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martes, 19 de enero de 2010

Pablo Cuarón va por la revancha en el PAN



Por Antonio Pinedo


            El Partido Acción Nacional enfrenta una de las batallas internas más desgastantes y menos prometedoras de su historia, sobre todo por la intención del voto que previo a la designación de candidatos favorecía al Partido Revolucionario Institucional por más de 22 en promedio en diversas encuestas. Mientras en tricolor, entra con un candidato de unidad y una actitud de inclusión por su virtual candidato César Duarte, el albiazul se confronta el panismo triunfante de los ochentas y los noventas y los ganadores de la última década.
            La añoranza del poder de la llamada «Happy family», epíteto que les endilgó el hoy senador Ramón Galindo en crítica a su manejo cerrado y excluyente de los puestos y prebendas ganados en la elección de 1992. Lo encabezó y encabeza nominalmente Francisco Barrio Terrazas, que pidió y le fue concedida la embajada de México en Canadá, como una forma dicen algunos de los miembros de su círculo cercano, de escapar de la violencia que azota la entidad y especialmente Ciudad Juárez. Sin embargo, ahora quien encabeza lo que queda de esa corriente escindida finalmente en las elecciones internas del 2004, es precisamente el candidato perdedor a la gubernatura el nuevamente diputado federal plurinominal Javier Corral Jurado.
            Pablo Cuarón Galindo, un empresario que ha fincado su éxito en el trabajo tanto personal, como en el de su padre Pablo Cuarón Vejar, quienes juntos han creado una pequeña cadena de empresas ferreteras que han sabido evolucionar con el mercado.  Cuarón Galindo va por su segunda incursión en busca de un puesto de elección popular bajo las siglas del PAN; en donde milita desde 1983 y en 1989 protagonizó una de las elecciones internas más cruentas en el partido en el que milita desde que era un veinteañero. Se ha distinguido porque en su larga carrera de militante panista ha estado ahí en las tareas que le asigna el partido, en alguna ocasión fue tesorero del Comité Directivo Municipal, lo cual le ha ganado el respeto de los panistas por su entrega a la causa y su manifiesta falta de ambición para fines personales.
Lo anterior en abono a la bonhomía de Cuarón Galindo, pero es el manifiesto desmentido de que su candidatura surge de la sociedad y es una respuesta al desprestigio de los políticos, ya que él ha estado en la actividad política partidista por más de 27 años, aun cuando con muy poco éxito.

Falló la candidatura de unidad
            Voces diversas del PAN se levantaron en los meses previos, por lo menos desde hace un año, para señalar la conveniencia de llegar unidos a la elección a la gubernatura, se tenían muy presentes las fracturas que en 2004 se dieron en la lucha interna entre Javier Corral y Jesús Alfredo Delgado (léase Eduardo Romero Ramos), lo que devino en la dispersión o drástica reducción de la «Happy family». Anteriormente, en 1998, se había enfrentado la feliz familia en el poder de la gubernatura contra Ramón Galindo con Romero Ramos como contrincante; Galindo en alianza con las fuerzas internas que hoy apoyan a Carlos Borruel Baquera, los dueños del PAN en Chihuahua-capital, encabezados por Enrique Terrazas.
            Hoy parece darse una nueva edición de la lucha de 1998, con el ingrediente de que las alianzas son mixtas, el grupo feliz que comandó Pancho Barrio, hoy es animado por Javier Corral, pero en el fondo es la añoranza por la prebendas perdidas por los ganadores de 1992.
            Cuando se habló hace un año de candidato de unidad, quien encabezaba prácticamente de manera unánime las preferencias y su camino se veía despejado era el actual líder de la bancada mayoritaria en el Senado, Gustavo Madero Muñoz, descendiente –paradojas de la vida– del Mártir de la Democracia y del hacendado Luis Terrazas, contra quien técnicamente y según la historia oficial se hizo la revolución de 1910, encabezada por un tío abuelo del senador.
            Sin embargo, Gustavo Madero, argumentado que servía más al proyecto de Felipe Calderón desde el Senado, anunció el 23 de mayo pasado que no buscaría la nominación a la gubernatura de Chihuahua.
Despertó la ambición de Carlos Borruel Banquera, quien parecía aliado a la eventual incursión por la candidatura de Juan Blanco Zaldívar, sin embargo en el camino del ex alcalde de Chihuahua, se atravesaron cinco millones de pesos presuntamente recibidos para favorecer la entrega de la concesión del relleno sanitario en la capital estatal, este hecho lo llevó a la cárcel y a una derrota impensable en su momento, en su campaña para lograr la Diputación Federal del VI Distrito, demarcación que sólo los panistas o filopanistas ganan, como lo fue en su momento el triunfo de Patricio Martínez García.
           
            Angustia el triunfo de Borruel
            Entre los argumentos para poner enfrente  de Carlos Borruel, quien hasta principios de año se veía como el virtual ganador de la contienda interna del PAN, a Pablo Cuarón, está «una reflexión urgente, angustiosa, que tiene que ver con el momento tan crítico que vive nuestro querido Chihuahua», dice Francisco Barrio, desde Ottawa.
            «Una parte crucial en ese sacar lo mejor de nosotros mismos es elegir a los mejores para que nos gobiernen.
            «Y no cabe duda que, cuando las circunstancias parecen más adversas, cuando más negro vemos el panorama, la providencia actúa licitando a los líderes que el momento necesita.
            «Y estoy convencido de que ese es el caso que ahora se nos presenta en la persona de Pablo Cuarón». La tácita descalificación que hace de la labor de Carlos Borruel, como alcalde de Chihuahua, podría ser desmentida por cualquier encuesta sobre el papel jugado por el joven alcalde chihuahuense.
El entusiasmo que despierta en Pancho Barrio, Cuarón Galindo, tiene que ver más con la simpatía personal, que  con lo acreditado en los hechos, ya que ciertamente el empresario juarense no ha demostrado aptitudes para la función pública, puesto que nunca ha tenido un puesto en esa área para acreditarlo.
Mencionamos líneas arriba la frustrada incursión de 1989, con el mismo padrinazgo, en donde por cierto se dio el primer abucheo de panistas a Barrio Terrazas, organizada por Ramón Galindo, quien operaba a favor de Gustavo Elizondo, quien enfrentaba precisamente a Cuarón Galindo.
Otra vez se enfrenta las mismas fuerzas internas en pugna, como en la candidatura para del Senado que disputaron Ramón Galindo y Javier Corral, que terminó en una acusación de fraude a favor de Corral, por parte de Galindo Noriega y la consecuente expulsión del hoy senador por un año de las actividades partiditas.
A la caída libre que el PAN tuvo en las elecciones del año pasado y las expectativas poco halagadoras para el presente, los panistas se empeñan en hacer más difícil los triunfos propios y sin querer alientan el fortalecimiento del PRI. Es la simple añoranza del poder de la «Happy family», el poder y sus arrimadijos, que suelen ser altos salarios, bonos, celulares pagados, vehículos con gasolina y chofer incluido, en fin todas las delicias reservadas a los hombres del poder, ciertamente sin importar del partido que provengan. Simple añoranza…
           


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