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lunes, 29 de diciembre de 2014

La fiebre de la demolición


Uno de los presidentes más ineficientes y torpes que ha tenido Ciudad Juárez en las últimas décadas es sin lugar a dudas José Reyes Ferriz, quien entre los múltiples errores que caracterizaron a su administración se cuenta la demolición de oficinas públicas como la Dirección General de Tránsito, la Sindicatura y la Estación Central de Bomberos.
Gracias esta fiebre por la demolición que desde hace diez años acaba con nuestra ciudad, actualmente la Dirección de Tránsito, se encuentra operando en un espacio inapropiado e incomodo para los usuarios y durante más de tres años, la Estación Central de Bomberos, estuvo instalada en las ruinas de lo que alguna vez fueron las instalaciones permanentes de la Feria Exposición de Ciudad Juárez, en condiciones más que lamentables.
Estos hechos son muy recientes sin embargo parece que ya se olvidaron, no obstante que el escombro aun esta en los espacios que antiguamente ocuparon estas dependencias públicas.
Lo anterior viene al caso porque, ahora que han sido reubicadas las oficinas de Recaudación de Rentas, al nuevo complejo estatal en el remodelado ex Pueblito Mexicano, se habla abiertamente de la demolición del histórico edificio que hasta la semana pasada ocupaban las oficinas mencionadas.
La decisión de demoler parece precipitada y francamente antieconómica para el erario municipal, además atenta contra un edificio que tiene un gran valor histórico y representa mucho para Ciudad Juárez y sus habitantes.
Un elemento no menor en la argumentación de su permanencia es que fue un edificio construido por las autoridades federales de los Estados Unidos, para una actividad muy relacionada con su seguridad nacional, es en síntesis un edificio muy bien construido, amplio funcional.
Además tiene un valor histórico innegable, allí estuvieron las oficinas de migración de los EE UU y un detalle que puede parecer tonto, allí están las primeras escaleras eléctricas del estado de Chihuahua y miles de niños y actualmente juarenses cincuentones, jugaron a subirlas una y otra vez y bajar por la rampa, para repetir la inocente experiencia.
No hay dinero para ninguno de los siete proyectos ejecutivos para reactivar el centro histórico de esta frontera, entonces qué necesidad hay de generar más escombro en la zona, si no hay dinero ni proyecto para construir algo en el mismo lugar.
Si en lugar de acabar con la infraestructura urbana, se pensara en su mejor utilización, allí podría estar la biblioteca ventral de ciudad Juárez, misma que estaría al alcance de todos los juarenses porque todos las líneas de transporte público pasan por el centro y además se podría poner un museo de sitio, que nos contara a los juarenses a los mexicanos y a los visitantes foráneos, la historia de la devolución de El Chamizal.
Las posibilidades son infinitas y no se acaban en una muy necesarias biblioteca en el centro de la ciudad o en la creación de un museo muy nuestro e irrepetible en cualquiera parte del mundo. Allí podrían quedar algunas oficinas municipales para descongestionar la actual Unidad Administrativa Benito Juárez, mejor conocida como presidencia municipal.
Desde este espacio editorial, pedimos respeto por la historia, sentido común y por supuesto con ello reconsiderar la demolición del edificio mencionado, en esa área de la ciudad lo que debe demolerse es el espantoso puente peatonal que cruza las vías y su reposición por uno que no sea franca contaminación visual. Mucho se puede hacer en el sólido edificio que nos llego con la entrega de El Chamizal, démosle buen uso. Editorial 1166

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