Liberan a más del 75% de los detenidos en lucha antinarco

Por Rodrigo Borja


Tres años de guerra, más de 16 mil muertos oficialmente, más de 23 mil detenidos en los operativos de lucha contra el narcotráfico, son el recuento de la «guerra» que se inició con el actual sexenio, los detenidos se pregonan en repetidos anuncios en las cadenas de televisión nacional; lo que no se dice es que se libera casi de inmediato a más del 75 por ciento de estos detenidos, lo que simplemente se puede llamar impunidad y es el mejor aliciente para que la delincuencia se vuelva cada vez más audaz y la lucha antinarco en interminable.
Jalisco es el estado, con mayor número de liberaciones, el 93 por ciento de los detenidos en esta sangrienta guerra, están nuevamente en las calles según datos de la propia Procuraduría General de la República.

Un botón de muestra
El 26 de agosto pasado fueron detenidos en la ciudad de Chihuahua, tres sicarios: Cristian Franco Franco, Edgar Flores Martínez y Omar Castro Rivera, a petición de la SIEDO. Confesos de 211 asesinatos fueron enviados al penal de alta seguridad en Nayarit.
Los tres ejecutores confesaron estar al servicio de «La Línea» y declararon que su trabajo era eliminar a miembros de la banda rival. Su detención en la capital estatal fue cuando circulaban a exceso de velocidad en un Jeep color blanco, cuya descripción coincidían, con la mencionada en varios eventos criminales; además se les encontraron tres fusiles R-15 y 22 cascos percutidos en el interior del vehículo.
El Juez Segundo de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de México, fue quien giró la orden detención y es la misma instancia la que desestimó la confesión de los 211 asesinatos y el proceso se realizó por portación de armas de fuego de uso exclusivo del ejército y delincuencia organizada… desaparecieron los 211 asesinatos. No tardarán mucho en salir de la cárcel.

En Chihuahua no se castiga el delito
En nuestro estado, la situación no es mejor que en Jalisco o Michoacán en donde el 92 por ciento de los detenidos por delitos relacionados con el narcotráfico quedan libres, siendo el estado natal del Presidente de la República el segundo lugar nacional en este rubro, sólo superado por su vecino ya mencionado.
La reportera Sandra Rodríguez de El Diario, consignó a ocho columnas que: «Con el nuevo sistema de justicia penal se ofrecía priorizar la reparación del daño sobre la pena con cárcel para los culpables, pero se terminó provocando que miles de delincuentes, al purgar su sentencia en libertad, reincidan en la comisión de los delitos.
«Se ofreció también mantener libres a los presuntos responsables y enviar a la cárcel sólo a los sentenciados pero, ante la falta de vigilancia, hasta un 80 por ciento de los beneficiados con la presunción de inocencia incumplieron con su restricciones».
Sobre esta situación los líderes de las asociaciones de abogados han comentado a los medios de comunicación de Ciudad Juárez en múltiples ocasiones, pero hasta el momento se insiste en las bondades del nuevo sistema de impartición de justicia.
Lo anterior puede ser parte de la explicación de que en Ciudad Juárez hayamos superado los dos mil asesinatos al estilo del narcotráfico en lo que va del año. Un crimen no castigado es la invitación a repetirlo.
Sandra Rodríguez también consigna un dato preocupante: «Datos del primer año de aplicación de la reforma en la frontera mostraron cómo, por ejemplo en 2008 se recibieron 43, 280 denuncias de delitos ante el Ministerio Público, pero éste sólo consignó –o judicializó- mil 253 casos, es decir, un 3,4 por ciento».
A lo anterior debemos agregar que el 94 por ciento de los delitos son del fuero común, es decir no están en la esfera de la lucha contra el narcotráfico, pero en ambos escenarios la impunidad es preocupante y forman parte del círculo vicioso de la inseguridad, ésta es creciente y actúa con descaro por la impunidad y la inoperancia de los órganos judiciales para castigar los delitos, sean del orden que sean o de la esfera de gobierno que deba combatirlo, el fracaso es general y la ciudadanía se encuentra en un grado de desesperación tal, que ya académicos tan prestigiados como José Narro Robles, rector de la Universidad Autónoma de México, hablan de estallido social.