hay mucha gente de buena voluntad, somos muchos los que estamos
padeciendo los efectos de esta situación y somos muchos los que queremos
orar y construir la paz».
Además explicó que tanto obispos como sacerdotes de la región, al igual que todos los habitantes de esa entidad, enfrentan peligros cuando se trasladan a las comunidades y se cierran carreteras.
«Sufrimos
las consecuencias de los apagones, pero nada especial por ser
integrantes de la Iglesia. Y sí queremos amplificar la voz de los que
más sufren», expresó el también vicepresidente de la Conferencia del
Episcopado Mexicano (CEM).
No obstante su recrudecimiento, la violencia «no nos ha provocado un temor que nos paralice», además de que “en nuestra labor no tenemos que pactar con ningún grupo del crimen organizado”, indicó.
La violencia mientras tanto se antoja irrefrenable.
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