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jueves, 21 de marzo de 2013
Columna
Estrictamente personal
La importancia de llamarse Francisco
Por Antonio Pinedo
El
jueves pasado poco antes de las dos de la tarde interrumpen la programación de
la radio y dan un adelanto noticioso, la Fumata
bianca salió de la chimenea de la Capilla Sixtina: Habemus Papam, es argentino y escogió el nombre de Francisco. Me
dio un gusto que me hizo recordar la elección de Albino Luciani, Patriarca de Venecia,
como el Papa sucesor de Pablo VI a finales de agosto de 1978.
Siendo
como soy un católico de bodas, bautizos y sepelios, no había tenido ese sentimiento
desde la llegada de «El Papa de septiembre», como lo llamó la revista Times o el «Papa de la sonrisa» como más
generalmente ha sido recordado. Albino Luciani despertó en mi una simpatía
espontánea, que no volví a sentir por ningún Papa, ni por quienes en forma
generalizada es llamado un papa carismático y mediático como Juan Pablo II, ya no
se diga el rostro casi tétrico de Benedicto XVI, mismo que se endulzo y suavizó
en sus años de pontificado. No, Albino Luciani, Juan Pablo I, fue mi Papa y los
mismos sentimientos y entusiasmo me causó las primeras noticias sobre la
elección de Jorge Mario Bergoglio.
Recuerdo
que inmediatamente pensé en la portada de Semanario
y en un encabezado que dijera «Histórico y esperanzador», lo de histórico no
requiere ninguna explicación, por primera vez en dos mil años un Papa de
América y latinoamericano, era electo en el conclave cardenalicio. Lo de
esperanzador fue que escogiera el nombre de Francisco, pensé inmediatamente en
San Francisco de Asís, quien pregonó la humildad y la opción por los pobres. Si
definitivamente el, nombre de Francisco era de gran importancia, ninguno de sus
antecesores en 800 años había pensado en
il poverello d´Assisi.
Albino,
rindió homenaje a sus inmediatos antecesores, al revolucionario Juan XXIII
—recordemos el Concilio Vaticano II— y al Papa inmediato Pablo VI. Karol, quien llegó de Cracovia en Polonia,
rindió homenaje a los tres anteriores. Benedicto, lo explicó en su momento, se
inspiró en Benedicto XV, quien durante la Primera Guerra Mundial, hizo notables
esfuerzos por la paz.
El nombre de Francisco
El
entusiasmo que me causó saber que había escogido llamarse igual que como ha
pasado a la historia Giovanni di Bernardone, Francesco, quien trascendió los
siglos por el apodo que le puso su padre, un próspero comerciante de Asís,
quien le llamaba «mi pequeño francesito» ya que su madre era francesa… en
fin, en la vorágine que me causó las
primeras noticias, a mi mente vino el título de una novela de Oscar Wilde: The
importance of Being Earnest, quien al español pasó con la mala traducción
de «La importancia de llamarse Ernesto», tampoco don Alfonso Reyes se lució con
su traducción «La importancia de ser Severo», fueron mejores los catalanes con
«La importancia de ser Frank» (honesto). En fin, así surgió el titulo de esta
columna, aún en el entusiasmo que me despertó la elección de Francisco como
nombre.
En
la redacción de Semanario, el
entusiasmo se troncó en incertidumbre, bien por el nombre, pero Diana Marcela,
me dice con escepticismo, «yo más que el nombre lo juzgaría por su background»
y del portal de El País, de España, me lee un articulo completo, sobre la
biografía de Bergoglio, y veo las fotos con Videla, una en donde lo saluda,
otra en donde simplemente están acompañados y una más en donde le está dando la
ostia. Mi entusiasmo mengua cuando leo que si no colaboró con la dictadura de
Jorge Rafael Videla, por lo menos se
quedó callado.
Al
parecer no fue de los sacerdotes argentinos que presenciaban torturas y luego
de las mismas se acercaban al ensangrentado preso, pidiéndoles que confesaran
para dejar de sufrir. Pero no levantó la voz, como la ha levantado contra los
Kirchner por populistas.
La
Iglesia argentina, fue colaboracionista con la dictadura, lo mejor que se puede
decir de ella es que guardó silencio, algo que por ejemplo la iglesia chilena y
la brasileña, se negaron a hacer, optaron decididamente por los perseguidos,
desaparecidos y torturados por los militares.
A
mi entusiasmo original y mi decepción posterior, surgió el sentimiento de duda
y la necesidad de darle ese beneficio a quien también vi en fotos sentado como
cualquier bonaerense en el tranvía, en el transporte público. Leo que prepara
su propia comida y que busca la cercanía con las personas.
Antes
de cerrar la edición, el Papa explica el porqué de Francisco. Efectivamente
pensó en «El pobrecillo de Asís». El Papa Francisco se tardó en explicar cómo
escogió el nombre y se han despertado especulaciones como la de que su
inspiración era San Francisco de Borja, cofundador de la Compañía de Jesús
junto con Iñigo de Lozoya
Las
crónicas coinciden: «En un tono amable y desenfadado, el Papa Francisco
agradeció la labor de los medios de comunicación y relató cómo fue el proceso
de elección de su nombre como Papa. Según su testimonio, cuando iban subiendo
los votos y alcanzando la votación requerida para su elección, Jorge Mario
Bergoglio tenía a su lado al arzobispo de Sao Paulo que le iba animando y dando
apoyo. Cuando tras la última votación salió elegido, el arzobispo le dijo: «No
te olvides de los pobres». Mi entusiasmo original, ya no es el mismo, creo que
Albino Luciani, a quien seguí con entusiasmo por 33 días, sigue siendo mi
favorito, pero la controversial biografía de Bergoglio, me llama a dar el
beneficio de la duda, el tiempo dirá si hay redención.
No es un
ortodoxo, ni un reformista, es un moderado, al parecer la iglesia quiere dar un
paso adelante, pero sólo un pequeño paso, no el salto que por algunos momentos
soñé.
Es
importante el nombre de Francisco, quien murió muy joven y con llagas en manos
y pies, por su contacto con los leprosos, a los que no se negó a atender ni
trató como indeseables, Es más importante y significativo que las heridas de San
Francisco venga de su contacto con los más olvidados y desprotegidos de la
época que de estigmas que lo acercan a Jesucristo.
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