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jueves, 19 de agosto de 2010

Replantear "guerra" (II)... La guerra termina en negociación

Por Antonio Pinedo


    El narcotráfico es un problema global, sesenta países producen algún tipo de estupefacientes y se consumen en todo el  orbe. México no es primer lugar en la producción de ningún sicotrópico, ni tiene el primer lugar en el consumo de alguno de ellos… ¿Entonces, por qué estamos en «guerra»?
Asunto global
El  problema del narcotráfico tan globalizado está que  el sheriff del Condado de Los Ángeles, California,  Lee Baca, recomienda al gobierno mexicano que se siente a negociar con el crimen organizado. Ya una declaración parecida del ex vocero del presidente Vicente Fox, Rubén Aguilar, había despertado una tormenta de críticas, porque tal afirmación es políticamente incorrecta, aun cuando de los más de doscientos países que conforman el planeta, sólo México ha declarado «la guerra» al narcotráfico, delito que aún no cumple el centenario, ya que la primera prohibición fue el consumo de opio en el año de 1914, por parte de los Estados Unidos y fue hasta 1937 que Franklin D. Roosevelt prohibió la mariguana.
    La respuesta de Rubén Aguilar, fue asociarse con el escritor Jorge Castañeda y juntos publicar un libro que se llama «La guerra fallida», en la que con datos duros, demuestran por lo menos que la estrategia para combatir el narcotráfico es equivocada, ya que hablar de su tolerancia o negociar con los narcos, es, reiteramos, políticamente incorrecto.
    La Unidad Contra el Crimen de la Organización de las Naciones Unidas, revela datos y actualiza constantemente su página en Internet, en donde da luz sobre el estado de la situación. Así es como sabemos que los consumidores principales de cocaína per cápita en el mundo son los españoles, con un tres por ciento de la población y le siguen los italianos; también sabemos que los principales consumidores de «éxtasis» en el mundo son los australianos o que El Salvador es el principal consumidor de anfetaminas.
    La mayor prevalecencia de consumo de heroína es en Irán, país islámico y fundamentalista. Por regiones se consume más mariguana en África o mejor dicho es la droga favorita; en América los gustos se dividen entre la cocaína y la mariguana, especialmente y en Asia y Europa, prefieren las opiáceas.
    Canadá exporta mariguana de gran potencia cultivada en invernaderos y en general su consumo de drogas per cápita es superior al de los Estados Unidos, que es el mercado más atractivo, por su número de habitantes y la capacidad económica de sus ciudadanos.
    Los Estados Unidos producen más mariguana que México, pero su consumo es tan alto, que tiene que importar parte del producto para cubrir sus necesidades.
    El aumento en el consumo de drogas viene aparejado con la mejoría en la economía familiar, ya que primero se cubren las necesidades básicas y luego se piensa en la recreación, como norma general, por supuesto con excepciones. El caso de Brasil ilustra la anterior aseveración. No tiene cárteles de droga, ni se produce ninguna en su territorio, pero el aumento en el consumo se está dando a medida que mejora el ingreso de los brasileños.
    En base a lo anterior es muy difícil dar por confiable la aseveración de que en México, está aumentado en forma muy rápida y preocupante el consumo de drogas, sobre todo con el creciente desempleo y la crisis económica que sólo en lo que va del presente sexenio aumentó en seis millones de personas el número de pobres en extremo en el país.
 
  México en guerra
    El panorama mundial no indicaría que México se diera a la cruzada de combatir de la manera en que lo está haciendo el trasiego de estupefacientes. Por lo menos no con la actual estrategia y menos se justifica ir por recetas a Colombia y a la ciudad de Medellín, cuando este país a raíz de que «ganó» la guerra en los años noventas ha aumentado su producción y exportación de cocaína y la ciudad de Medellín, es la segunda en violencia en el mundo, sólo por debajo de Bangkok y seguida de Ciudad Juárez. Cómo se explican los constantes viajes de las autoridades municipales a una ciudad más violenta que Juárez, para ver como atacan la criminalidad en ella.
    Ahora bien, el presidente Felipe Calderón, el once de diciembre de 2006 inició lo que él llamó «guerra» contra el narcotráfico, conflicto que se alarga y parece interminable y es entonces cuando se vale pensar en los grandes estudiosos y teóricos de la guerra, como el prusiano Carl von Clausewitz, quien considera que política y guerra son una misma línea y que cuando la política, es decir, el sentarse a platicar, a negociar y superar la diferencias, falla, entonces estalla el conflicto armado, pero cuando la situación se define por las armas el final siempre será nuevamente sentarse a negociar la nueva situación.
Dice el alemán, que  «La guerra es la continuidad de la política por otros medios», entonces lo propuesto por el sheriff del condado  de Los Ángeles, Lee Baca, está dentro de esta lógica. Tal vez un cambio en la estrategia sería una buena manera de acabar con los miles de muertos que con su sangre riegan todo el territorio nacional, porque hablar de negociar con criminales es políticamente incorrecto, aunque  de cientos de países, sólo en México se combate en forma tan frontal el fenómeno que tendrá su primer centenario en 1914: el narcotráfico.
Cuando Colombia «ganó» la guerra, la cárcel en la que se internó a Pablo Escobar Gaviria, fue diseñada y financiada por el poderoso capo, algunos podrían pensar que se negoció, pero no se dijo.

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