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martes, 17 de noviembre de 2015
Crónica
Sobre la
estatua a Zarco
*Era acuerdo
del alcalde Patricio Martínez y del jefe de Obras Públicas Jorge Barousse,
previa autorización del H. Ayuntamiento.*La figura
en bronce del periodista insigne la esculpió don Lupe Díaz Nieto y la donó don
Paco Rodríguez Pérez cortesía del PRI estatal.*Primero
estuvo en la glorieta Ortiz Mena y salida a Cuauhtémoc cedida por don Luis H.
Alvares e inaugurada por el gobernador Ornelas.
*Cada 7 de
junio, Día de la Libertad de Expresión, periodistas jóvenes y viejos hacen una
respetuosa guardia a las once de la mañana.
Por Jesús
González Raizola*
Las últimas tres semanas de 1994 convivimos
a diario el joven ingeniero civil Javier Garfio Pacheco y yo, con motivo de la
total remodelación de la plaza «5 de Febrero de 1857», ordenada por Patricio
Martínez que era el presidente municipal al ingeniero Jorge Barousse que era el
jefe de Obras Públicas, quien a su vez comisionó a Garfio para que supervisara,
de manera «muy especial», que los trabajos relativos fueran ejecutados en
tiempo y forma para colocar allí, el 7 de junio de ese año, la estatua del
periodista Francisco Zarco, con motivo del Día de la Libertad de Expresión.
«Pónganse de acuerdo tú y el amigo
de González Raizola para que la plaza luzca lo mejor que pueda», le dijo
Barousse a Garfio por lo que casi todo marzo de hace 21 años, Garfio y yo nos
preguntábamos en forma cotidiana «¿qué nos
falta?», hasta que plaza y pedestal quedaron listos para colocar en su
centro la figura de cuerpo entero de Zarco, esculpida en bronce por el artista
don José Guadalupe Díaz Nieto y obsequiada por el presidente del PRI estatal
don Paco Rodríguez Pérez, a la Asociación Estatal de Periodistas chihuahuenses
(AEPCH).
La estatua del paladín de la
libertad de pensar, de escribir y de publicar estuvo originalmente ubicada en
la glorieta del bulevar Ortiz Mena y salida a Cuauhtémoc, sitio cedido por el
ayuntamiento que presidía don Luis H. Álvarez, e inaugurada por el propio don
Luis y el gobernador don Oscar Ornelas el 7 de junio de 1985, con la única y
sobria intervención oratoria del escultor Díaz Nieto.
Pero el 7 de junio de 1993, tras de
hacer la guardia anual a las once de la mañana, el munícipe Patricio Martínez
informó a los invitados y a los asociados de la AEPCH allí presentes, que por
razones de vialidad y de urbanismo, la glorieta desaparecería y el monumento a
Francisco Zarco sería reubicado.
En ese instante le solicité, para
colocarlo, la Plaza 5 de Febrero de 1857 de frente a la vieja penitenciaría y
Patricio, gran conocedor de nuestra historia patria dijo que no habría otro
mejor lugar que ese, ya que lleva el nombre de la fecha en que se promulgó la
Constitución Política surgida del Congreso Constituyente en el que Zarco
destacó por sus varias intervenciones, todas relevantes al máximo.
Dijo Patricio: «Hay una inmortal: la
del 25 de julio de 1856 en que Zarco subió a la tribuna su propuesta para que
la libertad de pensar, de escribir y de publicar se elevara a rango
constitucional, iniciativa que provocó los debates más enconados que durante
tres meses y de los cuales Zarco salió completamente victorioso».
Patricio ordenó a Barousse hiciera
lo requerido para preparar la estatua en la plaza citada. Que el arquitecto
Chaires ordenara elaborar el proyecto. Y que Javier Garfio Pacheco supervisara
los trabajos « en forma muy especial». Lo que Garfio cumplió al pie de la
letra.
Los regidores por unanimidad
aprobaron el jueves 26 de mayo de 1994 que Zarco, en su monumento, quedara para
siempre en el sitio indicado.
Y el presidente municipal, Patricio
Martínez, con el Cabildo en pleno y una
numerosa concurrencia de invitados, lo inauguró el martes 7 de junio de 1994 a
las once de la mañana, en cuyo acto el alcalde dijo un discurso abundantemente
documentado en lo histórico, en los político y en lo periodístico, en torno de
la figura de Francisco Zarco.
Ahora, en octubre de 2015, la plaza
está deteriorada porque gobiernos municipales posteriores al que encabezó
Patricio le han negado el más mínimo mantenimiento.
Por eso este último 12 de octubre le
pedí al afortunadamente para mí ahora presidente municipal Javier Garfio
Pacheco que sea él quien ordene otra restauración total, integral, de la plaza
como aquella que hace 21 años le tocó ejecutar con envidiable entusiasmo y
emocionado cada día con los episodios de la vida de Zarco que yo le platicaba.
Me mandó a hablar sobre el tema con
el siempre cordial y atento ingeniero Alán Caraveo Camargo, que tiene a su
cargo los trabajos de atención y mantenimiento de los espacios públicos
municipales.
Me recibió, en la oficina de Novena
y Tamborell, con la misma gentileza y trato educado que me ha dispensado
durante tantísimos años de conocernos. Mucho le agradecí, en su momento, la
facilidad que me otorgó para consultar el expediente de mi ejido Porvenir,
municipio de Praxedis G. Guerrero, cuando don Alán era jefe de la delegación
estatal del Registro Agrario Nacional.
Con sutil habilidad y en medio de un
agradable conversación, pero sin concretar ni referirse a la plaza de mi interés, me hizo saber que será el año
próximo cuando le presente al presidente municipal un proyecto masivo para
restaurar una veintena de plazas y jardines que citó por sus nombres y que a su
juicio necesitan una drástica restauración.
Pero mi interés personal era
escucharle decirme que la plaza del monumento a Francisco Zarco sería atendida
de inmediato.
Y no fue así.
Estaba incluida entre otras muchas.
Arreglar una, me dije entre mí, es más fácil que arreglar muchas juntas.
Y, como me sucedió con Marco Quezada
que me ofreció reponer todas las placas que se robaron de los monumentos
citadinos, incluidas las del monumento a Zarco, y al final de cuentas no repuso
ninguna, ahora voló mi imaginación, con tristeza, pensando en que a lo mejor
los tiempos electorales le impiden a don Alán restaurar las plazas que se
propone para el año entrante, y, ojalá y no sucede, acabamos desengañándonos de
que ni la plaza Zarco ni las otras habrán de ser restauradas.
Al fin como dijo resignado y triste
el bucólico poeta, no queda otra ue esperar tiempos mejores.
*Premio Nacional de
Periodismo 1973.
Octubre de
2015.
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