Los cien días

Se ha vuelto una especie de tradición en la política mexicana, que luego de cien días de gobierno en cualquiera de sus esferas, se haga un balance de este primera centena al frente del Ejecutivo ya sea éste a nivel municipal, estatal o federal, que en este momento es el caso, los cien primero días de Enrique Peña Nieto.

Es claro que entre sus primeras cartas de presentación está el desistimiento de la controversia por la Ley de Víctimas y la Reforma Educativa, que ya ha sacado a cientos de maestros a la calle.

El análisis de los primeros poco más de tres meses, son en gran medida el afán de los medios de comunicación del país, por tener una historia más que contar, no hay ningún elemento de otro tipo para darle importancia a este plazo, por lo menos no ninguno que vaya más allá del conmemorar todo lo que termine en cero y cinco, ya sea los primeros diez años, el primer siglo o bien los primeros 150 años de algún acontecimiento.

En el caso de una administración se tienen los multicitados primeros cien días, la mitad del sexenio y por supuesto cada año de los seis cumplidos o por cumplirse, pero insistimos, nada fuera de ese afán de recapitular en los ceros y los cincos, hace de esto un asunto especial.

Sin embargo, en los primero cien días que están por cumplirse para Enrique Peña Nieto, se puede hablar de términos generales de una actividad muy acelerada por sentar bases de un gobierno que pueda ser exitoso y en los últimos días se ha puesto un énfasis especial en contabilizar los muertos y los desaparecidos en el sexenio anterior: 70 mil muertos es la cifra oficial que el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, dio a conocer y más de 21,100, los que Lía Limón, dio a conocer sobre los desaparecidos.

Dar a conocer estas cifras, evidentemente llevan el propósito de que quede claro el deslinde sobre el violento sexenio de Felipe Calderón, y el actual, que ha desterrado de su discurso cotidiano, la palabras guerra y narcotráfico.

Los primeros cien días se marcan entonces por El Pacto por México, que demuestra una gran capacidad de concertación por el gobierno en turno con las fuerzas políticas opositoras y la implementación que ya empieza a tener oposición de la Reforma Educativa, pero ningún asunto que tenga que ver con la cosa pública, debiera tener un termino de cien días para su culminación con éxito o en caso contrario para contabilizarlo como un fracaso. Démonos más tiempo como país, los rezagos son muy grandes. Seamos realistas.

Editorial 1073