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jueves, 21 de marzo de 2013
El papa que viene del Sur
Por Rodrigo Borja
Jorge
Mario Bergoglio, argentino, el primer jesuita en ocupar el solio pontificio, en
su primer aparición pública como el Papa Francisco, se veía abrumado,
extremadamente serio, incluso tímido, el peso de la responsabilidad se sentía
en sus hombros, su inicial y tímida bendición contrasta con el entusiasmo de
los miles de congregados, que esperan el humo blanco.
Por
primer vez un Papa que no es nacido en el viejo continente y toma el nombre de
Francisco, inspirado en san Francisco de Asís, quien se distinguió por su
cercanía a los pobres, en escasas horas se escrudiña el pasado, es
controversial, conviven en su pasado un joven provincial de la Compañía de
Jesús, que es acusado de colaboracionistas con el régimen militar de Jorge
Rafael Videla, un cardenal, que viaja en el transporte público y busca la cercanía
con las personas, alegre, jovial y muy confrontado con el régimen de los Kirchner,
quienes han gobernado argentina por tres períodos consecutivos, el primero con Néstor
Kirchner y su viuda Cristina Fernández, está en su segundo mandato de gobierno
luego de ser reelecta.
Este
es su pasaje más oscuro: Con solo 37 años llegó a ser el jefe de los jesuitas
de su país. En aquel tiempo, el régimen militar secuestró a dos sacerdotes de
su congregación que actuaban en barrios pobres de Buenos Aires y que tenían
posiciones progresistas, Orlando Yorio y Francisco Jalics. En organismos de
defensa de los derechos humanos se lo acusa de que, como provincial de los
jesuitas, denunció ante la dictadura que ambos eran guerrilleros. Bergoglio
dijo, en cambio, que hizo gestiones ante el entonces dictador argentino, Jorge
Videla, para que fueran liberados, lo que finalmente sucedió.
Su
aspecto tímido y recatado contrasta con una biografía plena en desencuentros,
incluso entre los miembros de su propia orden, quienes lo acusan de callar ante
la brutalidad del régimen militar de Rafael Videla, a los que no se enfrentó en
ningún momento, y menos con la tenacidad que lo ha hecho con los Kirchner, a
quienes acusan de populistas.
El más italiano de los papas no
italianos
Los
vaticinios saben la determinación de los cardenales italianos de regresar el
pontificado a uno de los suyos luego de un polaco y un alemán. No podía tener
mejor arreglo, llegó el más italiano de los papas no italianos, ya que Jorge
Mario Bergoglio es nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, y es hijo
de un matrimonio de italianos que emigraron al cono sur del continente.
Se
inclinó por el sacerdocio a los 21 años, luego de haber realizado estudios de
químico, su carrera fue meteórica y para 1973 ya era Provincial de Buenos
Aires. Juan Pablo II lo elevó al cardenalato y mantiene muy buenas relaciones
con la Curia española, de ahí que se dé por probable, que de los españoles
salgan algunos de sus principales colaboradores.
«La guerra de Dios»
Francisco
ha sido un prelado muy ligado a las vicisitudes de Argentina, su última
intervención lo enfrentó a la presidenta Cristina Fernández, por la ley que
aprobaba el matrimonio entre personas del mismo sexo, el 9 de julio de 2010,
días antes Bergoglio publicó una carta pastoral calificado como una «guerra
contra Dios», dicha ley. Cristina por su parte calificó la acción del entonces cardenal,
como una acción de tiempos medievales e inquisitoriales.
Con
motivo de esta polémica volvieron a surgir las acusaciones sobre la entrega de
dos sacerdotes jesuitas por parte de Bergoglio, que se hallaban en pleno
compromiso de la Teología de la Liberación, lo que dio motivo a que el hoy Papa
se defendiera con un libro titulado «El jesuita», en la que intenta una defensa
de las acusaciones, pero los analistas coinciden en afirmar que elude el asunto
de la desaparición y tortura por cinco meses de los dos sacerdotes de la
Compañía.
Se
le acuso de estar inmiscuido en el robo de bebés nacidos en mazmorras de la
dictadura, incluso por la Fiscalía de Buenos Aires, pero sobre todo por «Las
Madres de Mayo», quienes no festejaron su ascenso al solio pontificio de
Bergoglio.
El
país de España publicó recientemente un testimonio sobre el caso: «A viva voz
la hija de Licha, —Alicia de la Cuadra— fallecida en 2008 a los 93 años, le
reclamó al Tribunal Oral Federal —que juzga entre otros a los ex dictadores Videla y Bignone por la apropiación
de las criaturas hijas de desaparecidos—, que cite a declarar a Bergoglio como
testigo, se publicó entonces. El cardenal replicó siempre que se trataba de una
persecución calumniosa a la Iglesia y llamó traidores a quienes “maldicen el
pasado”.» El pasado y las dudas persiguen a Francisco.
Volvió la sonrisa
Luego
de su primera aparición pública en la que se veía abrumado, ya poco más tarde
Francisco se ríe y bromea y muestra su actual talante, en lugar de abordar el
vehículo oficial para trasladarse a sus habitaciones, toma el transporte
público, junto con sus electores.
Unos
días antes no se veía en el horizonte al argentino, no figuraba en la lista de
ningún vaticanólogo, sobre todo por la edad, al parecer existía la idea de un
pontificado largo.
Se
esperaba un Papa vigoroso que enfrentara el legado de Juan Pablo II, el
pontífice carismático que encubrió a Marcial Maciel y sus vicios. Se esperaba
un Papa joven, sin nexos con la Curia
Vaticana, o mejor dicho con la burocracia
de Roma, para iniciar el aggiornamento —actualización— que la
Iglesia.
Un moderado
El
primer Papa latinoamericano siempre se ha mantenido fiel a la doctrina
católica. No proviene de las corrientes progresistas ni de la Teología de la
Liberación. Bergoglio, no obstante, lejos está de representar el ala más
conservadora de la Iglesia católica. Él siempre representó la alternativa
frente a los más ortodoxos del catolicismo argentino. Este sacerdote de la
Compañía de Jesús, muchas veces enfrentada con Roma y en los últimos tiempos
con el Opus Dei, también se ha distinguido por permitir que los curas más
progresistas de su diócesis se desempeñaran con bastante libertad.
En
2005, cuando fue elegido papa Benedicto XVI, Bergoglio fue el candidato
opositor, el que representaba a la moderación frente al más extremo
conservadurismo. El Papa argentino además no tiene nada que ver con la
burocracia vaticana. Hay testimonios de que poco le gustaba tener que viajar a
Roma.
Habemus papam, entre
sorpresa, esperanzas y alegría. Es latinoamericano y aunque mucho se ha
ventilado su biografía, aún quedan muchas dudas por disiparse.
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