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jueves, 19 de abril de 2012

Tras los pasos de… Guillermo Terrazas


1.- Hace unos días, en forma intempestiva fue retirado de su cargo el subcoordinador Zona Norte de Comunicación Social, del Gobierno del Estado; previo a la Semana Santa se dio el cambio inesperado de Jesús Meza Vega, quien regresa a su cátedra universitaria y deja la posición que se ganó desde la campaña de César Duarte Jáquez a la gubernatura, en su lugar, llega un locutor muy conocido en Ciudad Juárez sobre todo en los últimas décadas del siglo pasado: Guillermo Terrazas Villanueva, un locutor de voz privilegiada y ambición desmedida, con una historia digna de contarse y en general una historia negra. En la década de los setenta aún estaba muy fresco el fraude de Koskot, que no lo llevó a la cárcel, porque tiene la inclinación por las malas compañías, pero también la audacia y la buena suerte para salir bien librado.

2.- Después de Koskot, convenció a Domingo Salayandía, dueño mayoritario del diario La Crónica y lo tomaron por asalto allá por finales de  1974; en poco tiempo Aurelio Páez Chavira, llegó iracundo y lo corrió… pero ya había entrado en Terrazas Villanueva, el cosquilleo del periodismo, mismo que sólo había ejercido como locutor en  noticieros de radio. Reiteramos, gracias a su voz privilegiada que le hizo ganar incluso concursos de oratoria estatales en Acción Nacional, partido  en el que militó en su juventud.  Audaz y sin escrúpulos, poco cuidadoso al escoger amigos, le habló hábilmente al oído al narcotraficante del momento en Ciudad Juárez, el famoso ingeniero Arturo López, a quien en una noche de copas en el bar hoy llamado el Antifaz, ubicado en calles Hermanos Escobar y Costa Rica, convenció de que su poder sería total en la ciudad, con un diario.

3.- Poco conocedor del medio, cuando el jefe de la plaza le dijo que cuánto necesitaba para fundar un diario, pidió en su suprema ignorancia 80 mil dólares, entre los bebedores se encontraba el joven contador de Arturo López y ahí mismo frente a media docena de testigos, por lo menos la mitad vivos, le ordenó entregarle esa cantidad a Terrazas Villanueva. Con esos dólares inició la fundación de Diario de Juárez, hoy rebautizado simplemente como El Diario. Por supuesto con esa cantidad, lo más que llegó a tener fue una máquina de impresión de pliego y equipo de composición usado, pronto las dificultades crecieron, ya que el narcotraficante que había fundado el periódico cayó en una avioneta cargada de droga en los Estados Unidos, en ese momento Guillermo Terrazas y su recién nacido diario, entran en crisis: no hay para la nómina.

4.- Repasa su lista de amigos y ve en el próspero licorero Osvaldo Rodríguez Borunda una posibilidad de financiamiento. Rodríguez, quien había empezado muy joven en el negocio de la venta de licores en «Las perlas de Coyame», cayó. En un principio su inteligencia fue menospreciada por Terrazas Villanueva, quien lo incluyó en el directorio, con el rimbombante nombre de «Presidente del Consejo de Administración», sólo le faltó colocarlo al final del jefe de circulación, poco duró la humillación pública a Rodríguez Borunda, quien dotado de una inteligencia que lo había llevado a ser propietario de por lo menos 21 licorerías, pronto puso las cosas en orden y asumió la dirección del diario y llevó por lo menos por quince años su negocio original de licorero, con el de dueño de un periódico cotidiano. Bien, ese es a grandes rasgos Terrazas Villanueva, subcoordinador de Comunicación Social del estado en CJ. (Rodrigo Borja).

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