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miércoles, 13 de enero de 2010
Escenarios políticos
Por Antonio Pinedo
Cuando ya todo parecía resuelto en la candidatura del Partido Acción Nacional para la contienda por la gubernatura que se definirá el próximo cuatro de julio, la súbita entrada al escenario del empresario Pablo Cuarón Galindo, le descompone el cuadro al alcalde con licencia definitiva de la ciudad de Chihuahua Carlos Borruel Baquera, quien al parecer se presentaría a la convención con una gran ventaja y con un rival que únicamente parecía dar testimonio de la democracia interna del PAN, que se había visto muy disminuida en la selección de candidatos a diputados y gubernaturas disputadas el año pasado, cuando se acudió al «dedazo» con muy malos resultados.
Doce meses azarosos
A principios de 2009 la candidatura del PAN a la gubernatura del presente año se veía prácticamente resuelta a favor del senador Gustavo Madero Muñoz, quien demostraba públicamente que traía las canicas en la bolsa y en febrero del año en mención incluso desató una polémica por la colocación de anuncios de los llamados «espectaculares» en varios puntos estratégicos de la ciudad de Chihuahua, por lo cual fue acusado ante el Instituto Estatal Electoral, de hacer campaña política fuera de los tiempos legales.
Sin rival se veía Madero Muñoz, aunque diversas versiones de fuentes dignas de crédito afirmaban que Juan Blanco se preparaba para dar la pelea en la convención interna, sin embargo en una reunión sostenida el 23 de mayo pasado entre el líder panista de la bancada y sus principales operadores políticos les anunció que no contendería dado que su presencia en el Senado era de mayor importancia para el proyecto gubernamental de Felipe Calderón Hinojosa. A los pocos días declaró que el alcalde Carlos Borruel Baquera reunía los requisitos necesarios para ser el mejor candidato a la gubernatura.
El proyecto de Juan Blanco se tambaleaba y llegó a uno de sus puntos más adversos cuando fue encarcelado como consecuencia de una investigación que lo señalaba como el beneficiario de una entrega de cinco millones de pesos como soborno por otorgar el contrato del relleno sanitario en la ciudad de Chihuahua. Salvó la cárcel, pero no la catástrofe electoral en el Sexto Distrito Federal Electoral, bastión panista capitalino, en el que se presentó como gran favorito y fue derrotado por un candidato de relleno del PRI emanado de la presidencia de la Cámara Nacional de Comercio : Maurilio Ochoa, por quien nadie apostaba.
Blanco Zaldívar no soportó que a quien él considerara su pupilo, lo hubiera desplazado en tan breve tiempo de la antesala de la gubernatura. Al parecer Borruel llegaba avalado por importantes fuerzas internas del PAN sobre todo capitalino, que es hoy por hoy el polo preponderante de la acción política del blanquiazul al desplazar de ese sitio a Ciudad Juárez desde 2004, con dos triunfos en Chihuahua y el mismo número de derrotas en la frontera más importante de la entidad.
Las malquerencias
Ni las manifiestas malquerencias de Javier Corral Jurado, diputado plurinominal por tercera ocasión, ensombrecían el panorama que se le presentaba a Borruel, ya había tenido su oportunidad de ir por la gubernatura hace seis años y fracasó… todo parecía «bien planchadito», cuando de forma repentina, a sólo 48 horas del cierre del registro se anunció la precandidatura de Pablo Cuarón Galindo, empresario de segunda o tercera generación en Ciudad Juárez, con una imagen buena y con sólo una incursión en la búsqueda de un puesto de elección popular allá por 1989, cuando Pancho Barrio en la plenitud de su influencia dentro de Acción Nacional, fracasó en hacerlo ganar la candidatura a la presidencia municipal de Ciudad Juárez, de hecho la elección interna se polarizo de tal manera que en una segunda convención, no se aceptó las candidaturas de Cuarón y de Gustavo Elizondo, quienes habían protagonizado el evento. El candidato fue «El coronel» Mejía, quien perdió ante Jesús Macías Delgado.
La angustia de Pancho Barrio
Pablo Cuarón inició, por lo menos discursivamente mal su segunda incursión en política electoral, ya que comentó que su motivación era porque Juárez no se veía representada, lo cual refleja que confunde la alcaldía de la frontera con el dilatado mosaico que significa Chihuahua.
Nos ocupamos ampliamente de Juan Blanco en párrafos anteriores porque fue una alianza entre él y la llamada «Happy family» representada en esta ocasión por Javier Corral, las que cocinaron la candidatura un tanto a las carrera de Pablo Cuarón, al grado que las 1,600 firmas que se exigían para el registro las cedió Juan Blanco, quien declinó postularse, y seguramente sólo trataba de hacerlo para tratar de aguarle la fiesta a Borruel, porque luego de su derrota electoral del cinco de julio, sus posibilidades de ganar era muy bajas.
Al mismo tiempo que se anunció la postulación de Cuarón Galindo, sendas cartas de Corral Jurado y Barrio Terrazas, surcaron el ciberespacio con los argumentos para apoyar a Pablo Cuarón, argumentos que a quien mejor le van a servir es a César Duarte, ya que descalifican en muchos sentidos el legítimo derecho que Carlos Borruel tiene para buscar la posición que ya ambos buscaron, uno con éxito y el otro fracasando.
Las cartas no tienen desperdicio, Pancho Barrio invita a una «reflexión, urgente, angustiosa», lo que simple y llanamente se puede interpretar como que la llegada de Borruel a la gubernatura es para causar angustia a los chihuahuenses, mejor sería que a tiempo diga qué le conoce al ex alcalde capitalino para descalificarlo de tal manera que ni los priistas lo han hecho. Ignora o pasa por alto el desempeño de Borruel por la alcaldía de la ciudad capital, que cuenta con una aprobación que pocos presidentes municipales han tenido y de la que él no gozó en su gubernatura.
Corral Jurado le da buenos argumentos a Duarte Jáquez al calificar de tramposo al nativo de la colonia Dale, de quien afirma empezó desde hace mes y medio a juntar firmas para su postulación, cuando apenas el cuatro de enero pasado se anunció tal medida como requisito para la inscripción.
En fin, las cosas le mejoran al virtual candidato priista con la manifiesta división en el PAN, por un aparente deseo de regresar el polo de preponderancia partidista a la «Happy family». El 28 de febrero en la elección abierta a la ciudadanía se sabrá en que termina esta aventura iniciada tan abruptamente y que refleja una alianza entre los panistas de Chihuahua, encabezados por un malherido Juan Blanco y los panistas de Ciudad Juárez, encabezados por el sangrante Javier Corral, este último muy lastimado por la sonrisa socarrona de Carlos Salinas y la declaración de no entender los afectos privados de Javier Corral, contrastándolos con sus declaraciones públicas.
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